Editorial, Hospital Infantil Lorencita Villegas de Santos

Aterrados hemos asistido al cierre de una de las mas queridas Instituciones de Salud de nuestro País, El Hospital Infantil Lorencita Villegas de Santos. Fueron 50 años dedicados a servir a la niñez pobre y enferma de todo el territorio Nacional. Su ubicación en la Capital y su dedicación a la infancia lo convirtieron pronto en lugar de referencia de toda la nación. A el acudían de las más variadas regiones buscando alivio a sus dolencias y eran acogidos con profundo cariño por un grupo de apóstoles que, con una entrega fuera de toda concepción, dedicaron sus mejores capacidades, durante muchos y muchos años, para salvar vidas. Era realmente edificante ver tanto a médicos como el resto del personal de salud como se entregaban al cuidado de los pacientes y no propiamente por un sueldo (nunca se destacaron en el Hospital los mejores salarios). En varias ocasiones tuve oportunidad de conversar con médicos y enfermeras y preguntarles: ¿porqué quieren tanto al Hospital si se pasan tantas dificultades y pagan salarios tan bajos?. La respuesta siempre era la misma: No se… pues… porque si. Pero ello no fue suficiente. El déficit, según la información que hemos recibido era de 42 mil millones de pesos y había que cerrarlo, por que no podía perderse más. El Ministro de Salud, que no se ha caracterizado por dar muchas explicaciones y, desafortunadamente tampoco por defender al gremio médico, mas bien si denigrar de sus propios colegas, tampoco en esta ocasión habló.

Se cerraron las puertas del Hospital y todo su personal se fue a engrosar ese altísimo porcentaje de desempleados que deambulan por las calles de nuestro País. Dineros ingentes en impuestos, incluido el desdichado dos por mil, que ahora además prolongaron por un año mas, hemos pagado los colombianos (mejor dicho, la clase media y trabajadora) para salvar entidades financieras de las que tantos “aventajados” se han llevado tanto dinero. Es triste, por decir lo menos, ver como hay dinero para tantas y tantas cosas menos nobles y no para salvar una entidad que como el Hospital Infantil, tanto bien le estaba haciendo al País y tanta falta le hace y le hará.

Pero dejemos que sea uno de los más destacados profesionales en el momento del cierre quién hable por el Hospital, para ello transcribimos las palabras del Dr. Rafael Guerrero Lozano, jefe del Departamento Médico del Hospital Infantil, pronunciadas en el Plénum Pediátrico del pasado 11 de Marzo, al parecer, tal y como están las cosas, el último presentado por este grupo de profesionales. Además, para terminar transcribiremos el comentario escrito por el Presidente de la Sociedad Colombiana de Pediatría. Las palabras hablan por si solas.

“Hace mas o menos 18 años el Hospital Infantil Universitario Lorencita Villegas de Santos presentó el primer Plénum Pediátrico, idea del Doctor Gonzalo Franco Ramírez, entonces Presidente de la Sociedad Colombiana de Pediatría. Hoy se presenta el último Plénum del Lorencita”.

Si, se cerró el Infantil. Se cerró dejando un gran vacío en la atención de salud de alto nivel, causando una profunda herida social, produciendo un deterioro en la educación médica, desperdiciando la experiencia de 50 años.

Es claro que el problema del Infantil fue económico, multifactorial (la naturaleza de la entidad, la calidad de los aportes, las administraciones ineficientes, la Ley 100, las obligaciones laborales), en asociación con fallas internas, en parte modificables. La solución, en consecuencia, siempre debió darse con inyección monetaria, acompañada de reconsideración del carácter de la Institución (amarrado por conceptos jurídicos), alivio de la carga pensional (absorción del pasivo pensional por algún fondo o entidad estatal) y una serie de cambios administrativos, asistenciales y laborales que se pusieron en conocimiento de la Directivas.

La situación del Hospital es el reflejo de la del País. Considero, no obstante, que el derecho a la salud y la continuidad de las instituciones no pueden depender del juego de poder político y de grupos económicos. El estado y los Gobiernos deben garantizar la salud de los niños y de las madres gestantes y no limitarse a utilizarla como bandera de campañas políticas.

En este caso se han conjugado los niveles de la Secretaría de Salud, el Ministerio de Salud, la Superintendencia de Salud y la Presidencia para permitir el cierre institucional. No se entiende cómo el Gobierno procura medidas de emergencia para proteger el sector bancario y tapar faltantes, pero no lo hace con la salud.

No se vio la voluntad de salvar el Hospital Infantil. Lama la atención que dentro de un sistema que se ha mantenido deficitario por años, el Ministro de Salud lacónicamente lo declaró muerto, cuando ha permitido la permanencia de otras instituciones con déficit mayor y más antiguo. De ninguna manera justificaríamos tampoco el cierre de tales centros. Lo que sucede es que, aparte del significado político y social de los hospitales, se insinúa socarronamente que las incapacidades generadas por los niños no tienen las mismas consecuencias en cuanto a producción y erogación que las de los adultos (es decir, no son mano de obra ni tienen cubrimiento económico, a pesar de que muchas madres dejan de trabajar a consecuencia de ello).

