Una Reflexión Histórico – Antropológica sobre el Maltrato Infantil en Colombia
De las sociedades prehispánicas a la actual
Primera Parte
Dr. Hugo Armando Sotomayor Tribín.
Médico Pediatra.
Profesor de Historia de la Medicina y de Antropología Médica
de la Facultad de Medicina de la Universidad Militar «Nueva Granada»
Nota del Editor
Este trabajo realizado por el Dr. Sotomayor, colega pediatra y miembro también de la Asociación Colombiana de Pediatría – Regional Bogotá tiene una gran importancia desde el punto de vista académico, histórico y cultural y hemos decidido darle cabida en nuestra Revista por el enorme aporte que significa para todos nosotros. Con el fin de hacer mucho mas fácil y viable su lectura hemos decidido, de común acuerdo con él, dividir su publicación en tres entregas que, si bien requieren de un mayor esfuerzo para su seguimiento, la hacen viable y nos permite generar, además, una expectativa por los próximos números. A continuación la primera parte.
Resumen
Se hace una presentación histórico- antropológica de diferentes formas de lo que en la literatura médica comenzó a llamarse en el siglo XX, maltrato infantil, en los diferentes momentos históricos de lo que hoy es Colombia y se compara con el de otras sociedades. Se concluye que el fenómeno del maltrato infantil es superable en la medida que los problemas sociales como la pobreza, la guerra fratricida e irregular y la impunidad que afectan al país, sean superados y se insiste en la necesidad de una “puericultura” social, económica y política.
Summary
A historical-anthropological presentation is made of various forms of what began to be known, in the 20th. century within medical literature- as child abuse- in the various historical phases of what Colombia is today and is compared with other societies. It is concluded that the phenomenon of child abuse can resolved as social problems such as poverty, irregular war and impunity that affect the country, are overcome and emphasis is made on the need for a social, economic and political «child care».
Introducción
Si aceptamos el presupuesto de que el mejor modo de desarrollar las explicaciones causales científicas de las diferencias y similitudes del pensamiento y la conducta de los diversos grupos humanos es estudiar las condiciones materiales a la que la existencia humana está sujeta – la necesidad de producir alimentos, cobijo, útiles y maquinaria, y de reproducir las poblaciones humanas dentro de los límites establecidos por la biología y el ambiente.- y que ellas son las causas más probables para dar cuenta de la variación de los aspectos mentales o espirituales de la vida humana, entonces podremos disponer de un hilo conductor explicativo de las conductas , que como las estructuradas alrededor del cuidado de los niños han existido y existen en las diferentes regiones y sociedades.1
El estudio, en esta perspectiva, de las diferentes sociedades y sus ambientes esta determinado por el tipo de producción de energía que cada una de ellas y por el conocimiento de que el límite superior de la producción de energía impone un límite al número de seres humanos que pueden vivir en ese medio ambiente. Este límite superior de la población se denomina capacidad de sustentación.2 Sobre la base de esta idea es que hoy se reconocen diferentes tipos de sociedades según su tecnología y el trabajo humano aplicado a los recursos naturales: de cazadores y recolectores, de horticultores, de agricultores, de pastores y de industriales e hiperindustriales.3
Los niños crecen de modo diferente en las diferentes sociedades y culturas siendo así que las diversas maneras de comportarse son resultado de la cultura y la biología, gracias entre otras cosas a que las prácticas de atención infantil y crianza reflejan los cambios del plano económico. Muchas de las diferencias culturales se traducen en diferencias en cuanto a salud y supervivencia. La cultura influye, no sólo en la propagación de las enfermedades, sino también en los medios por los que se podría curar o eliminar una enfermedad. La crianza influye directamente en la posibilidad de crecer sano y mantenerse vivo. Se sabe que a través del mundo entero, una mayor mortalidad entre los niños suele originar un sistema parental por el que se brinda más cuidado y más alimentos a éstos, mientras que se descuida a las niñas.4 Con esta perspectiva es que los diferentes aspectos de la pediatría, como una de las grandes disciplinas de la medicina, deben enfrentar al objeto de su conocimiento y acción: los niños y los adolescentes de ambos sexos. Los estudios antropológicos de la infancia examinan 1) su lugar en la sociedad; 2) conceptos culturales al respecto; 3) desarrollo y socialización en el seno de una cultura dada; y 4) bienestar y supervivencia infantiles.5
