Dependencia a la Nicotina y Motivación Para Dejar de Fumar en un Grupo de Soldados, Resultados
Consumo de Cigarrillos
Caracterización de la muestra. La muestra estuvo conformada en su totalidad por varones, con rangos de edad entre 18 y 26 años. La media de edad fue de 19,8 años (SD=1,94 años). La prevalencia de consumo de tabaco fue de 58%.
Dentro de los que manifestaron ser fumadores (n=58), se encontró que la mayoría (51,7%) fuma entre 1 y 3 cigarrillos por día, 41,4% fuma entre 4 y 10 cigarrillos por día y el resto (6,9%) consume más de 10 cigarrillos al día.
Adicionalmente, 39,6% lleva más de 4 años fumando, mientras que otro tanto (n=23) lleva entre 1 y 3 años. Lo que sugiere períodos de exposición prolongados y edades tempranas de inicio en la exposición al cigarrillo. Las dosis consumidas y los tiempos de exposición se registran en la figura 1.
En la figura 2 se muestra la composición del grupo de soldados consumidores de cigarrillo según el grupo de edad. Llama la atención el hecho de que en la medida que aumenta la edad el porcentaje de fumadores es menor.
Evaluación del grado de exposición y dependencia a la Nicotina
El consumo medio de cigarrillos por día fue de 5,9 unidades/ día, la media de paquetes que fuma por año resultó relativamente baja: 0,92 (SD=1,6, rango 0,02-12,0). Apenas 8,6% de la muestra examinada excede los dos paquetes por año y solamente se encontró un individuo que consume más de 5 paquetes/año.
Evaluación del nivel de motivación para dejar de fumar.
El promedio de puntaje registrado en el test de Richmond entre los 58 sujetos fumadores fue de 4,29 (SD=1,87, rango 0-7). En la distribución por intervalos de clase según el puntaje alcanzado se encuentra que apenas 6,9 de la muestra (n=4) alcanza un grado alto de motivación para eliminar el consumo. Los niveles de motivación se muestran en la tabla 2.
Se encuentra acorde con la clasificación propuesta por Prochaska y DiClemente (16). En fase de precontemplación 10,3% de la muestra de fumadores (manifiestan no querer abandonar el consumo), 89,7% restante se encuentra en fase de contemplación. Lo que significa que están interesados en dejar de fumar, pero no en un plazo inmediato.
Discusión
El hallazgo más significativo en el presente estudio es, sin lugar a dudas, la alta tasa de prevalencia de consumo de cigarrillos. En consideración a la corta edad de los sujetos incluidos en la muestra y el prolongado tiempo promedio de consumo que sugiere inicios en edades tempranas.
La alta prevalencia de consumo resulta similar, aunque superior a la registrada en los grupos de adolescentes escolarizados de Tunja, y a lo reportado en otros estudios.
Hacia 1999 se estimaba que en el mundo unos 1100 millones de personas eran fumadoras, es decir un poco menos de 20% de la humanidad (17). En la actualidad se considera al tabaquismo como una enfermedad adictiva crónica. Habida cuenta de que solamente entre 5% y 10% de los fumadores logran abandonar el consumo en el primer intento. Mientras el resto de fumadores fluctúa en ciclos contantes de abandonos y recaídas (15).
Aunque no se encuentran en la literatura reportes de tabaquismo en los escenarios militares. En un estudio adelantado con oficiales cubanos se encontró prevalencia de consumo de tabaco de 39,8%(18). Esta circunstancia podría plantear particularidades del ámbito militar. Aún no analizadas que podrían influir en forma desfavorable sobre la inclinación al consumo de cigarrillos al interior de las unidades militares.
En el esclarecimiento de factores ligados al consumo de tabaco, diversos autores ponen de relieve como un componente altamente determinante a las características del entorno social. En particular durante la infancia y la adolescencia, ya que si bien no se han identificado plenamente estos factores.
Se sabe que el medio social, conformado por los pares o compañeros y el entorno familiar pesan de manera notable en la decisión de consumir cigarrillos (19). Varias teorías sociales han intentado explicar la adquisición del hábito de fumar.
Teoría del Aprendizaje Social de Bandurra en el Consumo de Cigarrillos
En particular, la conocida teoría del aprendizaje social de Bandurra( 20). Este autor afirma que el comportamiento depende, sobre todo, de las expectativas. A partir de las cuales se concibe el esquema de reconocimiento social que se desea. Lo cual significa que los jóvenes adolescentes prefabrican mentalmente. Apoyándose en los imaginarios sociales y los mensajes mediáticos, un esquema de comportamiento que luego adoptan.
Es probable que la imagen que los jóvenes soldados apropian de sus superiores y del ámbito de la milicia promueva de diversas maneras la imagen de fumar como la de la seguridad. Lo cual explicaría la alta inclinación al consumo que se registra en esta exploración.
A este respecto, un estudio adelantado en Argentina con escolares encontró como factores que se asocian significativamente (p<0,01) con el Consumo de Cigarrillos a los siguientes factores del entorno familiar y social: el mejor amigo fuma (OR=3,24), todos los amigos fuman (OR=3,37), no cree que fumar sea una adicción (OR=2,11), los padres fuman (OR=1,58), los hermanos fuman (OR=2,26)(21).
