Sistema inmunológico y Psicosoma
Inmunología y su relación con el sistema nervioso central
Dentro de todos estos textos del campo de las neurociencias hay que incluir el de la inmunología y su relación con el sistema nervioso central así como otras partes del cuerpo a través de las vías sensoriales y el intercambio con el medio ambiente.
En textos anteriores se mencionó como existen mediadores químicos específicos y moléculas mensajeras, receptoras y transmisoras que pueden actuar como señales no solo para sus propios sistemas sino para los externos (endo y exocitosis) lo que implica todo un intercambio molecular entre los sistemas moleculares; por ejemplo los glóbulos blancos producen pequeñas proteínas llamadas “citoquinas que coordinan directamente la respuesta de otras partes del sistema inmunológico” con el fin de luchar contra los virus; así mismo existen otras reacciones alérgicas en las que participan proteínas patógenas o valdría la pena llamarlas proteínas desordenadoras.
“Las citoquinas como el interleukin-1 y el interleukin-2 actúan como señales químicas entre las células inmunes y otros tipos de células y órganos”; a la vez, aquellas cruzan la barrera del cerebro al cual estimulan en especial al eje SPA (Sistema suprarrenal adrenal) el cual se interrelaciona con el sistema hipotalámico, la pituitaria y el sistema neurovegetativo.
De la lectura sobre “Los sensores innatos microbianos y su relevancia con la alergia”100 (traducción mía) que se relaciona con la inmunología, me dejó la siguiente reflexión: El sistema inmune innato implica que la programación genética viene codificada por un mecanismo defensivo biológico, el cual determina los senso-receptores proteínicos con reacciones o repuestas apropiadas para detectar incompatibilidades en la organización molecular entre receptores e invasores microbianos; para ello se requiere del mecanismo de reconocimiento de la diferencia del agente extraño que puede producir disarmonías y/o desórdenes.
Molécula proteínica
La molécula proteínica puede ser de distinta índole; sin embargo, está preparada para detectar el potencial dismétrico y luego reaccionar para inhibir aquel potencial, agente productor del posible desorden. Estos mecanismos bioeléctricos serían los que actuarían como reguladores para proteger el desarrollo de respuestas inmunológicas.
Todo esto equivaldría a la prevención de receptores péptidos antimicrobianos, como patrones moleculares patógenos asociados (PAMPs) y patrones receptores de reconocimiento (PRRs), y receptores tipo C leptinas (CLR) y los NOD o nucleótidos receptores ordenados dominantes.
Pienso que estos programas y mecanismos moleculares corresponden a una experiencia en todo el proceso evolutivo en que participa el aprendizaje. A la vez, en el escrito se habla de senso-receptores al hacerlo inmediatamente pensamos en las leyes de la electrofísica y de la física cuántica que todavía está en desarrollo para la explicación e interpretación de todo este sistema inmunológico y por ende biológico.
(Lea También: Tratamientos para el Estrés y la Mente)
Estrés está propenso a reacciones alérgicas o a enfermedades virales
Por todos es bien conocido cómo un sujeto en “estrés” está propenso a reacciones alérgicas o a enfermedades virales por baja de autodefensas del sistema inmunológico. Los enfermos de asma, estados gripales frecuentes, erupciones superficiales, tienen su relación con la psico-neuro-inmunodeficiencia.
De aquí que sensoreceptores proteínicos sirven como mensajeros fisicoquímicos que operan con reacciones y respuestas en el cerebro y el sistema inmunológico correlacionándose con las acciones del SNA y sus mediadores químicos; esto nos hace pensar que todo el cerebro emocional y en especial las emociones positivas o negativas son resultado de factores de los ya nombrados sistemas (SNC, SNV, SE, SI, SP). Por lo expuesto podemos concluir que un sujeto con un equilibrio en el sistema límbico emocional está mejor dotado en su sistema autoinmunológico por que maneja el estrés en forma más adecuada; las personas así son optimistas, tolerantes, comprensibles, capaces de resistir circunstancias penosas, aun problemas de salud con esperanza y tienen capacidad de recuperación.