La edad, al igual que el sexo, también es una base universal para la división del trabajo. Es evidente que los niños no pueden realizar tareas que requieran mucha fuerza. Pero, en muchas sociedades, los niños aportan mucha más mano de obra que en nuestra sociedad. Como en las sociedades hortícolas y agrícolas y pastoriles – productores de alimentos- los adultos suelen trabajar más que en la de cazadores – recolectores, en aquellas, es previsible que sea más frecuente que los niños trabajen más.6
Los niños que vivían en campamentos nómadas prácticamente no tenían ningún trabajo; los adultos se encargaban de toda caza y recolección. A los niños de las comunidades sedentarias se les asignan numerosas tareas, como ayudar con los animales, limpiar de malas hierbas los cultivos y ayudar con la cosecha y realizar diversas tareas domésticas como buscar agua o leña, cocinar o limpiar y cuidar a otros niños1. De hecho, en algunas sociedades se considera que un niño de seis años es suficientemente mayor como para responsabilizarse de un hermano pequeño durante parte del día. Cuando los adultos (especialmente las madres) tienen grandes cargas de trabajo y los niños son física y mentalmente capaces de hacer el trabajo, es probable que una gran parte del trabajo se asigne a los niños. En algunas sociedades, los niños dedican más tiempo a esa tarea que los adultos.7
En las sociedades donde los niños realizan mucho más trabajo , es posible que los padres los valoren más y quieran tener más hijos. Esta es una de las razones por la que la tasa de natalidad es más alta en las sociedades que practican la agricultura intensiva.8
Como criar muchos o pocos hijos es un aspecto de gran valor para las diferentes sociedades; es que esta decisión, aunque no siempre este formulada conscientemente como un problema económico, está atravesada por consideraciones de costos y beneficios.9
Las presiones demográficas y económicas sensibilizan a las parejas sobre los costos y beneficios que conlleva el proceso de reproducción. Entre los costos que la crianza de los niños ha supuesto en todos los tipos de sociedades, se deben incluir la comida extra consumida por la madre gestante, el trabajo que esta deja de realizar, el riesgo que para la madre implica el proceso del parto, los gastos implicados para proporcionar la leche materna y otros alimentos durante la infancia y la niñez , el esfuerzo de transportar los niños de un lado a otro, los gastos de ropa, que varían según el clima y los tipos de sociedad -cazadores- recolectores, hortícola, agrícola, industrial- y en las sociedades más complejas, alojamiento, cuidados médicos y educación.10
Los beneficios de la reproducción incluyen la contribución que los niños hacen a la producción de alimentos, a los ingresos de la familia en general, y al cuidado y seguridad económica de sus padres. En muchas sociedades de cazadores recolectores, agrícolas y de pastores los niños también son muy valiosos por su papel en los intercambios maritales y en las alianzas entre los grupos.11 Entre las poblaciones preindustriales, los beneficios “materiales” centrales de criar a los hijos consisten en la sustitución de productores fallecidos o viejos por otros productores más jóvenes y más vigorosos. La fecundidad y la crianza de hijos se promueven sistemáticamente siempre que la inversión de hijos produzca beneficios netos para la generación de los padres. Estos beneficios consisten en ingresos, mano de obra y protección y cuidado de los padres y en el papel que ellos tienen en los intercambios y las alianzas matrimoniales. Y en su papel en la defensa individual y de grupo. 12
Los hijos de los cazadores – recolectores no producen más de lo que consumen hasta relativamente tarde en su niñez. Por estas razones, las densidades de poblaciones entre cazadores- recolectores rara vez superan la cifra de una persona por milla cuadrada.13
Con la llegada de la agricultura y los animales domésticos, el equilibrio entre los costos y los beneficios de reproducción cambió a favor de tener más hijos. Los hijos ya no tenían que ser transportados durante largos trayectos; podían realizar muchos trabajos a una edad temprana; y desde el momento en que el ritmo de reproducción de animales y plantas domésticos pudo ser controlado, se pudieron intensificar todos los procesos y se consiguió un aumento en el crecimiento de la población sin que disminuyera el rendimiento per cápita.14
En las familias agrícolas preindustriales, los niños empiezan ya a realizar faunas domesticas cuando apenas se han echado a andar y a la edad de doce años, los niños de sexo masculino empiezan a producir más de lo que consumen. A los quince, ya han compensado todos los años en que no se sustentaban.
