Lo que los Médicos deben Saber Sobre el Proceso Comunicacional en Genética
Dra. Martalucía Tamayo Fernández MD, MSC
Médica Genetista,
Profesora Asociada, Facultad de Medicina
Instituto de Genética Humana
Universidad Javeriana
Estudiante último año de Periodismo y Comunicación Social.
Introducción
En el número anterior hablamos del arte de la comunicación del diagnóstico, evento particularmente candente cuando se trata de una enfermedad genética. Por eso nos ha parecido importante que los médicos y en especial los que manejan pediatría o genética, sepan hacerlo muy bien y para eso, pues no sobran algunos conceptos básicos de Comunicación Social.
La sociología de los medios hace referencia al concepto de la comunicación bidireccional, en donde toma especial valor la relación EMISOR-RECEPTOR1. Aquí es muy relevante la producción de mensajes y los condicionantes de quien emite un mensaje. Pasa uno entonces a considerar el papel de los medios informativos o de comunicación dentro de la sociedad actual y allí, está la medicina moderna que quiere llegarle al público, a la sociedad, a su receptor.
En un proceso de verdadera comunicación debe contemplarse la participación de quien emite el mensaje y la presencia de un receptor que lo recibe; pero estableciendo una relación bidireccional, en donde unas veces el emisor se vuelva receptor y el receptor también pueda volverse emisor. Pero es obvio que si se pierde esa bilateralidad (ley de bivalencia), se pierde la auténtica intercomunicación. Así pues, Armand y Michele Mattelart2 plantean que cuando un EMISOR esta enviando mensajes de manera unilateral hacia un RECEPTOR, simplemente esta INFORMANDO. No se trata de que el EMISOR asuma el papel de hablador y mande a callar al otro. Por el contrario, cuando un EMISOR envía mensajes a un RECEPTOR teniendo en cuenta el papel «del otro» y estableciendo una relación bidireccional, entonces ahí sí se está COMUNICANDO verdaderamente. “Eso nos lleva a preguntarnos cuándo estamos realmente comunicando o simplemente informando. Hecho muy aplicable al médico-comunicador, que debe tener en cuenta todos estos aspectos en su relación con el paciente, la familia o la sociedad en general. A mí personalmente me parece importante esa diferencia. Muchas veces el médico se toma su tiempo y habla larga y explícitamente con su paciente comentándole todo lo relacionado al caso. Eso es informar y está muy bien que lo haga. Ahora bien, si ese mismo médico además se toma el tiempo de escuchar al otro y le atiende sus inquietudes, eso es comunicar. Por eso se dice que la verdadera comunicación resulta ser un proceso mejor, de ida y vuelta, de mutua retroalimentación en donde importa lo que ambos digan. Eso es lo ideal, entre otras cosas”.
Ahora bien, lo importante a mi modo de ver, es que el médico sepa que en todo momento está jugando un papel en el proceso comunicacional, unas veces es emisor y otras receptor. El poderío de los medios de comunicación es obvio y la medicina cada vez más entra en ese mercado. “¿Y esto que relación tiene con la medicina?. Pues que la medicina es parte de esta sociedad que se maneja por los medios. Además, hay veces en que el médico representa el monopolio de la información y otras, en que es perseguido, manejado o manipulado por los medios de comunicación. Hay gente que le gusta «mojar prensa» y no se le ocurre considerar estos hechos. Si el médico se convierte en una «vedette», se la pasará de programa en programa de radio o televisión, hablando y hablando sin llegar a comunicarse realmente. Eso es algo que también debemos considerar”.
Pero el médico que decide comunicar algo, debe hacerlo teniendo en cuenta las inquietudes e intereses de sus pacientes, que son, en últimas, los receptores de su mensaje. Si no lo hace, pasará a un proceso de verdadera “incomunicabilidad”3. “Recordemos la problemática social de la incomunicabilidad actual de todo el mundo. Somos una partida de incomunicados en el mundo más comunicado de la historia de la humanidad. Tenemos todos los recursos, pero no sabemos manejarlos de manera integral. Tenemos internet y celulares, hasta hablamos por teléfono todo el día pero no tenemos ni idea de comunicarnos. Hablar no es comunicarse. Porque la gente olvidó el precepto más valioso, ese que dice que las palabras deben tener en un efecto en quien las dice y en quien las recibe. Que la palabra útil es la que me modifica de alguna manera, no la que me resbala como si no fuera nada”.
Los Modelos del Proceso de Comunicación
Son variados y han ido variando algo a lo largo de la historia. Aparece el modelo de Wilbur Schramm que luego fue modificado por Schannon y Weaber, quienes comenzaron a hablar del fenómeno de retroalimentación o “Feed back” en el proceso comunicacional.
Pasa a hablarse del circuito de la comunicación, contando con lo que se llamó una comunicación iniciada y una comunicación retribuida. Aparece después el modelo de Charles Osgood, en donde se afianza el término codificador y decodificador en el proceso de comunicación. “Porque los mensajes no son recibidos directamente de manera plana, sino que deben ser interpretados e introyectados, para lo que se necesita codificar o decodificar una información. Cuando el médico se dirige a sus pacientes, también debe contemplar esta posibilidad”.
