Winston Spencer Churchill, Reseña Bibliográfica
Comentario del Académico Dr. Guillermo Sánchez Medina
Después de haber leído el enjundioso trabajo de investigación del Académico Ricardo Rueda González en el que trae la vida y obra de “Winston Spencer Churchill.
Sus enfermedades y la medicina de su época”, me encontré algo anonadado por la copiosa información del personaje y a la vez de la medicina que avanzaba con el tiempo. Fue una lectura apasionante y por lo tanto me fue difícil interrumpirla. No pretendo con estas letras sino traer una condensación y un intento de realizar un perfil psicológico de Winston Spencer Churchill, el monstruo político del Siglo XX. El autor Ricardo Rueda González demuestra con esta obra su gran conocimiento como médico historiador y aun biógrafo y escritor de la salud del personaje; pienso que el autor merece no solo los aplausos sino el reconocimiento histórico de su obra.
Podemos iniciar acercándonos a la etimología del nombre del personaje. En primer término el nombre de Winston pudo ser proveniente de dos fonemas win y ston. (Lea también: Reseña Bibliográfica: Winston Spencer Churchill)
El diccionario de la lengua inglesa nos trae que win significa en español: “ganar, vencer; lograr, conquistar, obtener, alcanzar; persuadir, atraer, arrastrar tras sí; prevalecer”.
La partícula-palabra win en inglés se enlaza con otras palabras, por ejemplo “win out” que significar triunfar, salir bien, lograr buen éxito, o win one´s spurs que significa ganar la dignidad de caballero, hacerse una reputación; la partícula ston muy bien puede provenir de stone, en donde se le agrega una e después de la n, que significa piedra o apedrear.
¿Qué implica esta construcción lingüística? La respuesta la podemos deducir de que es una construcción que significa que se puede alcanzar la victoria con las fuerzas de las piedras.
Aquí nos podemos atrever a interpretar que el hombre fusionó palabras, partículas o fonemas para conFigurar toda una acción a través de la significación de los objetos; en este caso la victoria (win) y la fuerza de la piedra (stone).
De esto podemos concluir que la fusión de palabras construye un nombre con cual se identifica en este caso una persona y esta se identifica con todo ese significado y sentido que lleva la palabra o su nombre. Obsérvese que no a todos los nombres les ocurre esto; a la vez es un fenómeno que ha transcurrido a través de los milenios.
Hagamos algo similar con el nombre o palabra Spencer que en inglés significa aquel a cuyo cuidado está la despensa o la bodega. La palabra buttery en inglés también significa “despensa” o apartamento de una casa en donde se guardan en la “despensa”, la leche, la mantequilla (butter) las provisiones y los utensilios.
Más adelante se hará alusión a cómo se observó en este personaje del libro Winston Spencer Churchill conductas conectadas con al significación de la palabra spencer en el sentido de ser el administrador de la despensa militar
En análisis semántico del apellido Churchill nos lleva a tratar de descomponer la palabra Churchill en dos: “church” (iglesia o lugar de culto) e ill (enfermo, mal o nocivo). La fusión de los dos nos llevaría a entender que se juntan la iglesia o el templo y la enfermedad o el enfermo o el mal.
Por siglos hemos entendido que los lugares del templo son para el culto a Dios y a las fuerzas sobrenaturales, que nos ayuda a vencer los males o las cosas nocivas como las enfermedades y nos sirve para recuperar la salud espiritual y aun la física teniendo la paz interna.
Recabando sobre el nombre de W. S. C., nos encontramos que el segundo nombre era Leonardo, en inglés Leonard. El nombre de Leonardo lo conectamos con los personajes Leonardo Da Vinci, José Leonardo, pintor español de Calatayud y otros literatos españoles que eventualmente Winston Churchill conoció o no.
Existe un personaje, San Leonardo, de origen francés del Siglo VI, que se convirtió al cristianismo y fundó un monasterio. Sin ir más allá de los personajes históricos, su abuelo materno Leonard Jerome, persona millonaria e industrial propietario del New York Times, lo que significaba un gran poder económico y un buen vivir.
Tengamos en cuenta que aquí encontramos a las personas ancestrales de Winston, y cómo él pudo identificarse con parte de ellos; por ejemplo, con John Churchill, séptimo Duque de Marlborough, guerrero, de temperamento agresivo, que había triunfado en la guerra contra los franceses cuyos restos mortales inicialmente reposaron en el castillo de Windsor y luego fueron trasladados a Blenheim.
