Editorial: Comunicado, Caso dr. José Edgar Duque Echeverri
Herman Esguerra Villamizar1
La reciente sentencia de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, en la que se condena de manera definitiva al médico patólogo José Edgar Duque Echeverri por el delito de “Lesiones personales culposas” y que confirma la sanción que incluye: prisión de seis meses, privación del derecho de ejercer la profesión por el término de 24 meses y una multa equivalente al valor 6.932 salarios mínimos legales vigentes.
Sentencia contra la cual no procede ningún recurso en el ámbito de la justicia en el país, constituye un ejemplo de la forma como se podría criminalizar el ejercicio de la medicina en Colombia.
En efecto, la medicina es arte y ciencia, como tal, durante su ejercicio, se pueden presentar innumerables situaciones en las que no siempre será posible tener certeza sobre la asertividad de la decisión en el diagnóstico o en el tratamiento.
Precisamente, ésto involucra el “acto médico”, acto que al analizarse de forma retrospectiva puede suscitar otra interpretación o verdad generando entonces juicios en lo que se considera o define como un error en la práctica médica.
Sin embargo, lo anterior ha existido y seguirá existiendo porque la medicina es ejercida por seres humanos y toda acción humana alberga un margen o posibilidad de error.
Ciertamente, en este ejercicio tan delicado, el médico siempre buscará utilizar todos los medios a su alcance y expondrá lo mejor de su conocimiento; procurará en virtud de sus principios, su formación profesional, su ética y su humanismo, lograr los mejores resultados sobre la salud de su paciente.
Por lo cual, nunca, en el acto médico, habrá dolo para realizar el mal o perjuicio al paciente. (Vea también: Editorial: Sobre la Situación del Fondo de Investigaciones en Salud (FIS)
El error diagnóstico, susceptible de ocurrir en el ejercicio de la medicina, pero no debería ser criminalizado y debería ser juzgado por los mismos profesionales médicos (pares) en los tribunales de ética médica y a la luz de la Lex Artis.
Desde esta perspectiva, es necesario tener en cuenta siempre las circunstancias en las que se desarrolló el acto médico y en las cuales se produjo el error; los factores atenuantes y agravantes, y que pueden haber incidido en la falla.
Asimismo se debe comprender el error mismo, sus consecuencias, las circunstancias de tiempo, modo y lugar; caracterizarlo dependiendo de si este trascendió a falta, si esta falta se puede caracterizar como delito y si este delito es tan grave como para considerarse un crimen.
Es más, resulta imperativo considerar las características y los antecedentes del médico causante, su entorno profesional, social o laboral, su profesionalismo; su comunidad y el concepto que tiene de él como tal, del ámbito en el que ha vivido y en el cual se ha desarrollado como médico, así como sus antecedentes en el campo médico deontológico.
En el caso del Dr. José Edgar Duque Echeverri resulta evidente que muy seguramente no se contemplaron los aspectos anteriormente anotados, por el contrario, parece constituir una demostración que ejemplifica la justicia contra los profesionales médicos en nuestra sociedad.
De manera que, esa justicia apuntar más bien a la transformación y tipificación de un error del acto humano -acto médico- como un delito grave que implica severas repercusiones personales, económicas, profesionales y sociales a quien incurre en él.
Todo esto deriva de la pena impuesta que parece enunciar que el acto médico debe estar exento del error y que en caso de cometerse puede corresponder a un crimen llevado a cabo con dolo y mala intención.
Dicha pena da a entender que la sociedad colombiana amparada por su justicia no reconoce la diferencia entre una falta grave y un error cometido por un profesional, u como consecuencia castiga con una pena desproporcionada.
Por su parte, el Dr. José Edgar Duque Echeverri es un médico especialista en Patología con experiencia profesional de más de 40 años, además dedicado a la enseñanza médica universitaria; con grandes valores éticos, personales, profesionales y sociales, y en quien recaerían muchos adjetivos de importantes características.
Ante el caso del Dr. Duque, los médicos colombianos nos sentimos muy dolidos, pero en ningún momento pretendemos que nuestro dolor sea atenuante de nuestros crímenes sí los hay. Los médicos colombianos nos sentimos juzgados con injusticia, mas no pretendemos que este sentimiento que nos embarga sea atenuante para que nuestros delitos se conviertan en falta.
Los médicos colombianos nos sentimos desprotegidos y acechados, pero no pretendemos que nuestro sentimiento sea atenuante para que nuestras faltas graves se conviertan en errores. Nosotros, los médicos colombianos, nos sentimos criminalizados por nuestros actos médicos, no obstante, no pretendemos que este mal sentir se considere atenuante para desconocer nuestros errores.
Por todo lo anterior, la Academia Nacional de Medicina de Colombia, institución de gran trayectoria y prestigio en la sociedad colombiana y el gremio médico, órgano asesor del gobierno nacional en aspectos de salud pública y educación médica, manifiesta a la sociedad, sin desconocer a la Honorable Corte Suprema de Justicia, su inconformidad y rechazo por el infortunado caso del Dr. Duque.
Quiere así mismo, manifestar a todos los colombianos que nuestros actos médicos no están cargados de mala intención, para tipificarse como delitos o crímenes. Reconocemos nuestros errores en el ejercicio diario, mas no creemos que estos errores humanos y profesionales deban castigarse como delitos graves.
1 Presidente, Academia Nacional de Medicina de Colombia.
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