Fármaco contra Ceguera de Ríos

Fármaco contra Ceguera de Ríos

Closantel, un viejo fármaco usado para tratar una enfermedad parasitaria del hígado en animales, podría resultar efectiva para combatir la ceguera de los ríos en humanos, una causa líder en la ceguera relacionada con infecciones, dijeron investigadores estadounidenses.

La ceguera de los ríos, u oncocercosis, es causada por un parásito y se transmite por la picadura de una mosca negra infectada que crece junto a aguas tropicales. El trastorno afecta el ojo y la piel y aflige a más de 37 millones de personas en Africa, América Central y del Sur y Yemen.

Los investigadores dijeron que el closantel, usado para combatir un parásito que se aloja en el hígado de vacas y ovejas llamado tremátodo, se mostró promisorio en la interrupción del ciclo vital del gusano filaria.

“Creemos que este hallazgo tiene un potencial tremendo para el tratamiento de la ceguera de los ríos, una de las 13 enfermedades tropicales desatendidas”, dijo Christian Gloeckner, del Instituto de Investigación Scripps, en La Jolla, California, cuyo estudio apareció en Proceedings of the National Academy of Sciences.

El resultado podría ser especialmente importante porque el parásito que causa la ceguera de los ríos está comenzando a desarrollar resistencia al fármaco ivermectin, o Mectizan, de Merck & Co, el único ampliamente disponible para tratar la enfermedad.

En humanos, el gusano femenino adulto filaria produce miles de gusanos bebés o larvas que se propagan por todo el cuerpo. Cuando mueren, causan una fuerte respuesta del sistema inmune que puede destruir el tejido de alrededor.

El estudio actual amplía una investigación previa que sugirió que atacar la quitina, que forma una capa externa protectora durante la etapa larval del parásito, puede ofrecer un nuevo enfoque.

Esta capa debe ser degradada por enzimas digestivas durante una fase de mutación para que el organismo se desarrolle.

El objetivo fue encontrar un fármaco existente que pudiera bloquear las enzimas.

El equipo buscó en una biblioteca con más de 1.500 compuestos farmacológicos en la Johns Hopkins University, en Baltimore, uno que atacara la enzima digestiva específica al parásito.

Los especialistas dijeron que sólo uno, el closantel, pareció ser lo suficientemente potente.

Gloeckner dijo en un comunicado que los resultados sugieren que closantel o un medicamento químicamente similar podría ser una “alternativa promisoria o una terapia adjunta en combinación con ivermectin para el tratamiento de la oncocercosis”.

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