Algo importante para considerar es que los padres de Winston fueron Jennie Jerome y Lord Randolph Churchill (séptimo conde de Marlborough), quien programó su matrimonio para ser efectuado en la embajada británica en París el día 15 de abril de 1874 en presencia del hermano mayor de Lord Randolph; el matrimonio se adelantó como ya se dijo porque Jennie, la madre de Winston, tenía dos meses de embarazo, deseando ocultar y simulando que el parto de Winston sería prematuro. Todo esto correspondía a una sociedad victoriana.
Volvamos al nacimiento de Churchill; nace en una mansión con gran opulencia. Su madre inicia su parto durante una elegante fiesta y al día siguiente (un día de invierno) nace (prematuro socialmente) después de haberle dado el médico durante el parto el cloroformo.
Nótese que en esa época se daba esa droga como anestesia con las consecuencias en los niños, y de ahí que posteriormente se les llamó los “niños del cloroformo”. Se habla de que fue “prematuro” porque a su madre al quedar embarazada antes de casarse, le inventaron un accidente antes del parto para justificar las fechas de los nueve meses de gestación.
Desde antes de nacer Winston, sus padres ya habían elegido a Elisabeth Ann Everest o Womany (condensación de: Woman, de mujer, y many muchos; mujer de muchos); “se dice que ella era autodidacta, inteligente y muy cálida”; fonéticamente también suena como “mami” o diminutivo de mamá, “niñera oficial” de Winston Spencer y de su hermano Jack; luego se “convirtió en madre” sustituta desde su nacimiento. Womany murió a los 62 años cuando Winston tenía 21 años; él ordenó poner “permanentemente bellos arreglos florales en su tumba, con su tarjeta personal”.
Aquí una pregunta: ¿fue Winston lactado por Womany? La respuesta exacta no aparece en la historia, pero es muy posible, pues ella tenía en ese entonces 33 años y la costumbre de la sociedad británica era conseguir la nodriza y niñera que criara y educara a los niños.
También pudo ser que la madre de Winston llamada Jennie Jerome pudo tener “defectos en sus pezones” y lactar a su hijo por intermedio de Womany con los “dispositivos denominados mamadores”. De tal manera que el sustituto materno evidentemente fue Mrs. Everest. Lo que sí conocemos es que Winston tenía una gran preferencia afectiva y amor por Womany.
Hasta aquí podemos hacer unas reflexiones que se refieren a la parte no solamente genética de Winston Churchill con sus consecuencia en su conducta, además de las identificaciones que él hizo con sus ancestros padre, abuelos y bisabuelos maternos y maternos con identificaciones parciales; a la vez de la identificación (de “sí mismo” “self”) con su propio nombre que lingüísticamente ya se mencionó.
La significación de Winston Leonard Spencer Churchill, evidentemente tenía dos ramas: la tradicional británica aristocrática, por el lado paterno,y otra moderna americana por el lado materno. La primera paterna con el deseo de poder social, de alcurnia, de buen vivir en palacios,y la materna de otro buen vivir gracias al dinero y a las conexiones.
Aparte de esto nos encontramos que los niños eran dejados a las niñeras (educadoras de la primera infancia) y luego más grandes eran puestos en internados tradicionales para que los educadores se ocuparan de ellos.
Winston fue puesto en internados y veía a sus padres solamente en vacaciones. Él escribía a su madre pidiendo que fuera a verlo, sin tener ningún resultado. ¿Dónde estaban la familia, las relaciones interpersonales, el calor del hogar, la madre y la misma autoridad y cariños paternos?
La respuesta es que estaban desplazados en los otros, en los demás, en el afuera; la presencia afectiva con vínculos interpersonales reales no existía sino era en la fantasía y en todas las construcciones de su propia historia vital. Así se conFiguraba la mente de esos sujetos nacidos en ese ambiente y así se iba a construir el destino de Winston Leonard Spencer Churchill
Para aludir a la religiosidad de Churchill es mejor traer cómo él se refería a su época escolar cuando lo obligaban a ir a misa y ahora, decía él: “No necesito más misas, porque a las que asistí en mi pasado fueron suficientes”.