En la mayor parte de las sociedades preindustriales los principales costos de criar a los hijos se generan a lo largo de un período de cinco a seis años. Sin embargo, a partir del destete, los niños de las sociedades preindustriales empiezan rápidamente a “amortizar su coste”. Esta transición se va acelerando con los sucesivos nacimientos, dado que los hermanos mayores y los siguientes absorben gran parte de los costos del cuidado de lo más jóvenes.15En las comunidades rurales contemporáneas varios estudios han llegado a la conclusión de que los niños contribuyen con casi la mitad del trabajo de la familia y que son los niños mayores los que hacen la mayor parte de trabajo necesario para criar y mantener a sus hermanos, dejando libres a las madres para trabajos que reviertan ingresos.16
En los países pobres y sin un desarrollo importante de la seguridad social , los padres que envejecen y que no cuentan con una pensión u otro apoyo sólo pueden contar con sus hijos. Así, pues en contra de la creencia popular de que la gente en países menos desarrollados tienen muchos hijos, simplemente por que no saben cómo evitar la concepción. Hay clara evidencia de que a corto plazo que en estos países, más hijos impiden un empeoramiento del nivel de vida de las familias pobres. 17
Cuanto más rápido pasen los niños de consumir más de lo que producen a producir más de lo que consumen, mayor será el número de hijos que los padres tratarán de criar. Pero al intentar sacar pleno provecho de la potencial contribución de la prole al bienestar parental , las parejas deben prever la posibilidad de que algunos fallecerán inevitablemente a corta edad por razón de enfermedades y traumas.
En este intento de compensación preventiva de la mortalidad infantil los padres suelen pecar aumentando el número de nacimientos. Sin embargo, el problema consiste en que hay costos de tipo indirecto que pueden anular todos los beneficios directos de criar a los hijos. A medida que van creciendo las tasas de fecundidad, y el crecimiento de la población, el aumento de la relación entre población y recursos productivos lleva a un agotamiento acelerado del entorno y a rendimientos decrecientes por unidad de esfuerzo de trabajo, salvo que en un plazo de tiempo lo bastante corto se produzca un traslado a un hábitat más explotable o una tecnología más eficiente o más intensiva .18
Los padres de muchas sociedades también tienen en cuanta los diferentes tipos de costos y beneficios que cabe esperar de criar hijos de sexo masculino y sexo femenino, respectivamente. Allí donde la contribución a la producción del varón sea más decisiva que la de la mujer, las parejas preferirán los niños a las niñas.
En la búsqueda de estos varoncitos y contando con la mortalidad infantil y las niñas que nacen, es fácil que las parejas procreen muchos más hijos de los que consideraban necesarios.19
En las sociedades industriales actuales con el aumento de oportunidades de empleo urbano, industrial, técnico y en oficinas, al reducirse la demanda de trabajo procedente de los niños por la necesidad de mayor tiempo para adquirir la preparación necesaria para ganarse la vida, los costos para criar hijos, especialmente después de la introducción de las leyes sobre el trabajo infantil y los estatutos sobre la educación obligatoria, se elevaron rápidamente.
De aquí que los padres tienen que esperar más tiempo que en las sociedad preindustriales para que puedan recibir cualquier tipo de beneficio económico procedente de sus hijos. En las sociedades industriales actuales los beneficios de criar hijos se aumentan invirtiendo en menos descendientes pero mejor educados.20
En las sociedades industrializadas se sustituyó el viejo sistema preindustrial, en el que los hijos cuidaban a sus padres ya mayores, por los seguros médicos, jubilaciones y residencias para ancianos.21
Para analizar el trabajo infantil y de los jóvenes de las sociedades industriales vale la pena anotar que, si bien nosotros consideramos que la adolescencia es una etapa de la vida entre la infancia y la vida adulta reconocida en muchas, aunque no en todas, las culturas humanas, el intervalo socialmente definido entre la infancia y la vida adulta puede ser o relativamente breve ( de dos a cuatro años), como en las sociedades donde el matrimonio, la maternidad y una mayor responsabilidad se asumen justo después de la pubertad y la menarquia, o relativamente prolongado, como en las sociedades industriales.22
