Mitología Griega, Mitos y Cuidado de la Salud
Maria Clara Quintero Laverde*
Profesora Asociada. Facultad de Enfermería.
Universidad de la Sabana.
Bogotá, Colombia.
El hombre y el Mito
Para algunos autores, el Mito corresponde a un estado determinado del pensamiento humano, a su espíritu y razón de ser. El mito, evoca las leyendas e intenta explicar el mundo, haciendo comprensibles sus fenómenos y encontrando sentido al universo.
El mito igualmente, responde a una necesidad fundamental del ser humano. Existen sociedades, en las cuales el mito es la realidad misma. Es un vínculo establecido entre el pasado y el presente, es la realidad vivida. A través de la historia, el mito ha influido sobre el mundo, sobre el destino de los hombres y de los pueblos. Todos los pueblos, sin excepción han poseído una mitología. La mitología es testimonio y vestigio de culturas antiguas, se convierte en la historia espiritual de los pueblos.
A Grecia, se le debe el nombre y en ocasiones la noción de mitología. Los griegos oponían el “logos” (razonamiento) y el “mytos” (mito). El logos, entendido como todo aquello que se puede explicar racionalmente. El pensamiento griego oscila entre estos dos polos.
La mitología tiene como carácter esencial, el atraer lo divino a la tierra, suprimir toda distancia entre lo inmortal y lo mortal; por lo tanto se verá a un Zeus enamorado, a Apolo esclavo de un rey y a Afrodita herida con una lanza.
Este trabajo de fabulación, en el cual los dioses descienden a la tierra, se enojan, luchan y toman cuerpo humano, deberá distingirse del pensamiento religioso propiamente dicho.
Las leyendas, se desprenden del mito, el cual hace parte de la historia de los pueblos helenos. Estas leyendas, han contribuido a expresar durante siglos, lo esencial de la experiencia moral y espiritual de la civilización antigua.
Una de las razones para explicar la riqueza de la mitología helénica, radica en que la literatura griega es más humana que divina, la difunden los escultores, los pintores y los poetas a través de las diversas tragedias y obras artísticas.
Figura 1. Aquiles Vendando las Heridas de Patroclo. Tomado de Historia
de la Enfermería. Donahue MP.
En la mitología griega hay un gran contraste entre la debilidad de los seres humanos y los grandes y aterradores poderes de la naturaleza. Es por esto, que el pueblo griego reconocía que sus vidas dependían completamente de la voluntad de los dioses.
En general, las relaciones entre los seres humanos y los dioses se consideraban amistosas. Los dioses, aplicaban severos castigos a las personas que tenían conductas inaceptables como la soberbia, la ambición y hasta la excesiva prosperidad.
Mitología y Religión
La religión griega no fue revelada, ni tuvo profetas que comunicaran la voluntad divina, como en el caso del cristianismo o el Islam. No tuvo libros sagrados, que establecieran normas ni leyes de conducta religiosa.
La religión griega, se caracteriza por un sentido de libertad, entendida ésta, como el conjunto de creencias y prácticas que existieron durante siglos y fueron evolucionando hacia nuevas figuras y prácticas religiosas.
Figura 2. Templo y Culto de Esculapio. Tomado de Historia de la Enfermería. Donahue MP.
Como la mayoría de los pueblos de la antigüedad, los griegos eran politeístas. Sus dioses no eran perfectos ni eternos, tenían poderes sobrenaturales, se representaban y comportaban como humanos.
El Panteón griego era casi ilimitado, pues todo aquello que tuviera vida o fuera indispensable para la existencia humana, era susceptible de convertirse en divinidad. Sin embargo, existía una jerarquía y cada uno de los dioses del Olimpo se caracterizaba por una función principal.
Los griegos, no creían que hubieran creado el cielo y la tierra. Ellos ordenaron y se repartieron el universo del cual formaban parte. Cualquier sitio podía servir para rendir culto a los dioses y en las casas a diario se realizaban cultos domésticos. El templo era el lugar sagrado por excelencia, era la casa del dios, donde se situaba su estatua y demás objetos sagrados.