En la historia se relata que Winston Churchill había sido rebelde, desordenado, indisciplinado; fue considerado atrasado escolarmente, siendo castigado por su “deficiente trabajo y su falta de dedicación.
Tenía una personalidad independiente y rebelde y no logró alcanzar muchos méritos a nivel académico, suspendiendo diversas materias, excepto matemáticas e historia… El hecho de su fracaso en la escuela es algo que el mismo Churchill propagó como un acto de rebeldía contra su padre, el cual mostraba una intensa animosidad hacia él.”; Winston tenía una ambivalencia porque uno de sus ideales era entrar al parlamento en el cual estaba su padre.
Su educación fue dura, estricta y disciplinada con agresiones de azotamiento o golpes (15 o 20) hasta brotar sangre, propinadas por el director o el maestro; sin embargo, se enseñaba el “sentido común” y sus padres que no lo visitaban le enviaban regalos como el de 1.500 soldados de plomo los cuales organizaba para las batallas.
Winston declaró la guerra contra la autoridad, y su rebeldía era muy grande, y así su agresión contra compañeros y con los profesores a los cuales criticaba. De niño fue calificado como fastidioso o chico malo, mal hablado, disperso mental, con estallidos histéricos; en aquella época, fue él quien declaró la guerra contra la autoridad; era gritón, con un enorme ego, con una mirada arrogante, solemne, y una lengua cáustica. Era depresivo.
Tuvo mala salud y especialmente enfermedades infecciosas, traumas craneoencefálicos (conmociones cerebrales por caídas con pérdida de consciencia). Sin embargo de adulto su estructura corporal era complexa, sanguínea, robusta, de mediana estatura, con tendencia a la obesidad; de niño fue débil, tuvo frenillo y la (s) “S” la (s) pronunciaba como “Sh”; esa constitución ya determinaba una psicología especial que se encuentra en los que nacen para ser líderes como lo fue Churchill.
Winston odiaba el latín y el griego y sin embargo, aprendió muy bien el inglés en el colegio y de todas sus lecturas, teniendo una gran facilidad de palabra, más cuando leyó muchas obras de historia. Tenía estallidos histéricos, con un enorme ego y fobias al vacío, a las armas de fuego y a mirar al agua como si tuviera la ambivalencia ante la muerte, el deseo y el miedo.
Winston Churchill puede decirse que fue voraz del poder, dependiente oral (whisky, tabaco, comida) con un gran narcisismo, omnipotencia y un self grandioso; de ahí que en sus discursos, como gran orador que fue, trajera a colación la importancia del “Imperio británico” (como símbolo del padre) y el “Commonwealth” “durante mil años”, terminando con el deseo de que se dijera: “esta fue la hora más gloriosa del imperio”.
Winston Churchill era también mal humorado, agresivo, peleador, belicoso, sarcástico, inteligente, atrevido, sagaz, aventurero, extrovertido, deseoso de estar con gente importante, muy sociable, de un buen vivir, comer y tomar; vestía pulcramente; impositivo, simpático, radiaba autoridad, era iracundo y luchador, guerrero, imponente, enérgico y poderoso; deseaba controlar el destino.
Era Churchill un “club man”, jinete y jugador de polo, gustó en alguna época de autos deportivos, era “snob”, engreído, prepotente, político e intelectual, desafiante, con un gran señorío, seguro de sí mismo hasta llegar a la petulancia, terco, tenaz, con una gran chispa vital, esplendoroso; infundía potencia en su carácter; cumplidor de su deber con una voluntad férrea; era obsesivo del trabajo, gran patriota, ambivalente con su padre.
Por lo tanto oscilaba entre el respeto y el temor a su progenitor, a la vez que el resentimiento; fue él quien buscó la forma de participar en guerras como en Cuba, la India y África, como observador y sólo lo logró en esta última cuando en Sur África entró a Pretoria luchando contra los rebeldes, obteniendo la rendición de 50 guardias.
Churchill se identificó con el símbolo de la madre en la Gran Bretaña y del padre con la grandeza del Imperio Británico. Sus modelos fueron Napoleón Bonaparte y César. ¿Todos estos adjetivos calificativos ¿de dónde provienen?
