Editorial: Rafael Casas Morales, Una Evocación

JOSÉ FÉLIX PATIÑO RESTREPO, MD, FACS (HON)**

Como homenaje a la memoria de Rafael Casas Morales, en cuyo honor se dictará la Conferencia Inaugural que lleva su nombre en el XXXI Congreso Colombiano Avances en Cirugía por el expresidente de la Asociación Colombiana de Cirugía, doctor Julio Alberto Nieto, se incluye en este número de la Revista la semblanza escrita por el doctor José Félix Patiño Restrepo sobre esta egregia figura de la cirugía colombiana y uno de los fundadores de la Asociación.

HERNANDO ABAUNZA, MD, FACS, MACC, (HON)
Director Ejecutivo ACC

Dice Cushing, en las primeras líneas de su famoso Consacratio medici (1):

“Existe un antiguo proverbio: el interés no une a los hombres, el interés los separa; sólo hay una cosa que efectivamente une a los hombres y ella es la devoción común”.

Al evocar la memoria de Rafael Casas Morales, prematuramente fallecido en 1977, hoy con motivo de la publicación de su elegante obra pionera en nuestro ámbito nacional sobre hiperparatiroidismo primario, encuentro precisas las palabras de Cushing. Con pocas personas, en el campo de la medicina y la educación superior, he mantenido una unión intelectual tan profunda y sincera como con Rafael Casas Morales. Nuestras lealtades, como también las relata Cushing, hacia la nación, la comunidad, la Universidad Nacional, fueron las mismas y en ellas primó la consagración a la medicina, consacratio medici, la devoción que nos unió, durante una inolvidable etapa de vida universitaria, en una excelsa amistad.

Casas Morales, desprovisto de prejuicios y totalmente ajeno a intereses personales, fue ejemplo de altruismo y de dedicación a la medicina y a la cirugía en particular. Su fervoroso interés por la patología paratiroidea data de su experiencia inicial como cirujano, pero fue poderosamente impulsada por su vivencia en la Universidad de Harvard al lado de ese gran pionero de la cirugía de las glándulas tiroides y paratiroides, el extinto cirujano maestro profesor Oliver Cope.

Su devoción por la causa de la profesión y de la educación médica sentó un elevado estándar y dejó perenne huella, no sólo en el ámbito del benemérito Hospital San Juan de Dios, al cual, con amor y verdadera pasión, convirtió en un centro de excelencia, y en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, donde dejó historia como uno de sus más brillantes decanos, sino en el panorama nacional y latinoamericano. La medicina, para él, fue un sistema educacional, constituido por la prodigiosa integración de ciencias biológicas, servicio social, humanitarismo y humanismo.

La definida personalidad de Rafael Casas Morales, formada en el seno de una rancia familia de ilustre tradición en la vida colombiana, combinó, en forma por demás fructífera, lo que Osler llamó “Las viejas humanidades y la nueva ciencia” (2). Su actitud filosófica y su disciplina científica, junto con una brillante inteligencia creadora, le permitieron realizar una obra de trascendencia que marcó hito en el refinamiento de la educación médica, la tecnificación de los servicios hospitalarios y el desarrollo de la investigación científica. A él se debe, en parte principal, la definición de los principios que gobiernan la educación médica de postgrado. En un panorama, en su época, en que las especialidades, en todos los campos del conocimiento, se hipertrofiaban para agobiar la formación universitaria y universalista del educando, Casas Morales bregó por la instauración de los estudios generales en la universidad, de la medicina comunitaria con responsabilidad social, del fundamento científico como factor insustituible en la formación del médico. Las generaciones que se formaron en San Juan de Dios bajo su tutela intelectual y administrativa atestiguan, por la excelencia de sus logros profesionales, en Colombia y en el exterior, la solidez de su obra como maestro y cirujano de sin par inquietud intelectual principal, la definición de los principios que gobiernan la educación médica de postgrado. En un panorama, en su época, en que las especialidades, en todos los campos del conocimiento, se hipertrofiaban para agobiar la formación universitaria y universalista del educando, Casas Morales bregó por la instauración de los estudios generales en la universidad, de la medicina comunitaria con responsabilidad social, del fundamento científico como factor insustituible en la formación del médico. Las generaciones que se formaron en San Juan de Dios bajo su tutela intelectual y administrativa atestiguan, por la excelencia de sus logros profesionales, en Colombia y en el exterior, la solidez de su obra como maestro y cirujano de sin par inquietud intelectual.

Casas Morales fue colombianista sincero. Profunda preocupación expresaba frecuentemente por los destinosde la patria, los cuales, él siempre creyó, estarían a salvo si las nuevas generaciones adquirían una sólida educación. En esta época turbulenta de la República, al releer recientemente la introducción de un libro favorito de mi padre, El mundo visto a los ochenta años, hago suyas las palabras de don Santiago Ramón y Cajal (3):

“No es que me asusten los cambios de régimen por radicales que sean, pero me es imposible transigir con sentimientos que desembocarán andando el tiempo si Dios no hace el milagro, en la desintegración de la patria y en la repartición del territorio nacional”.

Casas Morales fue elemento fundamental del ambicioso programa de reforma que emprendimos, junto con otros destacados líderes intelectuales, para llevar a la Universidad Nacional a ponerse a tono con las demandas crecientes que enfrentaba y para convertirla en una moderna institución de educación superior que significara un efectivo instrumento de desarrollo para el país (4). La obra dio sus frutos y él alcanzó a conocer muchos de ellos y a dirigirlos, con mente lúcida y mano firme, para bien de los estudiantes, a quienes dedicó, con vocación ejemplar, lo mejor de sus capacidades.

Los hombres buenos se van, pero su obra perdura. Los fundamentos que dejó sentados como subdirector y director del hospital, como decano de medicina, como secretario general de la universidad, constituye un patrimonio imperecedero que debe ser guía permanente para los que trajinan la vida académica y las disciplinas de la salud. Ojalá su visionaria concepción de los sacrosantos objetivos y rígida metodología de la formación de los nuevos médicos y de la responsabilidad social de la profesión y su clara interpretación del imperativo hipocrático, iluminen la mente de quienes dirigen los servicios de salud y la educación médica de Colombia, tan maltratados y venidos a menos como consecuencia de los desatinos, desconocimiento, confusión e improvisación, que, en los últimos años, han caracterizado la acción sanitaria del Estado y han deteriorado el andamiaje de prodigiosa excelencia médica que él construyó desde San Juan de Dios y la Universidad Nacional.

Referencias

1. CUSHING H. Consacratio Medici and other Papers. Little, Brown, and Company. Boston, 1928.
2. OSLER, SIR WILLIAM. A way of life and selected writings. Dover Publications, Inc. New York, 1951.
3. RAMÓN y CAJAL S. El mundo visto a los ochenta años. Impresiones de un arteriosclerótico. Tipografía Artística. Madrid, 1934.
4. PATIÑO JF. Hacia la universidad del desarrollo. Informe del Rector, vol. I. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1966.

Correspondencia:
JOSÉ FÉLIX PATIÑO, MD
jfpatino@fsfb.org.co
Bogotá, D.C., Colombia


* Tomado del libro Hiperparatiroidismo en Colombia. Por Rafael Casas Morales, Gabriel Toro González y Enrique Osorio Fonseca. Editado por Antonio Iglesias, Director del Instituto Nacional de Salud. Bogotá, 1991.
** Jefe, Departamento de Cirugía, Fundación Santa Fe de Bogotá.

Fecha de recibo: Julio 8 de 2005
Fecha de aprobación: Julio 12 de 2005

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