Estos insectos ya no son un problema perteneciente al pasado, podemos decir que son una plaga en progresión emergente. En Europa y EE.UU, ha habido un incremento de un sesenta por ciento en estos últimos años. Las chinches se alimentan de sangre humana y aunque no transmiten ninguna enfermedad, su actividad chupadora de sangre puede provocar: irritaciones en algunas personas, trastornos del sueño, alergias, desconfianza, etc.
Su presencia se asocia sobre todo el trasiego de viajeros y al movimiento de personas por todo el mundo, esto, es lo que ha hecho resurgir esta plaga que dábamos por erradicada hace tiempo. Este tipo de insectos se encuentra en habitaciones de hogares, hoteles, alberges, etc. en todo el mundo. Las chinches de las camas deben arrastrarse y dejarse transportar de una manera secundaria en la ropa, o más probablemente en el equipaje, muebles, discos compactos y otros objetos. Pueden estar más de año sin alimentarse, y esto aumenta sus probabilidades de sobrevivir, y prueba de ello es la amplísima distribución de estos insectos en todo el mundo.
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Un buen nivel de higiene y limpieza no constituye un método de control adecuado para estos insectos, pero si permitirá detectar antes la presencia de las chinches y facilitará que podamos detectarlas a tiempo. El hallazgo de huevos o restos de huevos y las manchas negras de los excrementos son también indicativos de su presencia. Para erradicar la infestación en cualquiera de sus estadíos, será necesario tratar a fondo los locales con medidas físicas y químicas adecuadas, incluidas las camas, muebles, somieres, marcos de puestas y los refugios en los tejidos de las habitaciones infestadas. Es aconsejable contratar a especialistas en fumigación y control de plagas, porque la detección y el tratamiento minucioso de las chinches es un trabajo que exige experiencia.
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