Metodología de Enfermería del Anciano Mayor de 60 Años
Se utilizó una metodología de tipo descriptivo con abordaje cuantitativo. Se valoraron las percepciones de 74 ancianos que asistieron a la consulta de enfermería en el primer nivel de atención y las 54 enfermeras encargadas de la atención en las 18 instalaciones de salud de la red primaria. Para la se-lección del tamaño de la muestra se establecieron criterios específicos para cada grupo. En la selección se aplicó la fórmula estadística para poblaciones finitas con el fin de garantizar que el grupo pudiera generar información confiable, se consideró además la naturaleza del estudio, los objetivos, el tipo de sujetos por investigar, el número de enfermeras que participaran en el estudio.
El Instrumento utilizado fue el Inventario de comportamientos de cuidado (CBI) de Wolf el cual permitió medir las actitudes y comportamientos de la enfermera, no sólo desde la perspectiva del profesional de enfermería, sino también de la del paciente. Su aplicación requirió que el instrumento fuera sometido a una prueba de validez facial en el contexto propio donde se desarrolló la investigación, a través de un juicio de tres enfermeras expertas según criterios de traducción, lenguaje y redacción. Con base en los resultados obtenidos y las sugerencias de los expertos se redactó la versión definitiva. La versión corregida del CBI mantuvo los 42 ítems originales cada uno de los cuales debía ser clarificado por los sujetos de estudio de acuerdo con una escala Likert de cinco categorías de respuestas.
Es importante señalar que la autora del CBI en el instrumento original define tres niveles de la escala valorativa para la percepción del comportamiento de cuidado, pero no indica la ubicación de los puntos de corte para cada factor. Para este trabajo se definieron los puntos de corte a través de un es-quema descriptivo de dos fases. Este procedimiento se basó en la asesoría estadística porque la escala original del instrumento no incluía información suficiente para utilizar un método de validación, por jueces, en cambio se optó por un esquema descriptivo con dos fases:
FASE A. Se establecieron los dos puntos de corte preliminares de tal manera que los intervalos fueran de igual amplitud de puntajes. En este caso, con dos puntos de corte se definieron tres intervalos a un tercio del rango total. Este método no brinda las correlaciones óptimas entre respuestas de cada categoría, por lo que sólo sir-ve de base para los primeros cálculos y tener una idea preliminar de los acuerdos entre la enfermera y el observador.
FASE B. Se determinaron los puntos de corte definitivos cercanos a los obtenidos en la FASE A, en las posiciones donde se tiene el mejor comporta-miento de los acuerdos de la enfermera y el observador. El procedimiento seguido para establecer los puntos de corte definitivos consiste en hacer un barrido de las puntuaciones alrededor de los puntos de corte preliminares obtenidos de la fase (A), determinar el mayor valor de chi cuadrado de la tabla de contingencia que se genera con el primer punto de corte (de la FASE A) y asumir como punto de corte definitivo el puntaje donde se obtiene la máxima correlación de atributos (valores máximos de chi cuadrado). Este procedimiento sólo se realizó con las apreciaciones de las enfermeras y la observadora, las ubicaciones de los puntos de corte se utilizan directamente para el análisis de concordancias entre pacientes y enfermeras.
La aplicación del instrumento se llevó a cabo durante los meses de junio a septiembre de 2006, la recolección de la información se realizó por la misma investigadora para evitar divergencias de criterio en su aplicación.
Se realizó la observación de las interacciones enfermera-paciente durante el horario de 8 de la mañana a 12 del día, los cinco días de la semana, para un total de 20 horas semanales, duran-te 17 semanas con el fin de poder hacer la recolección de información.
La información recolectada, a través del diligenciamiento del instrumento y la observación realizada por la investigadora, fue codificada y procesada en el paquete estadístico SPSS.12.0. Las principales pruebas estadísticas utilizadas fueron la moda, media, desviación estándar y por primera vez para analizar los resultados obtenidos con la aplicación del instrumento CBI se realizaron comparaciones de medias a través de la t de Student, y se estimó el coeficiente KAPPA de Cohen como indicador de concordancia entre las percepciones de la enfermera y el observador; la enfermera y el anciano, para cada una de las dimensiones que lo conforman.
