La Universidad que necesitamos en el Próximo Siglo
Dr. Álvaro Monterrosa Castro, M.D
Margarita Frias Utria
Se hace necesario que los docentes, estudiantes y padres de familia, nos hagamos unos interrogantes.
¿Qué hemos hecho hasta aquí?. ¿Qué necesitamos para el próximo siglo?. Es evidente y claro que para el futuro vamos a necesitar que en primera instancia en los campos y ciudades renazca la esperanza, que se dé el nacimiento de un nuevo sol que nos devuelva al hombre en su capacidad de amar y servir a los demás, un individuo que sea capaz de producir e innovar, teniendo en cuanta los adelantos existentes.
La historia ha demostrado que las sociedades cambian a partir de sus renovaciones educativas. Proceso lento pero real. Es valida aquí la afirmación de MacMilton Vincen Vives, quien en su texto Educación y cambio Económico dice: ” los cambios que se dan en la sociedad se darán desde la educación o no se darán “. En este sentido las Universidades deben ser las llamadas a generar los cambios socio – económicos y políticos de las regiones, contribuyendo también en el afianzamiento cultural y científico de las mismas, pero sobretodo al cambio de consciencia, siendo gestora de un hombre nuevo e integro que se proyecte adecuadamente sobre las generaciones venideras.
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Hoy la educación está urgida de un alto en el camino.
Se debe renovar la Universidad, al tanto se replantean las prácticas educativas, y se involucra en todo el proceso a la sociedad, para rescatar los valores inherentes al ser humano, lo que permitiría humanizar al hombre sin apartarlo de la ciencia y la tecnología. En procura de masificar la educación se debe facilitar el ingreso a las Universidades a jóvenes de cualquier clase social, reduciendo las exigencias económicas, ampliando la cobertura mediante estrategias amplias y flexibles, donde se favorezca especialmente a las clases marginadas, asegurando de esta manera que el progreso socio – económico, tecnológico y científico llegue a todas las esferas de la sociedad, sociedad urgida no solamente de avances científicos y culturales, sino también de un desarrollo humano integral que facilite la convivencia pacifica, y donde se tenga como principio fundamental la prevalencia del bien común.
La Universidad debería apoyarse en una estructura administrativa de veras democrática, con objetivos claros y capaz de responder a la comunidad con la cual está comprometida:
Mostrando gran competencia para organizar el funcionamiento interno de la institución. Son importantes al respecto los aportes que en su texto ” La idea de la Universidad “, incluido en el libro ” El Concepto de Universidad”, nos presenta Jaime Castrejón Diez. En su modelo, propone dicho autor lo importantes que sería la jerarquía en las relaciones de autoridad y el mantenimiento de unos canales de comunicación eficientes. Del modelo político revisado, se tomaría la departamentalización académica como cuerpo organizativo, interactuando por tanto dichos Departamentos de una manera interdisciplinaria. Esto sería de gran importancia, ya que tendrían ellos la responsabilidad de organizar los currículos y planear los respectivos programas de actualización científica y pedagógica de los maestros y la cualificación del personal de las diferentes dependencias universitarias. En especial los Departamentos tendrían la función básica relacionada con el fortalecimiento de la investigación científica y de los procesos de formación integral.
Para establecer nuevas carreras, lo primordial en la Universidad es el conocimiento del entorno y sólo a partir de las necesidades básicas y reales de la sociedad misma, implementar nuevos programas de estudio.
Los docentes deberían además de sus salarios básicos, recibir auxilios o becas para estudios e incentivos al lograr destacarse dentro del campo de la investigación científica.
Los estudiantes deberían tener una activa participación a través del consejo estudiantil. Se establecerían estímulos para los alumnos que se destaquen en sus respectivas facultades, sentando de esta manera las bases para gestar la formación de lideres capaces de generar desarrollo y cambios en las comunidades, por consiguiente las regiones del país se beneficiarían desde el punto de vista tecnológico, científico y cultural, saliendo del estancamiento, muchas de la marginalidad y del olvido, en que están sumidas hoy día.
En todas las carreras se tendría en cuenta la proyección y prestación de un servicio social a la comunidad, ya que uno de los principios fundamentales sería contribuir a proporcionar bienestar social a los sectores subnormales en la zona de influencia de la Universidad. Los períodos de prácticas en programas comunitarios, contribuirían y serían la vez, dinamizadores de los procesos de cambio que la sociedad necesita. Se utilizarían los recursos propios de la región y la Universidad sería capaz de velar por el buen funcionamiento de los programas y aportar avances científicos, teniendo en cuenta que los dirigentes previamente formados en ella con sólidos principios filosóficos y humanísticos, y bajo parámetros de justicia social, serían ajenos a la corrupción y al delito, teniendo como principios y valores: la justicia, la equidad, la lealtad, la ética y sobre todo la responsabilidad para mantener la autonomía institucional.
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