La mitología estaba ligada a todos los aspectos de la vida. Cada ciudad era consagrada a un dios particular o a un grupo de dioses, a quienes los ciudadanos solían construir templos dedicados al culto. Honraban a los dioses en ceremonias y otras reuniones, donde los poetas recitaban o cantaban significativas leyendas e historias. Muchos griegos conocían a los dioses a través de la palabra de los poetas.
La adivinación, formaba parte de la religión griega y representaba algo más que el intento de conocer el futuro: significaba una comunicación con la divinidad, con las fuerzas sobrenaturales que intervenían en la vida cotidiana, como los terremotos, las erupciones volcánicas, los eclipses y los truenos, entre otros.
El Oráculo más famoso fue el del Delfos, consagrado al dios Apolo, principal centro de las profecías del mundo griego. En la religión griega no existía el concepto del pecado, ni se creía que tras la muerte, existiera un más allá diferente para justos y malvados. Tampoco se tenía un concepto definido del alma, aunque distinguían una parte espiritual y una parte física. Tras la muerte, no había una aniquilación total, sino una existencia sombría, más allá de la tumba en el reino subterráneo del dios Hades. Esas sombras etéreas, sin cuerpo que reflejara la apariencia humana eran denominadas “psique”.
Entre los diversos ritos practicados por los griegos, el sacrificio era el más importante. Este se realizaba en el altar del templo. Se hacía en forma individual o colectiva, y consistía en la muerte de un animal, seguida del banquete ritual, en el cual los participantes comían su carne.
La ofrenda era otro de los ritos más comunes, y buscaba el mismo fin que el sacrificio, es decir la comunicación con la divinidad; en la ofrenda no se usaba el fuego, no se destruía lo ofrecido. Ésta podía ser por agradecimiento, en el cual se ofrecía la cosecha a la divinidad correspondiente. También existían otras manifestaciones rituales como la libación (verter líquidos como el vino, la miel, el agua o el aceite en honor de una divinidad), y la plegaria que solía acompañar a otros ritos que invocaban distintas divinidades.
En Grecia no había un grupo especial formado por sacerdotes y sacerdotisas, ni tampoco determinadas actividades religiosas. La religión griega era un asunto de toda la polis y cualquiera podía tratar con los dioses sin necesidad de intermediarios. Los sacerdotes y sacerdotisas eran los encargados de cuidar los templos y santuarios, pero al no existir dogmas en la religión griega, el sacerdote no estaba obligado a exponer doctrinas, interpretarlas o dictarlas.
Mitos y Cuidado de la Salud
El origen del cuidado, se remonta a las primeras actividades humanas relacionadas con la supervivencia, la crianza, la alimentación y la protección ante las inclemencias de un medio hostil y adverso. En ese orden de ideas, el fuego se destaca como un elemento fundamental en la preparación de los alimentos y en la utilización de las prácticas de sanación.
En la cultura griega, la mujer participaba activamente como cuidadora, realizando las funciones propias del hogar y las de sanación. Epigona, esposa de Esculapio (principal sanador de la mitología griega) era conocida como la que reconforta y sus hijas Higea “diosa de la salud” y Panacea “restauradora de la salud”, son un ejemplo de ello. En sus prácticas utilizaban aguas y hierbas con propiedades medicinales.
La mitología griega está ampliamente descrita en los poemas de Homero, donde se relatan las prácticas utilizadas en la curación de las heridas, los hechizos para contrarrestar el mal y las enfermedades, y los cantos que protegían la vida de los guerreros. Para los griegos, los topos y las serpientes representaban dioses de la curación presentes en la tierra y los infiernos.
Los cuidados de la salud, practicados en la grecia clásica (siglos V y VI), época de plenitud de la polis, siguieron enmarcados en el concepto mágicoreligioso y no participaron del desarrollo intelectual de otras disciplinas como la filosofía.
Los templos eran visitados para limpieza y curaciones, y alrededor de ellos se encontraban los baños, lugares indicados para los enfermos junto con las viviendas de sacerdotes y médicos. Estos lugares eran verdaderos centros de curación y alivio, la vecindad de las bibliotecas y teatros permitía el desarrollo de la vida cultural y política de los griegos.
