Historia del Tratamiento de las Neoplasias Hematolinfoides
Perspectiva del Diagnóstico y Tratamiento del Cáncer
Historia del Tratamiento de las Neoplasias Hematolinfoides desde la Quimioterapia al Trasplante y Terapia Celular
Autores: Beatriz Wills Sanín1; Alexandra Gómez Arteaga2
Resumen
Algunos de los avances más importantes en el campo de la hematología maligna incluyen el desarrollo de la quimioterapia, el trasplante de médula ósea y la introducción de la terapia celular. En conjunto, estas terapias han mejorado significativamente el pronóstico de pacientes con enfermedades hematolinfoides.
Inicialmente el trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH) fue recibido con una mezcla de escepticismo, entusiasmo y decepciones.
Inicialmente fue necesario superar distintas barreras, incluyendo las diferencias inherentes entre la inmunología de animales y humanos, el rechazo del injerto y la enfermedad de injerto contra huésped (EICH). Los desenlaces médicos y las altas tasas de mortalidad por recaída en los primeros trasplantes frenaron, en primera instancia, la investigación del TCMH.
Sin embargo, gracias a la determinación de diferentes pioneros, el TCMH pasó de ser una opción experimental con disponibilidad limitada a ser una terapia que hoy en día beneficia aproximadamente 50.000 pacientes anualmente con distintos desórdenes hematológicos que de otro modo serían fatales.
En la actualidad el TCMH tiene una variedad de aplicaciones médicas más allá de las neoplasias hematológicas, incluyendo síndromes de falla medular, tratamiento de tumores sólidos, hemoglobinopatías, enfermedades autoinmunes, trastornos hereditarios del metabolismo e incluso enfermedades infecciosas como el virus de inmunodeficiencia humano (VIH)(1).
Además la terapia celular, específicamente las células T con receptores de antígeno quimérico (CAR- T) es uno de los avances más importantes del tratamiento de las enfermedades neoplásicas hematológica. Este artículo revisará la perspectiva histórica del tratamiento de las neoplasias hematolinfoides desde la quimioterapia, TCMH y la terapia celular.
Palabras clave: Historia de la quimioterapia; trasplante de células madre hematopoyéticas; terapia celular; CAR- T.
History of the Treatment of Hematolymphoid Neoplasms from Chemotherapy to Transplantation and Cell Therapy
Abstract
Some of the most important advances in the field of malignant hematology include the development of chemotherapy, bone marrow transplantation, and the introduction of cell therapy. Together, these treatment modalities have significantly improved the prognosis of patients with hematolymphoid diseases.
Hematopoietic stem cell transplantation (HSCT) was initially greeted with a mixture of skepticism, enthusiasm, and disappointment. Initially, several barriers had to be overcome, including the inherent differences between animal and human immunology, graft rejection, and graft-vs.-host disease (GVHD). Medical outcomes and high relapse mortality rates in the first transplants stopped HSCT research in the first place. However, thanks to the determination of different pioneers, HSCT went from being an experimental option with limited availability to being a therapy that today benefits approximately 50,000 patients annually with different hematological disorders that would otherwise be fatal.
Additionally, HSCT currently has a variety of medical applications beyond hematologic malignancies, including bone marrow failure syndromes, treatment of solid tumors, hemoglobinopathies, autoimmune diseases, inherited metabolic disorders, and even infectious diseases such as the human immunodeficiency virus. (HIV) (1). Furthermore, cell therapy has made recent and impactful implications in the treatment of hematologic malignancies of B cell origin. This article will review the historical perspective of the treatment of hematolymphoid neoplasms from chemotherapy, and; HSCT and cell therapy
Keywords: History of chemotherapy; bone marrow transplant:; cell therapy; CAR-T.
Historia de la quimioterapia para el manejo de las neoplasia hematológicas
En 1845, J. H. Bennett describió la proliferación anormal de leucocitos en sangre (2). Luego, en 1847, R. C. Virchow observó ciertas características en sangre que denominó leucemia (3), del griego leukos cuyo significado es blanco. En 1860, cuando Biermer reportó la incidencia alarmante de la leucemia infantil, se abrieron las puertas para el desarrollo de medicamentos contra el cáncer.
El término quimioterapia surgió en 1909 cuando P. Ehrlich desarrolló el medicamento para la sífilis Salvarsan 606; la intención en ese entonces era tratar enfermedades a partir de sustancias químicas (4).
Inadvertidamente, las guerras han llevado a desarrollos importantes en la hematología. Los inicios del trasplante de medula ósea surgieron a partir del proyecto Manhattan y con ello la explosión de la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial.
El ataque en el puerto de Bari en Italia por parte de Alemania, liberó gas mostaza ocasionando toxicidades hematológicas severas y muertes en más de mil soldados y residentes expuestos (Figura 1).
Posteriormente, L. S. Goodman y A. Gilman utilizaron la mostaza nitrogenada para tratar cánceres hematológicos como la leucemia y el linfoma en 1946, permitiendo crear un modelo experimental para el desarrollo de diferentes agentes alquilantes (5).
(Lea También:Leucemia Linfoide Aguda)
Poco después del descubrimiento de la mostaza nitrogenada:
Sidney Farber (Figura 2) en Boston, con el apoyo del químico Yellapragada Subbarow, demostró que la aminopterina, un compuesto relacionado con el ácido fólico, producía remisiones en niños con leucemia aguda al inhibir la replicación del ADN (6).
Este medicamento fue el predecesor del metotrexato, usado frecuentemente en la actualidad.
Durante las décadas de 1940 y 1950, la quimioterapia se basó en el uso exclusivo de un único agente como pilar para el tratamiento de la leucemia.
Por ejemplo, en 1951 G. B. Elion descubrió el efecto antitumoral de la 6-mercaptopurina. Luego, en 1955 el Centro de Servicio Nacional de Quimioterapia del Cáncer Estadounidense estudió a gran escala diferentes sustancias químicas sintéticas, productos de fermentación y derivados de plantas como posibles agentes quimioterapéuticos.
Estos esfuerzos llevaron al desarrollo de varios tipos de fármacos como el 5-fluorouracilo, que C. Heidelberger sintetizó en 1957, y el derivado vegetal vincristina, desarrollado en 1958 (7).
Autores
1 Beatriz Wills SanínFellow. MD. en Hematología y Oncología. Memorial Sloan Kettering Cancer Center, División de Hematología y Oncología, Ciudad de Nueva York, Nueva York.
2 Alexandra Gómez Arteaga MD. Profesor Asistente. División de Hematología y Oncología Weill Cornell Medicine, New York-Presbyterian Hospital, Ciudad de Nueva York, Nueva York.
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