Hoy se acepta que son principalmente el tipo de trabajo y las condiciones en que los niños, las niñas y los jóvenes los desarrollan, y no su esencia misma, la que determina en gran medida el que este sea adecuado o no para ellos Sin embargo, establecer los límites entre un trabajo formador y un trabajo nocivo y peligroso no es tan simple. La infancia es un período de la vida que no debe ser consagrado al trabajo, sino a la educación y a la formación; que el trabajo infantil compromete las posibilidades de desarrollo de los niños y de ser en el futuro adultos productivos. ¿Por qué hablamos de erradicación del trabajo infantil? En primer lugar, al obstaculizar el acceso y la permanencia de los niños y las niñas en el sistema educativo, se están limitando sus oportunidades de desarrollo y de ser adultos productivos. En esta sociedad la educación determina en gran medida los logros laborales. El requisito mínimo para acceder al sector formal es el bachillerato, en general. Al no tenerlo queda la posibilidad de vincularse al sector informal. Segundo, se perpetúa la pobreza; el trabajador precoz de hoy difícilmente mejorará su situación económica y social en el mañana y replicará con sus hijos probablemente sus mismas vivencias. Tercero, infringe daños físicos a los niños en la medida en que su cuerpo está en proceso de desarrollo, y por último lo expone a un maltrato psicológico constante.23
Un primer criterio que nos permite establecer los límites entre los beneficios o no de un trabajo, es la edad. La OIT define niño o niña cuya edad es inferior de quince años, o aquella en que cesa la obligación escolar. Trabajo infantil hace referencia a la participación en el trabajo de los menores de catorce años, y trabajo de los jóvenes como aquel que realizan aquellos que tienen entre catorce y dieciocho años. La OIT define el trabajo infantil como toda actividad que implica la participación de los niños y las niñas en la producción y comercialización familiar de los bienes no destinados al autoconsumo o en la prestación de servicios por los niños a personas naturales o jurídicas.24
La relación costos beneficios de la crianza de los niños y consideraciones del orden de las ideas religiosas de las diferentes sociedades han pesado sobre la vida y la salud de los niños. El esfuerzo social necesario para dar a luz y criar a un niño se ve fuertemente influida por el balance de los costos y beneficios que han de afrontar los futuros padres. Podemos estar seguros de que cuando este balance sea adverso, se activará alguna forma de control sobre el nacimiento o la muerte en algún punto del proceso reproductivo. Las medidas que se toman para ejercer esos controles varían, sin embargo , de una cultura a otra. En un grado que resulta espeluznante para la sensibilidad moderna, las sociedades preindustriales y subdesarrolladas emplean medidas de regulación de la reproducción que se hacen efectivas después del nacimiento del niño.25
Por diferentes estudios hoy es posible mostrar que si la reproducción no se limita antes o durante el embarazo, será limitada después por medio del infanticidio o el paidicidio ( dar muerte a los niños pequeños) directo o indirecto. Maltratar al feto, al bebe, o al niño pequeño es un medio muy corriente de reducir los costos reproductivos. Los intentos de desmotivar la anticoncepción, el aborto y otros modernos controles reproductivos preparto pueden aumentar involuntariamente la dependencia de prácticas homicidas postpartum.26
Desde los intentos activos por evitar la muerte del feto ( aborto), del bebé o del niño, a los esfuerzos activos por buscar su muerte hay una sutil gradación. El aborto indirecto comienza cuando a las mujeres se les impone trabajos más pesados y se les reduce la dieta. El aborto directo aparece con dietas de hambre impuestas a las mujeres embarazadas y a menudo también incluye algún tipo de trauma causado al apretar el abdomen de la madre con vendas muy tirantes, saltar encima de ella o hacerla ingerir sustancias tóxicas. Algunas formas de infanticidio son tan practicadas como el aborto. El Infanticidio indirecto comienza con una alimentación inadecuada y con un trato indiferente y descuidado, especialmente cuando el niño se pone enfermo.