Para la realización de esta investigación se cumplieron todos los principios éticos que establecen el desarrollo de la actividad investigativa en salud. En este caso se tomaron en cuenta las sugerencias dadas por el Comité de Ética en Investigación de la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia(12) y el Comité de Ética e Investigación del Ministerio de Salud de Panamá, Región de Salud de Coclé, donde se realizó la investigación.(13)
La presente investigación cumplió, además, con los principios enunciados en la declaración de Helsinki.
Para el desarrollo de la investigación se consideró la obtención del permiso de las instalaciones donde se llevó a cabo el estudio, así como la firma del consentimiento informado por parte de los pacientes (ancianos) y enfermeras así como la autorización de la autora del instrumento utilizado.
Discusión y Resultados
Los resultados y la discusión generada en la investigación obligan a no obviar el hecho de que las consultas de enfermería son un nuevo reto para el profesional que requiere potencializar sus comportamientos, romper burocracias y cambiar paradigmas, donde la relación de cuidado se proporcione en una relación de igualdad en la que los valores, de quienes dan como de los que reciben el cuidado cobran importancia frente al respeto a las personas, las creencias y las convicciones.
El 41,9% de los ancianos sujetos de estudio están en edades entre 70 y 85 años y más y 58,1% entre 60 y 69 años. Sólo 78,3% de ellos tenían nivel educativo de primaria, situación que, aso-ciado con la edad, presenta problemas de salud y condiciones de vida, y no puedan tener condiciones y servicios básicos de salud y de cuidado, restándole oportunidades para elevar su bienestar y calidad de vida, algunas veces por desconocimiento sobre los problemas propios del envejecimiento y la vejez.
El rango de edad para la muestra de enfermeras está entre 22 y 52 años con un promedio de 43,2 años. Este rango de edad constituye un factor facilitador para lograr su incorporación, de manera permanente, a los programas de educación continua, necesarios para contribuir al exitoso logro de una consulta de enfermería de calidad.
El instrumento CBI arrojó los siguientes resultados de acuerdo con las diferentes subescalas que lo componen.
Dimensión deferencia respetuosa muestra que los sujetos del estudio tienen sus propios modelos mentales que indican cambios en las relaciones interpersonales, además de dar gran valor a la comunicación (expresar sentimientos, ideas y necesidades) al no ser las percepciones del anciano igual a las de las enfermeras y la observadora, es recomendable que en el momento de brindar la consulta el profesional de enfermería se consideren las necesidades individuales en la atención prestada, y empiece a verse como copartícipe del cuidado, contribuyendo así a elevar el valor de las consultas de enfermería.
Dimensión asistencia segura puso de manifiesto que existe diferencia entre las percepciones de los ancianos y las enfermeras, a pesar de que en ambos grupos se alcanzaron valores elevados en los ítems relacionados con habilidades y conocimientos, evidenciando que el reto para entender el cuidado de enfermería proporcionado al anciano, es atenderlos como nos gustaría que nos atendieran a nosotros. Con la amabilidad, la dedicación, la información oportuna y veraz y, sobre todo, con la calidez humana que, en últimas hace la diferencia en la calidad de los comportamientos de cuidado ofertados (figura 1).
Dimensión interacción positiva evidenció que los principales comportamientos asociados con esta dimensión son la aproximación y el contacto del personal hacia el paciente con ex-presión de cariño hacia éste, permitirle expresar los sentimientos, tranquilizarlo, animar al paciente, tener en cuenta sus necesidades. Los ancianos perciben y valoran los comportamientos, a través de interacción en la consulta, entre los cuales se encuentra la empatía considerada como un componente central del comportamiento de cuidado. Se evidenció también que las enfermeras deben relacionar sus sentimientos con los del paciente, al igual que su percepción sobre la responsabilidad frente a su cuidado. En este orden de ideas, el conocimiento de la percepción de los comportamientos de cuidado desde la dimensión interacción positiva, es fundamental si quiere apoyarse el desarrollo con base en la razón de ser y la acción de enfermería: el cuidado (figura 2).