El más famoso de estos centros “Epidauros” albergaba hasta 500 pacientes. Era atendido por sacerdotisas y asistentes, y los enfermos se sometían a los procedimientos de purificación y limpieza, a través de rituales, ceremonias y baños que posteriormente se complementaban con dietas especiales y recintos para el sueño. La curación del cuerpo, contemplaba igualmente la curación del alma. Estos lugares, serían los precursores de lo que más tarde se llamarían hospitales.
Dioses del Olimpo
Cada ciudad, cada pueblo de Grecia reverenciaba especialmente uno o varios héroes. La mitología representa lo que fue la realidad histórica, una mezcla de costumbres y razas, entre otros. Es difícil precisar cuáles son los grandes dioses de Grecia. La tradición, conoce 12 dioses del Olimpo, pero hay muchas otras divinidades, reconocidas en las grandes ciudades helénicas.
Se entiende como divinidad, aquellas que reciben culto en la mayor parte del estado griego. La mayor parte de esas divinidades, tienen origen en pueblos indoeuropeos. Esto da como resultado una gran heterogeneidad de mitos y leyendas locales. Así, el Apolo de Delfos, no es idéntico al de Delos, las leyendas de uno y otro no son intercambiables, incluso, a veces son contradictorias. Se requería todo el ingenio de sacerdotes y poetas para imponer una versión coherente de estas leyendas.
Cada divinidad tenía un acto legendario en el que se mezclaban mitos, tradiciones históricas e invenciones populares, los cuales buscaban explicar la naturaleza profunda y religiosa de los dioses.
Figura 3. Esculapio y su Hija Higea.
Tomado de Historia de la Enfermería.
Donahue MP.
Los griegos creían que los dioses habían elegido el monte Olimpo, en una región de Grecia llamada Tesalia, como su residencia. En el Olimpo, los dioses formaban una sociedad organizada en términos de autoridad y poder, se movían con total libertad y formaban tres grupos que controlaban el cielo, el mar y la tierra. Los doce dioses principales, habitualmente llamados olímpicos eran Zeus, Hera, Hefesto, Atenea, Apolo, Artemis, Ares, Afrodita, Hestia, Hermes, Demeter y Poseidón.
Las grandes divinidades se reparten el universo, ejerciendo su potencia en cada lugar. Zeus, es el dios supremo, padre espiritual de los dioses y de los hombres, el dios del cielo, de la tempestad, la luz y la lluvia. Cuando llovía, los campesinos le atribuían a él, el origen del agua que fecundaba los campos. Zeus igualmente es el señor de los dioses.
Los poetas, lo invocan como el “padre de los hombres”. La Iliada cuenta, que en la puerta del palacio se encontraban dos ánforas, una contenía los bienes y la otra los males. Zeus alternaba una y otra a cada persona, pero a veces, tomaba sólo una de ellas lo cual hacía felices a algunos y desdichados a otros. Esta concepción de Zeus, lo muestra como el señor del destino de cada persona.
Hera, esposa y hermana de Zeus, es la reina de los cielos, la guardiana del matrimonio y protectora de la fecundidad de la familia. Apolo, hijo de Zeus, es el dios de la luz, la poesía y la música. Es uno de los mayores dioses del panteón helénico. Sus leyendas aparecen con frecuencia. La vida política y espiritual del mundo griego están dominadas por su figura y personalidad. En él, confluyen varias personas divinas, venidas de distintas regiones del helenismo. Apolo, a quien se representaba joven y muy bello, amó a la ninfa Dafne, hija del río Tesalio.
Dafne huye y escapa a la montaña, rechazando los deseos de Apolo; Apolo la persigue y ella es salvada al ser convertida en laurel, árbol que representa a Apolo por excelencia. Poseidón, reina sobre el mar, los manantiales y las fuentes. Señor de las tempestades y las tormentas, como de los vientos favorables y las travesías felices. Era hermano de Zeus, venerado especialmente por los navegantes. Junto con su esposa Anfitrite guiaba a un grupo de dioses marinos menos importantes, tales como las nereidas y los tritones.
Artemis, hija de Zeus y hermana gemela de Apolo, es la diosa de la vida salvaje, de los bosques y montes, de la caza, y en especial del ciervo. Era una divinidad virgen, protectora de las niñas en su paso a la pubertad y de las mujeres en el momento del parto. Era la diosa de la luna. Ares, hijo de Zeus y Hera, personifica la guerra y la muerte violenta. También es el dios vengador del homicidio y a él estaba consagrado el aeropago de Atenas (colina de Ares o lugar de maldición), donde se juzgaban los delitos de sangre.