En diciembre del 2008 en el Instituto Científico Weizmann en Israel conducido por el Profesor Michal Schwartz del Departamento de Neurobiología reportó cómo el deterioro de la memoria y la capacidad de aprendizaje en la edad avanzada, está también asociadas con células que tienen la capacidad cognitiva y a la vez relacionadas con la autoinmunidad; recuérdese aquí que el hipocampo es una región cerebral en donde se regula el aprendizaje y la memoria, y, como ya se mencionó las células autoinmunológicas descritas por Schwartz tendrían la capacidad potencial de “combatir las condiciones debilitantes y degenerativas” como en las enfermedades de Alzheimer, Parkinson, Glaucoma, Esclerosis lateral amiotrófica, degeneraciones cerebrales o traumas o trombosis cerebrales.
Los estudios de Schwartz lo llevaron a concebir como las células T del sistema inmunológico (que reconoce las proteínas cerebrales) pueden formar nuevas células manteniendo las funciones de memoria y aprendizaje. Existe otra reflexión al respecto y es la que se refiere a que las células T no afectan el nivel de inteligencia, la motivación, sino que permiten el potencial de la capacidad mental.
“El conocer que el sistema inmunológico contribuye a la neurogénesis tiene implicaciones de gran valor para las personas mayores en donde se supone con evidencias que con la edad se disminuye la formación de células cerebrales nuevas”, (Lewitus GM., Schwartz M., 2008)101 , (Ziv Y., Schwartz M., et. al., 2006)102 . En enero del 2006 se hizo la publicación sobre cómo “las células inmunológicas ayudan a mantener la renovación de las células del cerebro”. Este trabajo fue realizado por Judy Siegel Itzcovich”103 .
Es obvio que entre el Yo psíquico y el corporal, exista una interrelación con los diferentes sistemas (nervioso, inmunológico, endocrino), que a la vez tienen sus motores en el sistema cardiovascular, respiratorio y metabólico y en las sensopercepciones, todos los cuales integran las diferente funciones y hacen posible conocer y reconocer lo que pertenece al sí mismo, o lo que es y no es, o lo que no pertenece, sino que es extraño; de ahí el reconocimiento; por ejemplo el sistema inmunológico puede conocer sus propias células sin neutralizarlas o destruirlas funcionalmente, cuando es necesario; de tal manera, su función primordial es la relación interna y la identidad molecular.
Sin embargo, todo el sistema inmunológico con los linfocitos tiene la capacidad de defensa en toda su red. Por su parte, la red inmunológica tiene sus respuestas reguladoras de sus niveles, dentro de las demás actividades de los distintos sistemas (Varela F., Coutinho A., 1991)104 .
Los estudiosos de esta temática como la de los sistemas, podrán encontrar que todo se interrelaciona o interactúa:
La mente y el cuerpo, el sistema nervioso y el inmunológico, así como el cognitivo, en un diálogo continuo. De tal manera, la psicología profunda es a la biología lo que ésta al medio ambiente social económico y de comunicaciones, y así todo se interrelacionaría.
Desde el punto de vista psicoanalítico, podemos entender que el Yo corporal y el Sí Mismo, el Self, es igual a la no contradicción, porque es lo mismo dentro y a la vez en toda la funcionalidad, la cual equivale a la complejidad dentro de cierto equilibrio; el “no ser”, el “sí mismo”, el no self, lo extraño, vendría a ser un objeto persecutorio que produce disfunciones, patologías y desequilibrios.
En todo esto intervienen no solamente el conocimiento, el pensamiento, la memoria, sino también todo lo psicoafectivo que está interconectado con las pulsiones, con las fantasías inconscientes en sus diferentes organizaciones.