Dimensión preparación y habilidad valorada como favorable en 66,7% por la enfermera, y por el anciano como desfavorable con 11,0%. Según el anciano la enfermera a través de sus comportamientos proyecta una percepción incorrecta de cuidado y un alto nivel de expectativas referentes a la preparación y habilidad del recurso, lo cual acentúa el desafío del cuidado a ser sensible a la necesidad dinámica y cambiante de los pacientes. El cuidado de enfermería brindado en la consulta no es, por lo tanto, una simple emoción, actitud, preocupación, o un acto bondadoso, implica valores, deseo y compromiso de cuidar, conocimiento, acciones de cuidado. Por ende, las enfermeras necesitan demostrar con hechos sus verdaderas actitudes y comportamientos de cuidado, a fin de re-conocer el verdadero efecto de sus propias percepciones.
El proceso de cuidado para el anciano es el foco principal de enfermería, no solamente por la dinámica de las transacciones humano- humano, sino por los requerimientos de conocimiento, compromiso, valores humanos, por el compromiso moral, social, y personal de enfermería en el lugar y el tiempo (figura 3).
Dimensión consideración de la experiencia del otro, arrojó que existe diferencia significativa entre las percepciones comportamientos de cuidado del anciano y de la enfermera en la relación establecida en la consulta, las respuestas manifiestas del anciano dicen que la enfermera no contribuye a hacer de la consulta una experiencia positiva, fundamentando su afirmación en la suma de factores entre los cuales se incluyen las cualidades personales de la enfermera y su competencia y habilidad profesional; aspecto que debe ser considerado, pues de la adecuada interacción dependerá la utilización futura del servicio.
La consideración de la experiencia del otro, o las actitudes se forman a través de la satisfacción de las necesidades pues es indispensable identificar y medir las actitudes, conocimientos y comportamientos de las enfermeras frente al cuidado que permitan analizar y construir propuestas trasformadoras para la práctica (figura 4).
La incorporación de la medición del grado de concordancia por dimensión de las percepciones enfermera-observador y enfermera-anciano calculados, a través del coeficiente Kappa, no había sido usado en la valoración de los comportamientos de cuidado con el instrumento CBI, permitió la identificación de acuerdos en cuatro de las cinco dimensiones del instrumento, lo cual contribuye a fortalecer la utilidad del instrumento, cuyos resultados hasta la fecha sólo se habían considerado a través de la ponderación porcentual (figura 5).
La comparación de medias a las respuestas dadas por los ancianos, enfermeras y el observador, evidenciaron diferencias significativas entre las medias de las puntuaciones obtenidas, ratificando la tendencia mencionada en la literatura, referente a que las personas evalúan los estímulos del ambiente como provocadores o amenazantes con más frecuencias que otros.(14) La excelencia del cuidado sostenida en el tiempo, en el desempeño de las funciones y actividades de la consulta se debe a que cada uno de los sujetos de estudio tiene una serie de actitudes, valores y cualidades que le permiten, de manera individual, predecir y producir un desempeño esperado, el cual asegurará una excelencia en la atención de las necesidades y demandas del paciente. Se requiere realizar más investigaciones que permitan el empleo de la comparación de medias como estadístico para valorar el comportamiento de cuidado a fin de validar estos resultados (figura 6).
Conclusiones
Este estudio, es el primero realizado en Panamá, con el objetivo de conocer las percepciones de comportamientos de cuidado en las consultas de enfermería en el nivel primario, con-texto en el cual no se había utilizado el instrumento (CBI). Se constituye en una primera aproximación para hacer el enlace entre los niveles de decisión y operativos del Sistema de Salud, de Panamá, específicamente en la Región de Coclé.
El medir el cuidado a través de instrumentos confiables y válidos como el CBI contribuye a fortalecer la ciencia de enfermería. El estudio del fenómeno en otras realidades y contextos fuera de la hospitalaria como se había hecho hasta el momento permite conocer de primera fuente la forma como los pacientes perciben el acto de cuidar y cómo lo percibe la enfermera.