Un gobierno que no favorece la salud y la educación, que tan solo aparenta ante la opinión pública un suficiente juego de cupos escolares y de camas, y se da el lujo de permitir el cierre de un centro como el Lorencita, dice mucho en relación con su verdadero interés por la niñez.

Hemos, desde luego, protestado por el cierre de la Institución. Aun en momentos de una liquidación decretada, consideramos que la voluntad gubernamental y del sector privado podría revivir esta institución, patrimonio de la Sociedad Colombiana. Queda claro que no es responsabilidad únicamente del primero y que la inyección de capital, aunque vital, no es la única medida a tomar.

Esperamos que se cumplan los términos de ley, que no se maltrate a os empleados, que se cumpla con las negociaciones contraídas.

Nos gustaría develar que va a pasar. ¿Se proyecta una nueva institución? Se trata de un movimiento con miras a la entrega de instituciones de salud y de servicio a los grandes grupos económicos a través de entidades de medicina prepagada, intermediarios que cada vez empobrecen mas la remuneración del acto médico y encarecen lo que paga cada paciente atendido?

Es que acaso de pretende volver a establecer las sociedades médicas, otrora vituperadas y reiteradeamente quebradas, para obviar contratos de trabajo y una mínima estabilidad?.

Qué sucederá con la Central de Urgencias ¿Es parte del Hospital? ¿Es tan claro el deslinde jurídico como el administrativo? ¿Como va a sobrevivir sin el Hospital?.

¿Finalmente, qué sucederá con otras instituciones?

Ante esta nueva crisis queda por llamar a la Asociación para que vuelva a llenar los auditorios como lo hizo en los Plénums ainciales. Ojalá la Pediatría Colombiana se aúne frente a objetivo alguno y opine y no se limite a mirar impávidamente la hecatombe.

Gracias

RAFAEL GUERRERO LOZANO
Jefe Departamento Médico
Hospital Infantil Universitario Lorencita Villegas de Santos

Medellín, 15 de Marzo de 1.999

La Sociedad Colombiana de Pediatría, no podía dar crédito a la desfachatez e insensibilidad del Gobierno al anunciar el cierre de uno de los centros hospitalarios pediátricos mas importantes, el mas querido y prestigioso del País. Nos referimos al Hospital Infantil “Lorencita Villegas de Santos”, fundado por dama de exquisita sensibilidad social, llegó a ser el centro de atención ostétrico-pediátrico mas importante, cuna de egregios pediatras que difundieron conocimientos y moldearon a los más reconocidos especialistas del País, quienes con entereza y tesón, amor y sentido humanitario salvaron la vida a millares de niños colombianos.

Es el precio de innovaciones en la seguridad social, en donde perdimos todos, así las cifras de su promotores digan lo contrario, con espíritu obsecado y mercantilista de puro corte neoliberal, en donde es mas importante el intermediario corrupto que la salud de los niños colombianos.

Igualmente es preocupante la suerte que les espera a otros tantos centros hospitalarios que se debaten entre el cierre y pasan momentos difíciles por insuficiencia de fondos para pagar proveedores y deudas salariales, prestando servicios a medias a los enfermos que acuden en busca de ayuda a los males que les aquejan, sin darse cuenta de que dichos hospitales permanecen en cuidados intensivos, próximos a cerrarse, siguiendo el camino del Lorencita que “en paz descanse”.

Debemos pronunciarnos todos por una verdadera seguridad social, sin atenuantes ni intermediarios voraces.

JORGE LOAIZA CORREA
Presidente
Sociedad Colombiana de Pediatría


Carta al Editor

Medellín, Abril 15 de 1.999
Doctor
LEÓN JAIRO LONDOÑO VELÁSQUEZ
Editor Revista PEDIATRÍA
Santafé de Bogotá, D.C.
Respetado Doctor:

La Sociedad Colombiana de Pediatría está realmente preocupada por la nueva fórmula de mercadeo de algunas casas distribuidoras de leches que, en forma por demás antiética, y contraviniendo los postulados de la ley, están ofreciendo viajes a un grupo de pediatras de cada localidad, para que formulen un número importante de tarros de leche, compitiendo así, una y otros, con la alimentación materna, en acto flagrante en contra de la responsabilidad y ética a que están obligados tanto las casas comerciales como los médicos, quienes así venden su dignidad, responsabilidad y señorío por un “plato de lentejas”.

Agradezco Señor Editor que haga conocer esta misiva a todos sus lectores, para que desistan de esta “tentadora” oferta, que puede traer problemas ante el Ministerio de Salud y desprestigio ante organismos como Unicef, OMS y La Liga de la Leche Materna a una entidad como nuestra Sociedad, cuyo fin primordial es la defensa del niño y su alimentación natural.

Atentamente,

JORGE LOAIZA CORREA
Presidente

Sociedad Colombiana de Pediatría

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