Afrodita, hija de Zeus y según diferentes mitos, nacida de la espuma. Es la diosa del amor, la atracción física, la sensualidad y la belleza. También se la asimilaba con la primavera, los jardines y las flores. Se identificaba con la estrella de la mañana, que los romanos llamarían Venus.
Atenea, hija de Zeus, nació de la cabeza de éste. Diosa de la razón, la sabiduría, protectora de las artes y especialmente de las actividades femeninas: hilar y tejer. Es también una diosa guerrera y solía ser representada llevando armadura. Por ser la patrona de Atenas, a ella estaba consagrado el templo del Partenón.
Hefesto, hijo de Zeus y Hera, es el único olímpico deforme, pues sufría de cojera. A pesar de ello, estaba casado con Afrodita, la más bella de las diosas. Es el dios del fuego, los metales y la metalurgia. Hermes, dios de la juventud, la salud y los caminos, se encargaba también de hacer de mensajero para los dioses olímpicos. No tenía la misma importancia que ellos por ser hijo ilegítimo de Zeus, pero era un personaje simpático y popular. Era el dios de la ciencia y la invención.
Demeter, hermana de Zeus, es la diosa de la agricultura y la fecundidad vegetal, la fuerza que hace crecer y prosperar las semillas, también vinculada a la fecundidad de la mujer.
Hades, un dios importante pero no considerado un dios olímpico, regía el mundo subterráneo adonde iban a parar las psichai de los muertos, su nombre no se pronunciaba para no excitar su cólera y se le designaba como Plutón, aludiendo a las riquezas del interior de la tierra. Su esposa se llamaba Perséfone.
Dionisio, dios del vino y del placer, estaba entre los dioses más populares. Los griegos le dedicaban muchos festivales. Vinculado a las danzas, fiestas y representaciones teatrales. Está considerado la contraparte simbólica de Apolo: la pasión frente a la lógica y el sentimiento frente a la razón. A menudo lo acompañaba un grupo de dioses fantásticos que incluía a sátiros, centauros y ninfas. Los sátiros eran criaturas con piernas de cabra y la parte superior del cuerpo humano.
Los centauros tenían la cabeza y el torso de hombre, el resto del cuerpo de caballo. Las hermosas y encantadoras ninfas frecuentaban los bosques y las selvas.
Heracles, es el arquetipo del héroe, su nombre significa gloria de Hera. No es nombre de un dios, es un nombre ritual, tomado de la diosa Hera, gran diosa de Argos. Heracles, representa una síntesis mítica, en que se han unido leyendas y tradiciones sacerdotales.
Probablemente la mitología griega se desarrolló a partir de las primitivas religiones de los habitantes de Creta, donde surgió la primera civilización de la zona alrededor del año 3000 antes de Cristo. Creían que todos los objetos naturales tenían espíritus y que ciertos objetos, o fetiches, tenían poderes mágicos especiales. Con el tiempo, estas creencias se desarrollaron a través de una serie de leyendas que abarcaban objetos naturales, animales y dioses con forma humana, sobreviviendo como parte de la mitología clásica griega.
Cuando la civilización griega se desarrolló, especialmente durante el periodo helenístico, la mitología ya había evolucionado. Nuevas filosofías y la influencia de civilizaciones vecinas produjeron una gradual modificación en sus creencias. Sin embargo, las características esenciales de los dioses griegos y sus leyendas permanecen hasta hoy.
Bibliográficas
- • Aubert A, Durf F. “Historia Dinámica” Editorial Kapeluz. 1982.
- • Gowing L. y colaboradores. “Historia Universal del Arte”. Cap. VII. Arte Egeo.
- • Grimal P. “Mitología del Mediterráneo al Ganges”. Editorial Planeta. Barcelona. 1973.
- • Enciclopedia Microsoft. Encarta 1998. “Antiguos Dioses Griegos y Romanos”. 1993-1997.
- • Revista Muy Especial. “La Grecia Clásica”. No 44. Nov-Dic. 1999. España.
- • Donahue MP. Historia de la Enfermería. Ediciones Doyma. 1985.
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