In Memoriam: Dr. Joaquín Silva Silva
Hernando Abaunza O. MD. FACS.*
“Palabras pronunciadas por el Dr. Hernando Abaúnza en el sepelio del doctor Joaquín Silva Silva, el 9 de febrero de 2003”.
Señoras y señores:
Nos hemos reunido hoy para darle un adiós temporal al doctor Joaquín Silva Silva, familiarmente conocido como “Joaquito”. Nació el doctor Silva en las bellas tierras huilenses y realizó sus estudios universitarios en Bogotá en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional. Y su entrenamiento como Cirujano y su carrera de profesorado en el Hospital San Juan de Dios de la misma Universidad. Dedicó toda su vida al cuidado de sus pacientes, primero en el mencionado Hospital de San Juan de Dios de Bogotá y luego en el Hospital Militar Central, cuya historia está ligada íntimamente a la vida profesional del doctor Silva y durante más de 40 años sus pacientes tuvieron en él no solamente un médico excepcional, un virtuoso cirujano, un profesional como pocos, sino sobre todo un consejero, y en las más de las veces, un amigo.
En noviembre de 1972 por iniciativa personal reunió un centenar de cirujanos en las instalaciones de la Clínica de Marly y dio origen a la Sociedad Colombiana de Cirugía, siendo su primer Presidente de 1972 a 1975, en 1986 fue nombrado Miembro Honorario de la Sociedad Colombiana de Cirugía y en agosto de 1988 fue el conferencista de la “Oración Maestros de la Cirugía Colombiana”, máxima distinción que otorga nuestra Sociedad, deleitando en esa ocasión a la audiencia con una bella pieza oratoria llamada “Los albores de la medicina y cirugía”: de 1995 al 2001 fue el Editor de la Revista Cirugía, órgano oficial de nuestra Sociedad llevándola a sitial preferencial entre sus similares en el continente; el doctor. Silva en estos 30 años ha sido líder indiscutible de la Sociedad Colombiana de Cirugía y guió con el brillo de su inteligencia gran parte de los designios de nuestra Sociedad.
Fue Miembro de la Academia Nacional de Medicina y su brillante carrera profesional, unida a sus grandes virtudes académicas, lo llevaron a ocupar con brillo y donaire la Presidencia del Tribunal Nacional de Ética Médica.
Leonor, Juan Carlos, Jorge Enrique, Francisco y Guiomar, ustedes han tenido en su esposo y padre un ser excepcional dentro de la excelencia humana, su vida familiar y profesional será digno ejemplo de imitarse por las generaciones médicas presentes y venideras.
En el ámbito personal, timbre de honor y de orgullo será siempre para mi, el haber sido su compañero de trabajo en el diario trajinar de nuestra Sociedad, su desinterés y amor por esta será siempre ejemplo para sus futuros dirigentes, pero lo que indiscutiblemente más le agradezco es el haberme dado su amistad.
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