Podemos concluir que los sistemas nervioso, endocrino e inmunológico son reguladores fundamentales de cuerpo-mente, en la red psicosomática.
De una u otra manera, tenemos que aceptar que en nuestro cuerpo existen polipéptidos, hormonas, neurotransmisores, endorfinas que conducen, controlan, transmiten, transforman, o transportan impulsos nerviosos por todo el organismo; así mismo, las manifestaciones emocionales psicoafectivas tienen un papel importante en la coordinación de las actividades inmunológicas, interconectando las actividades mentales, las emociones y todos los funcionamientos biológicos y de lo que ahora se preocupa la psicoinmunología. He aquí el núcleo de lo que entendemos como “red psicosomática”105 .
Si entendemos que nuestro cuerpo es un sistema autopoiésico que experimenta cambios estructurales continuos, en los que, por ejemplo, la mayoría de las células se reemplazan en corto tiempo de 24 a 72 horas, ello nos lleva a comprender también que el sistema nervioso de un organismo vivo cambia su interconexión, a la vez que realiza integraciones y controles con cada percepción sensorial y solamente el medio ambiente sirve para retroalimentar el primero y poder realizar cambios pero sin especificarlos, ni los dirige; estos dos últimos hechos (retroalimentación y cambios) son realizados en el interior del cuerpo.
Actualmente se considera que los péptidos son la manifestación bioquímica de las emociones, las que tienen su centro en el sistema límbico, y que la mayoría de aquéllos alteran el comportamiento, el estado de ánimo y, a la vez, pueden evocar un adecuado tono emocional con todo un lenguaje bioquímico de las emociones; sin embargo, no se ha logrado, y muy posiblemente será muy difícil conseguir que se determine si la fantasía inconsciente, las representaciones mentales y los conflictos y las organizaciones psicopatológicas, puedan tener toda una organización lingüística, en o con relación a los péptidos, en las interrelaciones con el sistema nervioso, especialmente con el sistema límbico.
Si esto último pudiera lograrse y comprobarse, nos encontraríamos con que existiría un puente directo entre el sistema neuro-físico-químico-eléctrico y el mundo psicoafectivo emocional con las percepciones sensoriales, los pensamientos, las funciones corporales, las cuales estarían teñidas por las emociones, puesto que en todas ellas intervienen los péptidos, y en cada órgano existe una inervación nerviosa con receptores y transmisores, lo que implica una red psicosomática de cognición.
De lo anteriormente expuesto, surgen algunas preguntas: ¿estamos hablando solamente de información, cognición, memoria, emoción, comunicación, lenguaje, aprendizaje, reconocimiento, signos y relaciones para llegar al símbolo, coordinación, comportamiento innato, instinto, pulsiones, todo lo cual nos lleva a una consciencia y a un conocer? ¿Qué y cómo sabemos la forma de explicar la conciencia en términos de efectos cuánticos en el cerebro y en los procesos neurofisiológicos? La respuesta es negativa.
Ideas, conceptos, intuiciones por ahora son inaccesibles a la física o a la química con explicaciones muy precisas y completas; sin embargo, tienen su relación en las diferentes acciones o interacciones cuerpo-mente, en una forma sincronizada de oscilaciones en los potenciales eléctricos que pueden registrarse; más aún, los sistemas, en sus actividades consciente e inconsciente, pueden ser reconocidos a través de las diferentes oscilaciones rítmicas de los diversos circuitos neuronales.
Muy posiblemente la nueva tecnología nos llevará a comprobar los postulados freudianos, y muchos postfreudianos; para ello se requiere de una gran tolerancia, apertura y flexibilidad conceptual, en los diferentes puntos referenciales, no sin hacer comparaciones y aceptar diferencias, y buscar caminos de unidad o interrelación de sistemas, con estabilidades y cambios, al mismo tiempo no quedándonos en lo dogmático tradicional, sino por el contrario pudiendo aceptar innovaciones ordenadas con libertad.