Otro estudio adelantado en España ha demostrado que la clase o estrato socioeconómico. Así como aquellas ocupaciones en las que predomina el ejercicio manual sobre el intelectual determinan mayores tasas de tabaquismo. También se ha demostrado que con el paso de los años muchas personas abandonan espontáneamente el hábito, aunque en la mayoría ya se han ocasionado daños sistémicos significativos (22).
Se reconoce en el ámbito académico que la adolescencia constituye un período crítico en la evolución humana que resulta determinante en la implementación y afianzamiento de hábitos de comportamiento y consumo que posteriormente resultan muy difíciles de superar, en particular sin apoyo terapéutico adecuado.
Explicar el Consumo de Cigarrillos
En diversas exploraciones adelantadas para identificar factores que expliquen este fenómeno destacan algunos motivos argumentados por los jóvenes para explicar el consumo, Froggat(23) destaca la curiosidad, el placer que proporciona y la relajación, como los más importantes. Las exploraciones adelantadas en la ciudad de Tunja concuerdan en este sentido. La influencia de los padres y los amigos es uno de los predictores más importantes del consumo de sustancias tóxicas en los adolescentes.
En otros estudios (24,25), los resultados reflejan también la asociación existente entre el hábito de fumar de los padres y el consumo de algunas de estas sustancias por parte de los hijos, lo que sugiere la necesidad de impulsar estrategias de intervención dirigidas no sólo al interior de las instituciones educativas, que probablemente incluyan los cuarteles, sino también al entorno familiar de los jóvenes adolescentes.
Desde la perspectiva de las rutinas cotidianas, se han identificado ritmos de consumo que se relacionan con la percepción de placer y relajación, por ejemplo fumar para acompañar el consumo de café o alcohol, después de las comidas o después de la práctica de ciertas actividades recreativas (26).
Igualmente se ha reportado que el consumo se incrementa o disminuye acorde con el estado anímico de las personas, en particular el estrés, ansiedad y la tristeza tienden a incrementar el fumar.
La corta edad de los sujetos estudiados, combinada con los prolongados períodos de consumo sugiere el comienzo del hábito a edades tempranas, circunstancia que de alguna manera indica la necesidad de que se apliquen con rigor las medidas reguladoras, como la venta de cigarrillos a menores de edad.
Acceso de adolescentes al Consumo de Cigarrillos
En este caso, a pesar de contar con una legislación que lo prohíbe, se ha palpado evidencia del fácil acceso de adolescentes al cigarrillo. También la prevalencia sugiere la necesidad de diseñar y reforzar acciones preventivas dirigidas a la reducción del consumo.
Asimismo, es importante vigilar que la normatividad se cumpla y concientizar a los fumadores acerca de los daños a su salud. Además de ofrecerles alternativas terapéuticas.
En lo que tiene que ver con el abordaje terapéutico del tabaquismo, el presente estudio aporta evidencia de las herramientas básicas que permiten elaborar un diagnóstico comprensivo e integral de la situación del fumador, cualquiera que sea el nivel de adicción a la nicotina.
En primer lugar, es importante considerar la dosis de cigarrillos consumidos por día y el tiempo de consumo de cigarrillos. Estimaciones que permiten aproximar un marcador confiable el cual se denomina número de paquetes año (cigarrillos/día*años de fumador/20). El cual al involucrar la variable tiempo permite aproximar el nivel de adicción de manera muy precisa.
Test de Fagerström en Consumo de Cigarrillos
Respecto de la medición del grado de dependencia a la nicotina, el test de Fagerström se reconoce hasta el momento como la herramienta diagnóstica más precisa y que aporta información más precisa sobre el grado de dependencia desarrollado por el fumador.
Estudios correlacionales sugieren que la primera pregunta del test, que indaga sobre el tiempo que la persona demora entre el despertar y el consumo del primer cigarrillo. Se ha mostrado como un buen marcador que permite clasificar la adicción dependiendo si el tiempo autoreportado es mayor a 30 minutos (adicción baja) o inferior (adicción moderada a alta).
En consideración a que la probabilidad de éxito en el abandono del hábito tiene relación con el tiempo de exposición y edad de inicio. Conociéndose que el número de intentos de abandono incide también. Se considera que el test de Richmond orienta de manera muy precisa sobre el mejor tipo de intervención terapéutica.
Se reconoce que las preguntas primera, que registra la intención de abandonar y tercera. Que mide la expectativa de abandono a mediano plazo son también marcadores pronósticos de la probabilidad de éxito en el intento de dejar de fumar.
Se reconocen entonces ciertos estadios en la condición del paciente en proceso de abandonar el hábito del cigarrillo:
- Pre-contemplación: no existe intención franca de abandonar el hábito
- Contemplación: sujetos que quieren abandonar, pero no de manera inmediata
- Preparación: existe firme intención de abandonar el hábito
- Acción: personas que han dejado de fumar durante menos de 6 meses, este período es el de mayor riesgo de recaída.
- Mantenimiento: personas que llevan más de seis meses y menos de un año sin fumar
- Ex fumador: se define así a la persona que ha dejado de fumar durante un año o más.
Un enfoque integral en el tratamiento de apoyo para que los pacientes abandonen el hábito de fumar. Debe permitir la adaptación de la relación terapéutica a la condición particular de cada fumador. Y al grado de motivación que tenga la persona para intentar en serio el abandono. Ayudándole a progresar racionalmente por las diferentes fases de la intervención y apoyándole en la consolidación de la abstinencia.
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