El infanticidio directo supone una privación total de alimentos más o menos rápida, deshidratación, exposición a los elementos, asfixia o golpes en la cabeza. Con frecuencia no existe una clara distinción entre el infanticidio y la eliminación directa o indirecta de niños de dos o tres años no deseados por medio de una más o menos rápida retirada de alimentos y negligencia durante las enfermedades.27 En relación con esto, hay que señalar que en muchas culturas no consideran a los niños como humanos hasta que no se han llevado a cabo ciertas ceremonias, tales como ponerles el nombre o córtales el pelo. El infanticidio y la muerte inducida de niños pequeños rara vez tienen lugar después de que sean llevadas a cabo tales ceremonias. Por ello, desde el punto de vista de esas sociedades y culturas tales muertes rara vez son consideradas como homicidio.28
Los malos tratos no tienen por qué ser físicos: podría considerarse a la agresión verbal y al abandono tan perjudicial como la agresión física. El abandono presenta problemas a la hora de definirlo. Personas de otras culturas pueden pensar que es abandono el dejar a un niño solo en una habitación para que duerma. Los niños reciben castigos físicos en un setenta por ciento de las sociedades del mundo. ¿ Por qué los niños reciben castigos físicos en algunas sociedades y en otras no? Algunos estudios señalan que el castigo físico a un niño es más frecuente cuando la madre es la única persona que le cuida. No suele darse cuando son más las personas que cuidan al hijo, las cuales liberan un poco a la madre del estrés que trae consigo el criar a un hijo. Además, las sociedades más complejas económica y políticamente, tienden más e ejecutar este tipo de castigo que las sociedades más simples.29
Tal vez sea porque las sociedades complejas son jerarquizadas y tienden a darle mucha importancia a la obediencia; pueden llegar al castigo físico para asegurarse de que el niño aprende a ser obediente. La participación de la mujer en los trabajos extradomiciliario y la pérdida del apoyo de la familia extensa han jugado un papel muy importante en el maltrato en las sociedades industriales de hoy en día.30
Según los estudios de cultura comparada: La agresión a la mujer es la forma más común de violencia en cerca de un 85 por ciento de las sociedades del mundo. Casi en la mitad de las sociedades, los malos tratos llegan a causar heridas permanentes o la muerte.31
La sociedad que hace uso de métodos violentos para solucionar los conflictos dentro de la comunidad, aplica castigos físicos a los delincuentes, está continuamente en guerra y que muestra crueldad hacia sus enemigos, generalmente demuestra agresión física hacia sus mujeres.32
Los estudios comparativos sobre el crimen señalan que la guerra se asocia a los altos índices de homicidios. Una sociedad o país legitimiza la violencia durante el periodo de guerra. Los resultados indican que el índice de homicidio es mayor en sociedades que socializan la violencia en los niños. Esta socialización está unida a la guerra y a otras formas de violencia que aprueba la sociedad.33
Primero hay que definir lo que hoy, en un mundo globalizado, quiere decir malos tratos. Para evitar decir lo que son o no malos tratos, muchos investigadores centran sus estudios en las diferencias de la frecuencia en la que aparecen comportamientos específicos. ¿Se considera el castigo físico a un niño, por haber hecho algo malo, como malos tratos? No hace muy poco, los profesores imponían disciplinas en Colombia pegando a los niños con regletas, y muchos padres utilizaban la vara o el cinturón. Hoy en día, algunas personas creen que estas prácticas eran malos tratos pero ¿ podemos considerar que eran malos tratos cuando era algo aceptado por la sociedad?
Hoy en día, en Colombia se denuncian más casos de malos tratos infantiles que hace una década, pero esto no significa que la violencia contra los niños haya aumentado; puede significar que nuestro conocimiento e intolerancia hacia este tipo de violencia ha aumentado.
Para entender mejor el cuidado y el maltrato en general de los niños que existe hoy en día en las diferentes regiones y etnias de nuestro país, es necesario conocer cuáles fueron las actitudes que sobre la infancia se tuvieron en nuestros tiempos prehispánicos y los que existieron en Europa y otros continentes, en diferentes momentos, hasta comienzos y mediados del siglo XX.
Sólo con este conocimiento es posible entender muchos de los fenómenos que se dan en la crianza y el cuidado de los niños en la actualidad en todo el mundo, en general y en Colombia en particular, y dentro de algunas regiones y etnias colombianas muy puntualmente, para así superar el discurso ahistórico y «psicologista» que abunda en la literatura sobre la crianza infantil.
El estudio de del maltrato, no se puede hacer sin tratar de conocer el funcionamiento de las diferentes sociedades como un todo, de la relación entre producción y reproducción, del papel y puesto de los hombres y mujeres, y de las cosmogonías, creencias religiosas e ideas médicas de las diferentes sociedades.
Objetivos
Comparar aspectos de la vida de los niños en las sociedades de cazadores -recolectores y agrícolas de los tiempos prehispánicos – que alcanzaron a conocer los españoles en los siglos XVI y XVIII – con la de los niños de la sociedad colombiana actual en situación de guerra fratricida e irregular, a la luz de una etnopediatria.
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