Cuando me refiero a diferencias, lo hago en el sentido no solamente orgánico y funcional, sino a los contenidos, a los órganos, a los diferentes sistemas psíquicos y biológicos, todos los cuales, como ya se anotó en diferentes partes, interactúan en forma compleja y no lineal.
Actualmente las neurociencias que siguen el modelo informático de la cognición describen la comunicación en términos de mensajes o señales físicas objetivas, con frecuencias y registros que son enviados de un organismo a otro, y pueden ser codificados para luego ser transformados en representaciones mentales; todo esto nos permite adentrarnos en el mundo del lenguaje, de la comunicación, de la “autoconciencia” y del “conocimiento”; sin embargo, tanto el pensamiento abstracto como los conceptos, los símbolos, las fantasías inconscientes, todos los fenómenos psicodinámicos, y así mismo el “hecho de ser conscientes de que se conoce”, todavía es una incógnita desde esa perspectiva de las neurociencias.
En el presente Siglo XXI (2010), comprendemos cómo la unidad celular (como se explicita en otra parte), se ordena con partículas y átomos todos los cuales producen mayores organizaciones que actúan en diferentes funciones (transporte, recepción, control, activación, inhibición, regulación, coordinación, réplica, acople o enlace, cambio de potenciales adaptación y por ende supervivencia), para configurar todos aquellos funcionamientos se requiere de una operatividad en red para construir los sistemas vitales, y de ahí a la vez configurar una serie de programaciones (por ejemplo, los que observamos en las organizaciones genéticas del ADN).
De esto podemos inferir cómo a cada función le corresponde una o más operaciones físico-químicas, cuánticas con sus circuitos específicos aún no conocidos, pero que operan integrados de información106.
Por su parte los elementos químicos, y las fuerzas físicas se organizan progresivamente y producen patrones y sistemas de interrelación que darán lugar a estructuras ordenadas en un punto crítico, en el cual aparece un patrón de orden autoorganizado con retroalimentación, el que luego se selecciona y aparecen ciclos repetitivos catalíticos incrementándose el nivel de reacción para formar redes más complejas, y para luego ser capaz no sólo de reconocer unirse, reunirse, sino también reproducirse y corregir errores de transmisión, y recepción.
Todo esto pertenece a las organizaciones de los sistemas precursores de la vida, los que luego, a través de nuevos reordenamientos y ciclos circulares, van a dar paso al proceso evolutivo, circular vital, con la capacidad de autoorganización y autoreferentes.
La mayor organización viva conocida está en el ser humano y en el aparato mental, el cual pertenece al sistema vivo abierto que se le alimenta de energía y de pulsiones libidinales. Téngase en cuenta que la naturaleza está hecha para organizarse en múltiples conjuntos y a la vez funciones equilibrantes, compensatorias, las cuales pueden pasar por momentos inestables y así con cambios continuos de desequilibrio, desorden con lo cual se origina toda una dinámica.
No es difícil afirmar que sin la organización neuronal no es posible la percepción; sin embargo, esto último no significa que haya una representación de la realidad externa; lo que ocurre en aquella organización, es que existe una serie de interrelaciones y creaciones continuas de nuevas relaciones en el interior de la red neuronal, lo cual da como resultado la producción o “aparición de la fantasía inconsciente”, que puede repetirse como otro patrón; si bien conocemos cómo la parte no es el todo, sí puede ser un patrón.
Desde el punto de vista psicoanalítico el cambio de objetos se refiere a sus relaciones, a los esquemas y los vínculos; los objetos en sí mismos pertenecen a redes de relaciones e interrelaciones, y los vínculos pueden, como ya se expresó en otra parte, tener jerarquías y complejidades.
La complejidad reside en la participación de múltiples informaciones, cogniciones, en los distintos sistemas psíquico somático biológico, con sus diferentes redes y en la que aparece la fantasía inconsciente, la que, como ya se explicita en otra parte, es de una gran complejidad y desorden, y que al aparecer en sus derivados (síntomas psíquicos, somáticos, sueños, acciones) tienen la posibilidad de reordenarse.