Es decir, que tanto quien manda un mensaje, como quien lo recibe, necesita elaborarlo, interpretarlo o metabolizarlo. “Eso es parte de ese proceso de “decodificación” del que hablamos. Por eso se dice que cada cual interpreta el mensaje a su manera, esa es la importancia de saber cómo se habla, cuando, a quien y en dónde”. Posteriormente se hicieron algunas variaciones al modelo comunicacional y surgió el propuesto por Riley y Riley, quienes introdujeron el concepto de grupo primario y abarcaron una estructura social más amplia. “Lo que el médico debe contemplar siempre, dado que el paciente no está solo ni aislado de la sociedad. Nadie es una isla y la manera como se interprete su mensaje, también dependerá de quienes lo rodean y lo influyen”. Otros modelos subsiguientes, como el denominado sociológico, ya consideraban las influencias individuales, del trabajo, de la familia y del medio más cercano que tanto el emisor como el receptor tienen. Es decir, que comienzan a considerarse todos los aspectos que pueden modificar la manera como un mensaje es percibido.
“Eso tiene que ver con todas las variables que rodean la relación médico-paciente, en donde existen factores alrededor del paciente (receptor) que influyen en la forma como el mensaje es percibido. La persona interpreta una cosa, pero ese significado puede cambiar ante el comentario de un familiar u otras circunstancias ajenas al médico (emisor). También tiene relación con el viejo cuento de la transferencia y contratransferencia. El médico no debe olvidar sus propios sentimientos y las particularidades de cada paciente; todos estos son aspectos que modifican la manera como será emitido y/o recibido un mensaje. Mejor dicho, que si los medios masivos de comunicación no pueden “cualquierizar” la información, tampoco debe hacerlo el médico – para usar una expresión de Pasquali que me ha gustado mucho”4.
Pero después vino el boom de la comunicación de masas con sus defensores y sus detractores. Aparece el modelo planteado por Katz y Lazarsfeld, quienes entraron a considerar a los líderes de opinión de una comunidad. “Eso también lo tiene que considerar la medicina cuando se propone hablarle a una comunidad. No se olvide de llegarle primero a los líderes de opinión, pues ellos influyen notablemente al resto de la masa”.
Por último, aparecen otros esquemas que también contemplan esos factores que influencian al receptor, como el modelo «seleccionador» de Gatekeeper, según el cual el receptor escoge lo que quiere atender dentro de una gran masa de mensajes con los que puede ser bombardeado. No es un receptor pasivo, él oye y selecciona. “Contando con que ese receptor tenga buen criterio para hacerlo, digo yo. Esto a la medicina le está diciendo que más vale que hable claro y sobre algo que sea de interés general, si no, la sociedad no seleccionará su mensaje y no lo escuchará”.
Poco tiempo después se comenzaron a mencionar los condicionantes en la producción de mensajes, tales como factores Individuales del emisor (sexo, edad, clase social, nivel educativo, valores personales y creencias, actitud política personal, orientación religiosa y valores profesionales e ideología). “Quiero insistir en que hay factores que rodean al médico y que condicionan la forma como emite su mensaje. Lo importante es conocerlos y dominarlos para que no influyan de manera negativa en esa función social y humanitaria que realiza”. Con todo esto se ha ido perfilando mejor el proceso de comunicación de un mensaje. Insisto en que el médico debe considerar todos estos factores si pretende lograr una comunicación perfecta con su entorno, llámese pacientes, familiares o sociedad. Aprender a reconocer estas variables es parte importante del proceso. Todo lo que rodee esta triada de paciente, médico y entorno ambiental, influye de una u otra manera en la comunicación. Eso lo sabemos muy bien los médicos, pues desde los primeros semestres de medicina nos enseñan muchas cosas útiles para manejar la relación médico-paciente.
Ideología del sistema global
Fuente: José Carlos Lozano, “Hacia un modelo de las mediaciones sociológicas de la comunicación masiva”, manuscrito inédito.
Considero que debemos enfatizar en que nosotros somos entonces los emisores de un mensaje y que nuestros receptores están ansiosos de oírnos. Pero debemos hacer la salvedad de que siendo la medicina una ciencia humanizada y un arte social, no podemos olvidar la naturaleza misma de nuestro receptor: el ser humano, con toda su complejidad y su valor. Del médico se espera que lo explique todo, que lo diga todo, que lo aclare todo, que lo repita todo y para ello, debe estar preparado. Pero, ¿por qué a veces el médico falla en esa comunicación?. Porque no sabe que debe considerar y hacer conscientes algunos factores que limitan el proceso comunicacional con sus pacientes. En el articulo pasado mencionamos los aspectos del médico, del paciente y del proceso comunicacional mismo.
Quizá lo más importante en la relación médico-paciente, sea conocerme a mí mismo para poder conocer a los demás y así, entenderlos. ¿Pero cómo conocerme a mi mismo?.
¿Necesitamos todos un psicoanálisis?. No creo, pero al menos si saber qué somos, cómo pensamos, por qué sentimos y cómo sentimos. “Si usted querido colega, maneja estos axiomas cuando se comunica con sus pacientes, le aseguro que será el profesional más exitoso. No olvide, la deshumanización del mundo moderno está llevando a esa misma crisis a la medicina moderna. No caiga en ese error, trate de ser el médico, pero también el oyente, el consejero, en fin… el amigo”.
Bibliografía
1 Pamela S, Stephen D. Reese. La mediatización del mensaje. Diana, México 1994.
2 Mattelart A, Mattelart M. “Historia de las teorías de la comunicación”. 1ª Edición Paidós Comunicación 1997.
3 Pasquali A. “Comunicación y cultura de masas”. Capítulo 5º: Economía política, MonteAvila Editores. CA 3ª Edición.
4 Pasquali A. “Comunicación y cultura de masas”. MonteAvila Editores CA 3ª Edición.
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