La respuesta parte del sentido común de las personas que lo conocieron y tuvieron alguna relación con él, además de las inferencias o deducciones e interpretaciones que podemos realizar de toda su vida. El lector se preguntará aquí ¿cómo podríamos sintetizar en pocas palabras todos aquellos adjetivos que aparecieron en su personalidad? La respuesta es que sus múltiples defectos se volvieron efímeros ante la grandeza de su carácter.
Desde los 18 años llegó a la adicción y con respecto a esto dijo: “al terminar después de cinco días (de beber) me habría sobrepuesto a la repugnancia del sabor del whisky… su misma repugnancia se convierte en un atractivo propio”.
Uno era Winston Churchill sin whisky y otro con él; de la última manera aparecía jovial, sociable, positivo, luchador, y sin él lo contrario. Fue aficionado y autodidacta de la pintura; tuvo exposiciones y aun vendió cuadros, a poco monto. Le gustaba la relación con la clase política, económica y de artistas además de las bellas mujeres.
Se enorgullecía y vanagloriaba de la estatua que le hicieron, mas rechazó al máximo el óleo que esperaba apareciera él vestido con todas las pompas y galardones no sólo del almirantazgo sino de los títulos que le acompañaron en su historia y los ganados en su vida. Fue tanta la desaprobación del óleo que su esposa Clementine desapareció el cuadro y luego quemó en secreto el óleo.
Las crisis depresivas a las que Churchill llamaba “perro negro”, no solo eran una patología de la familia sino la fase negativa de la bipolaridad de la cual luchaba con el alcohol, el tabaco y su personalidad avasalladora, maníaca, viajera, de un continuo trabajo y lucha sin quedarse quieto; esa era su fase maníaca en donde actuaba.
Con respecto a su salud sufrió del sistema respiratorio nasofaríngeo, difteria, erisipela, sarampión, neumonía, infecciones oculares, así como de enfisema (esto no está documentado), pleuresía, fatiga crónica, insomnio, estrés, dos accidentes de aviación y uno de tránsito, hernia inguinal y apendicitis, las dos con cirugías.
Enfermedades de la piel con furunculosis, dislocación del hombro por tomarse de una argolla en un desboque y ponerse de pie y no por caída de caballo como algunos historiadores lo nombran, neuritis, amigdalitis, colapso nervioso, faringitis, gastroenteritis, conmociones cerebrales y/o con trauma craneoencefálico con pérdida de consciencia, insomnio, tabaquismo, arritmia cardiaca, síntomas coronarios, tendencia a la obesidad, episodio de tensión arterial alta que tampoco está documentado, enfermedad coronaria, trombosis cerebrales, osteoporosis, fractura del fémur; ocasionalmente se dijo que era hipocondríaco; sufrió de depresión con ideas de suicidio, que se manifestaron cuando estuvo prisionero en la cárcel de Pretoria de la cual se escapó.
En alguna ocasión escribió: “no deseo abandonar el mundo, pero me asaltan pensamientos, ideas desesperadas”. Tenía condición psicológica congénita con estados depresivos y maníacos que no fueron diagnosticados como tales.
Sufrió Winston Spencer Churchill varias pérdidas, la primera la psicológica después de su nacimiento, la presencia y cuidado de su madre, quien lo entrega al cuidado y crianza de Elizabeth Ann Everest (womany); la muerte de ella cuando Winston tiene 21 años y luego la muerte de su padre Lord Randolph Churchill cuando tenía 25 años.
Años después escribió: “Me encontré de repente dueño de mi destino; mi madre estaba siempre cerca para ayudarme y darme consejo; pero yo tenía 21 años y no pensó nunca ejercer la patria potestad. En efecto, pronto se convirtió en mi adicta aliada, favoreciendo mis planes y sirviendo mi interés con toda su influencia y una energía sin límites. Trabajamos juntos, en pie de igualdad, más como hermano y hermana que como madre e hijo y así continué hasta el fin”.
Si observamos cuidadosamente y cronológicamente las enfermedades, los trastornos y traumas de Churchill nos encontramos que a cada una le corresponde un estado emocional, un problema psíquico, una pérdida; por el contrario cuando él tenía el éxito y era condecorado, exaltado en el parlamento o por la corona, o en los medios de comunicación, Churchill estaba pleno de fuerza, energía y vitalidad, y listo para continuar la lucha.