De todos estos textos podemos inferir que en los puentes entre soma y psiquis, se encuentran todos los mecanismos que organizan e integran la conciencia, como otro hecho psíquico, proveniente de toda la interrelación neuroquímica que produce e integra sensopercepciones para conocer, reconocer, aprender, tener conciencia que se conoce o pensar pensamientos.
En otras palabras es la unidad cuerpo-mente con y en sus interrelaciones e interfunciones con los que se construye el puente de comprensión entre esos dos mundos, físico y mental, y, cómo en el fondo, llegamos a la materia y energía.
En la revisión de los textos anteriores se encuentra cómo existe la interrelación soma-mente (psiquis) debido a las interacciones entre los diferentes sistemas, especialmente el neurovegetativo, el endocrino, el inmunológico y el sistema psíquico, todos ellos pertenecientes al SNC y SNP; de ahí el término “psicosoma”.
Como estos textos no tratan de desarrollar el tema de la “medicina psicosomática” no me voy a detener y demostrar los últimos estudios al respecto; sin embargo, quiero hacer alusión a lo que enuncié al principio de este texto cómo a mediados del Siglo pasado, mi tesis doctoral se tituló “La psicosomática de la insuficiencia suprarrenal” y allí hice mención en como ciertas regiones de la corteza cerebral (especialmente precentral y prefrontal), el tálamo, el hipotálamo y el tronco cerebral, están encargadas de regular y servir de mediadoras de los complejos patrones coordinados de actividad corporal que son característicos de los estados emocionales.
98 Jácome Roca A., (2005). “Fisiología Endocrina” Cap. 9: “Sistema Neuro (inmuno) Endocrino Difuso”, pág. 109 a 120, Academia Nacional de Medicina, Bogotá-Colombia.
99 Sánchez Medina G., (2002). “El Psicoanálisis y la Teoría de la Complejidad”, Cap. XV: “Sistemas Cognitivos y Biológicos. La red psicosomática”, págs.. 191-196, Cargraphics, Bogotá-Colombia
100 En enero del año 2009 llegó a mis manos, gracias al Académico Mario Sánchez Medina, el escrito: “Innate microbial sensors and their relevante to allergy” del doctor Andrew H. Liu de Denver, Colorado. Publicado en Clinical reviews in Allergy and Immunology en Octubre 2: 2008, pág. 846.
101 Lewitus, G. M., Cohen, H., and Schwartz, M. (2008). Reducing post-traumatic anxiety by immunization. Brain Behav Immun. 22:1108-1114.
102 Ziv, Y., Avidan, H., Pluchino, S., Martino, G., and Schwartz, M. (2006). “Synergy between immune cells and adult neural stem/progenitor cells promotes functional recovery from spinal cord injury”. Proc. Natl. Acad. Sci. U. S. A. 103:13174-13179.
103 Siegel Itzcovich, J., (2006). “Las células inmunológicas ayudan a mantener la renovación de las células del cerebro”, martes 17 de Enero. www.elreloj.com/article.php?id=16652.
104 Varela R., Coutinho A., (1991). “Inmunoknowledge”, en J. Brockman, Nueva York.
105 Estas temáticas están bien estudiadas por la neuropsicofisiología y farmacología, la que ha avanzado enormemente en los últimos cincuenta años, especialmente en lo que se refiere a los psicofarmacos, los llamados neurolépticos, ansiolíticos, antidepresivos, contra la enfermedad bipolar, desórdenes obsesivo-compulsivos, conductas impulsivas, y diferentes desórdenes neuropsíquicos (Klein, D. F., 1998) que pertenecen a la complejidad de funcionamiento.
106 Ver capítulo VII, primera parte, obra “Cerebro Mente. El pensamiento cuántico”, G. Sánchez Medina et. al., 2009
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