Reseña Bibliografía, “La Visión de un Sueño”, un Libro Admirable
Efraim Otero Ruiz*
Alguien dijo -creo que fue Toynbee, el de “toda historia es contemporánea”- que para escribir la historia, hay que vivirla. Eso es lo que vemos quienes hemos leído el libro “La Visión de un Sueño” que se presenta esta noche, que mejor ha debido subtitularse “Una vida y una obra”, admirablemente sintetizada en las palabras de quienes me han precedido. Como los verdaderamente grandes, Alvaro emplea solamente el pronombre de tercera persona, como si apenas se refiriera con modestia a ese “otro yo” que ha hecho las cosas más importantes en la oftalmología colombiana, dedicado siempre a construir obras magnas -comenzando por su familia, sus hijos-, a enseñar, a fundar, a hacer el bien. Parafraseando lo dicho recientemente por un gobernante en el homenaje póstumo a Rodrigo Lloreda Caicedo, la Academia debería reservar un nicho especial para aquellos que, mereciendo de sobra ser Presidentes, no han querido serlo por obedecer y cumplir antes el mandato hipocrático y humano que gobierna su vida. Sabemos que por cariño, por asiduidad, por generosidad, por nobleza, Alvaro y Helenita, seguirán siempre presidiendo en espíritu los corazones de quienes pertenecemos a esta ilustre corporación.
Efectivamente el libro de 180 páginas en gran formato, bellamente editado por Punto aparte Editores e impreso por Panamericana Formas e Impresos, con la asesoría editorial de Martalucía Tamayo y Sandra Roca Garavito está diseñado para impactar visualmente, como sí resaltara el lema de FUNDO-NAL grabado desde la contraportada: Su visión es mi misión. Dividido en cuatro grandes partes o capítulos, a saber: I.
La oftalmología en Colombia. II. La Fundación. III. Investigación y Educación y IV. Línea de tiempo, está precedido por los nobles testimonios de Alvaro, su hijo Francisco (La Fundación, Pasado y Presente) y quienes lo han acompañado en su labor de 30 años: Bernardo Hoyos, el eximio musicólogo y comentarista de arte; William Fadul Vergara, máximo experto en seguros, poeta y literato; Sandra Roca Garavito, Gerente General que, como todos los aquí mencionados, ha acompañado a Alvaro en ‘las duras y las maduras’; José Alejandro Cortés Osorio, digno continuador de una línea inmaculada que va de padres a hijos en Seguros Bolívar; Jorge Cárdenas Gutiérrez, antioqueño genial que merecería con creces el cariñoso apelativo de “Mr. Coffee” que se dio a su antecesor en la Federación Nacional de Cafeteros; Pedro Gómez Barrero, filántropo y constructor, establecido al lado de nuestra Academia, no sólo en el edificio, sino en el corazón de quienes lo admiramos; y el Académico Jorge Cavelier Gaviria, su vecino de espíritu y de Marly, que lo ha acompañado y animado en estos 30 años, sentado a su lado como lo hace siempre en las filas posteriores de nuestro auditorio César Augusto Pantoja. Como dice Alvaro, el Fundador, en su artículo introductorio:
Los pormenores de la historia de la Fundación Oftalmológica Nacional a partir de cero deben ser relatados para que pasen a la historia y al recuerdo. De tal modo complaceremos a muchos amigos que así lo desean. Sus detalles aparecen en este libro, bellamente editado por expertos y que también ha requerido el concurso de muchos.
La obra toda, quizás el registro gráfico más importante sobre la historia de la especialidad en el país, sus frecuentes intervenciones, sus eruditos y pausados comentarios académicos que oímos en muchas sesiones, hacen que Alvaro suceda por derecho propio a ese magno historiador de la oftalmología colombiana que fue Alfonso Tribín Piedrahita. Y como los estatutos de nuestra Sociedad Colombiana no contemplan la categoría de Miembro Honorario, la Junta Directiva por unanimidad ha decidido entregarle hoy el Diploma de Miembro Activo con el que se honra no sólo al recipiendario sino especialmente a la Sociedad y a todos los que pertenecemos a ella. Por eso mismo le pedimos a Helenita le imponga nuestro escudo, para que lleve cerca del pecho a estos amigos de varias profesiones que gustan deambular por los caminos de la historia. Para que podamos repetir la frase de Alvaro que, hoy más que nunca, se debiera esculpir en el frontispicio de nuestras vapuleadas entidades académicas:
Ahora se habrá de continuar la obra de la institución y enfrentar el relevo generacional, un presente difícil y un futuro incierto, pero con optimismo, seguridad y preparación.
* MD. Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina. Presidente de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina.
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