Muchos Autistas También Sufren de Epilepsia Resistente al Tratamiento
Muchas personas con autismo también tienen epilepsia que no responde al tratamiento, según sugiere un estudio reciente.
Los investigadores estudiaron los expedientes médicos de 127 niños y adultos autistas de tres a 49 años de edad que habían sufrido una o más convulsiones. Los pacientes habían sido remitidos al Centro Integral de Epilepsia de la NYU en la ciudad de Nueva York en un periodo de veinte años porque se les había diagnosticado epilepsia o se sospechaba que podrían sufrir de la enfermedad, apuntó el Dr. Orrin Devinsky, autor líder del estudio.
Se halló que alrededor del 34 por ciento de los pacientes sufría de epilepsia resistente al tratamiento, lo que quiere decir que sus convulsiones continuaban a pesar de los medicamentos. Algunos también se sometieron a cirugía, la estimulación del nervio vago, en que se implanta un dispositivo eléctrico para estimular el nervio que pasa cerca de la arteria carótida del cuello.
Otro 28 por ciento no tuvo convulsiones luego del tratamiento.
Para el 39 por ciento restante de pacientes, los investigadores no contaban con suficiente información para determinar si sus convulsiones eran resistentes al tratamiento o no.
“Esto resalta que la epilepsia es común en el autismo. En un gran porcentaje de los casos, la epilepsia es resistente al tratamiento”, señaló Devinsky, profesor de neurología, neurocirugía y psiquiatría de la Facultad de medicina Langone de la NYU y director del Centro Integral de Epilepsia de la NYU.
“La epilepsia es un mal trastorno. Las convulsiones recurrentes pueden dañar al cerebro, causar daño estructural en el órgano y resultar letales con el tiempo”, añadió.
Los hallazgos aparecen en la edición de mayo de la revista Epilepsy.
Los investigadores encontraron otras diferencias entre los que sufrían de epilepsia resistente al tratamiento y otros autistas que habían experimentado convulsiones.
En general, la edad promedio de la primera convulsión fue de ocho años, según el estudio. Pero los expedientes médicos sugieren que los pacientes con epilepsia resistente al tratamiento tendían a tener convulsiones más temprano en la niñez, más o menos a los seis años, que aquellos cuya epilepsia respondía al tratamiento, que las tenían más o menos a los once años.
Los niños autistas y epilépticos también tendían a tener más discapacidad que los que no eran epilépticos. Alrededor del 54 por ciento de los que sufrían de epilepsia resistente al tratamiento tenían retrasos en las habilidades motrices, frente a 35 por ciento de los que tenían epilepsia tratable. Además, los que tenían epilepsia resistente al tratamiento también presentaban más retrasos en el lenguaje (72 frente a 65 por ciento), y eran un poco más propensos a experimentar regresión en el desarrollo, sugirió el estudio.
Hace mucho que los expertos en autismo saben que los autistas también sufren de epilepsia, dijo Clara Lajonchere, vicepresidenta de programas clínicos en Autism Speaks. Investigaciones anteriores sugieren que alrededor del treinta por ciento de los autistas también tienen epilepsia, mientras que investigaciones recientes sugieren que la prevalencia podría ser incluso mayor.
Un estudio que fue publicado en la edición del 15 de abril de la Journal of Child Neurology encontró que 39 por ciento de los autistas que habían donado tejido cerebral tenían epilepsia. “Parece haber una mayor mortalidad en las personas con autismo y epilepsia en comparación con las que sólo son autistas”, apuntó Lajonchere, autor principal de ese estudio.
Los autistas son más propensos que la población general a experimentar “muerte repentina sin explicación”, dijo, y añadió que es probable que algunas de esas muertes se deban a convulsiones.
Devinsky comentó que no se comprende del todo por qué las convulsiones pueden resultar letales, pero se cree que pueden interferir con la respiración, la función cerebral y los ritmos cardiacos.
Ambos expertos concurrieron en que hace falta investigar mucho más sobre la epilepsia y el autismo, lo que incluye una posible evaluación de la epilepsia en niños diagnosticados con autismo.
“Ya se enfrentan a problemas cognitivos, sociales y emocionales”, señaló Devinsky. “Y ahora se añade la epilepsia. Esto incrementa el problema general del autismo”.
FUENTES: Orrin Devinsky, M.D., professor, neurology, neurosurgery and psychiatry, NYU Langone School of Medicine, and director, NYU Comprehensive Epilepsy Center, New York City; Clara Lajonchere, Ph.D., vice president, clinical programs, Autism Speaks, New York City; May 1, 2011, Epilepsia
HealthDay
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