Recordemos que su madre se casó dos veces después de vivir con otro amigo; la muerte de su hermano Jack, y al final de sus días el suicidio de su hija Diana, fueron traumas grandes. Tuvo pérdidas políticas en las elecciones y económicas y de amigos. En 1922 en una de sus pérdidas políticas y sufriendo apendicitis, dijo: “En un abrir y cerrar de ojos me encuentro sin cargo, sin escaño, sin partido, y sin apéndice”.
Es importante aquí mencionar que pocas personas padecieron tantas enfermedades en tan larga vida y/o nunca tantas enfermedades estuvieron presentes en un solo ser con tantos logros y glorias hasta su muerte, teniendo un entierro de monarca que seguramente en su fantasía ambicionó ser.
Fue Churchill un hombre de los opuestos, radical: “O rendición o muerte”. Al ser nombrado primer Lord del Almirantazgo desarrolló toda la fuerza militar y las manchas negras son las que le achacan por su oscura relación en el caso del hundimiento del famoso barco Lusitania para inmiscuir a Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, así como la planificación del desastroso desembarque de Gallipoli en los Dardanelos durante la Primera Guerra Mundial, lo cual le valió el sobrenombre de “carnicero de Gallipoli”.
Winston Churchill no solo fue Almirante sino Ministro de municiones de guerra, de la fuerza aérea, convirtiéndose en el administrador de la despensa (spencer) del poder militar; se autonombró antisocialista y constitucionalista y aun llegó a decir, al cambiar de partido: “Cualquiera puede cambiar de partido, pero se necesita cierta imaginación para cambiar dos veces”. Fue Ministro de Finanzas sin ser economista, sugirió utilizar ametralladoras con los mineros huelguistas, denunció el rearme de Hitler y abogó por la militarización de la Gran Bretaña.
Propicio por ocupar a Noruega y Suecia antes que los alemanes. Fue nombrado Primer Ministro dos veces (1940-1945) y (1951-1955). Fue Churchill un estratega ambiciosos de la gloria y el poder, que tuvo en su vida; y en su discurso como Primer Ministro la primera vez en tiempo de guerra (1940) pronunció la siguiente célebre frase: “No tengo nada que ofrecerles sino sangre, sudor y lágrimas; defenderemos nuestra isla, cualquiera que sea el costo… nunca nos rendiremos”.
Cuando en una batalla aérea venció a los alemanes dijo: “Nunca tanta gente le debió tanto a tan pocos” refiriéndose a los pilotos; más adelante, en el parlamento dijo lo siguiente:
“No me quites el referéndum que me matáis la democracia”. Cuando hundieron los alemanes al barco insignia Hood en 1941, pronunció la frase: “hundir al Bismarck”, lo cual aconteció tres días después. Así mismo ordenó arrasar y quemar el territorio en Birmania para que los japoneses al tomarlo lo encontraran destruido; respaldó el bombardeo de Dresde poco antes de finalizar la guerra, cuando la ciudad no tenía ningún valor estratégico militar. Al finalizar la guerra perdió las elecciones y fue reemplazado. Luego volvería a ser Primer Ministro (Octubre del 51- Abril del 55) para dejar el cargo a su pariente político Anthony Eden marido de su sobrina preferida.
Con respecto a la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki, la reacción de Churchill fue la siguiente: “Ante nosotros se abría de pronto la posibilidad del cese misericordioso de la guerra en el Este y perspectivas mucho más gratas en el Oeste. No dudaba de que ideas similares circulaban en la cabeza de mis amigos norteamericanos.
En cualquier caso no había surgido siquiera la pregunta de si cabía o no emplear la bomba atómica. Parecía un milagro la posibilidad de impedir una carnicería gigantesca dilatada, de terminar la guerra, de regalar a todos la paz, de curar las heridas de los pueblos exhaustos, mostrando la potencia abrumadora al precio de unas cuantas explosiones, y todo esto después de nuestros trabajos y peligros…”; en otra parte aparece: “Fue un error considerar que la bomba atómica decidió la suerte de Japón”.
En otros documentos escribe: “… tampoco oí nunca la menor sugerencia de que deberíamos proceder de otro modo”. “… a costa de unas cuantas explosiones”. “…Usar o no usar la bomba atómica para forzar la rendición de Japón no fue nunca una cuestión. Hubo alrededor de nuestra mesa un acuerdo unánime, automático y fuera de duda…”1.