En términos generales la percepción del paciente es medianamente favorable. Los ancianos de la provincia de Coclé reconocen a enfermería como el recurso que le ofrece ayuda valiosa e inspira sentimientos de respeto y admiración, valoran los esfuerzos del personal y reconocen sus limitaciones por lo que se hace necesario fomentar la comunicación, las actitudes afectivas y de confianza como mecanismo eficaz para mejorar los comportamientos percibidos por los ancianos en las consultas, e involucrarlos en la planeación del cuidado como actores activos para el mantenimiento de la salud, principio fundamental de la atención primaria.
Los resultados encontrados confirman las actitudes y comportamientos de las enfermeras percibidos por algunos ancianos como negativos, están relacionados, con la falta de tiempo para proporcionar un cuidado de calidad, dado que la mayoría de las instalaciones que conforman el primer nivel de atención sólo cuenta con una enfermera para cumplir las funciones que demanda la estructura del sistema.
La valoración de los comportamientos de cuidado de la enfermera, permitió detectar que la enfermera tiene pocos espacios para la toma de decisiones lo cual puede conducir a niveles pobres de desempeño e incluso de apatía, se evidencia que las enfermeras se desempeñan mejor cuando pueden identificarse con las acciones que realizan, lo que ha dado la posibilidad para la elaboración de guías de atención con el objetivo de fortalecer la formación del personal de enfermería y el desempeño profesional en el nivel primario.
Las enfermeras que formaron parte del estudio tienen una elevada autoestima, autorrealización personal y profesional, lo que permite expresar seguridad en el momento de establecer la relación de cuidado.
En la observación realizada se demostró que la enfermera es un profesional independiente con tareas específicas y bien definidas con el objetivo de satisfacer las necesidades y demandas de los ancianos a través de las consultas de enfermería.
Se desprende de la investigación que el desempeño óptimo de la enfermera en las consultas de enfermería así como el alcanzar autonomía profesional en el desarrollo de las mismas está asociado con la percepción del paciente con los comportamientos de cuidado y constituye uno de los más importantes indicadores.
La percepción del cuidado que tienen los ancianos mayores de 60 años que asisten a la consulta de enfermería, alcanzó valores altos en la escala valorativa de favorable sólo para la dimensión, deferencia respetuosa así como de medianamente favorable para las dimensiones asistencia segura, interacción positiva, preparación y habilidad, y consideración de la experiencia del otro. Estos resulta dos evidencian que las enfermeras al brindar el cuidado, tienen actitudes y comportamientos que llevan a la persona que recibe el cuidado en algunas ocasiones a percibirlo de manera negativa.
Las principales acciones y comportamientos que define una percepción favorable, según el anciano, están aso- ciadas con la dimensión deferencia respetuosa e incluyen el que lo escuchen, le dediquen tiempo, sean respetuosos y le tengan confianza. La percepción medianamente favorable está asociada con las dimensiones asistencia segura, preparación y habilidad, y consideración de la experiencia del otro; éstas envuelven ayudarlo a crecer, demostrar conocimientos y habilidades, responder al llamado, mostrar preocupación y ponerlo de primero. Mientras que la percepción desfavorable se relaciona con la dimensión interacción positiva encierra el no permitirle expresar sus sentimientos sobre la enfermedad, no incluirlo de la planeación del cuidado o no brindarle una presencia tranquilizante.
Se encontró que las percepciones de enfermeras y observadora alcanzaron valores altos en todas las dimensiones para la escala valorativa de favorable, pues el profesional de enfermería percibe que la consulta de enfermería constituye un reto y les provee un amplio campo de oportunidades que le permite ganar autonomía e identidad como enfermera profesional.
Recomendaciones
La investigación realizada permite plantear las siguientes recomendaciones:
• Reconocer los resultados de este estudio como una alternativa para evaluar la calidad del cuidado de enfermería en el nivel primario y visualizar fortalezas y debilidades que puedan promover líneas de trabajo complementadas con evaluaciones continuas de calidad de atención de enfermería.
• Realizar estudios de naturaleza cualitativa y comparativa en las diferentes regiones de salud de Panamá, en donde se estén implementando las consultas de enfermería, como método complementario del presente estudio a fin de promover mejoras en las estrategias de atención.
• Socializar los resultados de la investigación en las diferentes instalaciones que formaron parte del estudio y en la República de Panamá, a fin de dar a conocer los resultados y servir de referencia para la calificación del profesional en las consultas de enfermería.
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