Winston Churchill, recordando la conversación mantenida con Harry Truman el 18 de julio de 1945, después de la prueba exitosa y monstruosa de la bomba atómica, expresaba la siguiente idea: “… no necesitaremos a los rusos. El término de la guerra con Japón no dependía ya más de la participación de ejércitos numerosos… Dentro de unos días informaré a (Anthony) Eden. Está claro que EEUU no desea la participación de los rusos en la guerra contra Japón”. He ahí en todas estas opiniones, el zorro líder político.
Para algunos, su magna obra fue llevar a la Gran Bretaña a la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Nadie olvida a Winston Churchill levantando la mano con el índice y el medio extendidos y abiertos al aire haciendo la ve, símbolo de su siempre fé en el triunfo.
Obsérvese en todas estas acciones como en otras más, por ejemplo la rebelión de los Mau Mau en África, que estaba a favor del incremento militar de los británicos. Nótese la beligerancia, la tenacidad, su carácter inflexible, aguerrido hasta el fin.
Winston Churchill contrajo matrimonio con Clementine Hozier, con quien convivía en cuartos y desayunos separados, ella tuvo seis embarazos, un aborto, seis hijos, dos de los cuales fueron alcohólicos, una de las mujeres (Diana) se suicidó, su hijo Randolph entró al parlamento y dos de sus nietos hicieron lo mismo.
Churchill muere a los 90 años y dos meses. En toda su vida, además de sus logros políticos parlamentarios, de la victoria de la Segunda Guerra Mundial en la cual fue una de las cuatro cabezas, las cuales manejó con las tácticas del ya nombrado zorro blanco, y sus pensamientos aparecen en sus libros escritos en forma elegante, que justifican sus propias acciones durante las guerras y en donde exalta a su padre, a sus ancestros, omite información negativa.
Ganó el Premio Nobel de literatura en 1953; en 1955 fue nombrado Duque de Londres. En 1956 recibió el premio Carlos Magno. En 1959 se convirtió en “Father of the House”, es decir el parlamentario con más años de servicios continuos en el Parlamento.
Fue el primer extranjero en obtener la ciudadanía honoraria de Estados Unidos en 1963, por lo cual se imprimió una estampilla con su Figura en conmemoración de ese hecho. Recibió otras diversas condecoraciones. Fue corresponsal de guerra. En sus obras describe las guerras imperiales en la India, Sudán, Sur África y la Segunda Guerra Mundial.
En el centro de sus obras están (su madre) la Gran Bretaña y su padre el “Imperio Británico”, con la corona en la reina Isabel la cual le produce una gran atracción y admiración. Puede decirse que Winston Leonard Spencer Churchill fue fiel a su nombre en su significación lingüística.
Recapitulando sobre la personalidad de Winston Leonard Spencer Churchill podemos decir que él llevó a su vida su herencia y genética, lo cual fue todo su destino que fue hilándose en la incertidumbre de la existencia con sus experiencias con todo lo vivido desde su vida fetal, primera y segunda infancia, plena de raigambres mas no exenta de frustraciones afectivas, mas con una posición económica y cultural que eran llevadas a su educación.
Todo ello realizó el desarrollo de las organizaciones psicobiológicas de su psiquismo con las identificaciones que se fraguaron en su ser, sumado a las experiencias no solo en la adolescencia sino en su adultez; todo ello maduró y cristalizó el carácter pleno de energía puesta al servicio de un fin: el servicio a la Gran Bretaña incrustada dentro de sí mismo (self) para conseguir la gloria en la historia.
Agradezco al autor de la obra, Académico Ricardo Rueda González, el permitirme leer los originales de su obra y poder traer una pequeña contribución a ella. Mis felicitaciones de todo corazón.
Bibliografía
1. Rueda González, R., “Winston Spencer Churchill. Sus enfermedades y la medicina de su época”, Academia Nacional de Medicina, 2007.
2. Wikipedia, “Winston Churchill”, https://es.wikipedia.org/wiki/ Winston_Churchill
3. Vidal, C “Hitler y su bomba atómica”, Crónica. El Mundo. Domingo 20 de Enero de 2002, Número 327. https://www.elmundo.es/cronica/2002/327/1011611863l
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