Editorial, Discurso de Posesión del Académico Doctor Zoilo Cuéllar Montoya
En la Presidencia de la Academia Nacional de Medicina de Colombia para el Período 2006 – 2008
Sesión solemne del día 30 de marzo de 2006
Académico Zoilo Cuéllar-Montoya
Presidente
Señor Secretario Perpetuo;
Señores miembros de las Juntas Directivas saliente y entrante;
Querida Alicia, hijos y familia;
Señores Académicos, señoras y señores.
Debo agradecerles inmensamente por el honroso nombramiento, para un segundo período consecutivo, el del 2006 al 2008, en la Presidencia de nuestra Academia, con el cual ustedes tuvieron a bien distinguirme en la pasada Asamblea General Ordinaria de ésta.
Les agradezco, Señores Académicos, la calificación que con dicha decisión se dignaron dar a la gestión de la Junta en el período inmediatamente anterior, hecho que, además de enorgullecernos, nos plantea un compromiso aún mayor para con ustedes, con la Academia, con la sociedad y con la Patria.
Hace dos años me referí a la responsabilidad puesta en mi como “grande, inmensa” y mencioné el inconmensurable peso que sentí depositaban ustedes sobre mis hombros con su decisión electoral: ¿qué podré decir hoy frente a lo ya realizado y al panorama que se vislumbra en el horizonte del ejercicio profesional y de las responsabilidades académicas?
Es muy positivo para mi espíritu este nuevo nombramiento; impulsa en mi, natural e inevitablemente, a un agigantamiento del super yo y de la autoestima pero, al ser absolutamente sincero, incrementa también el temor frente al futuro, con el cual debo cumplir en forma superlativa, si quiero corresponder a mis electores en sus expectativas y a mí mismo con mis propias aspiraciones, propósitos y perspectivas.
Fiel a mi afición a la historia y, fundamentalmente, a la historia de la Academia Nacional de Medicina, quiero recordar hoy a algunos de quienes tuvieron antes de mí el honor de regir los destinos de nuestra Corporación por más de un período reglamentario.
El primero de ellos fue el Profesor José María Buendía Durán, ilustre tocólogo, oriundo de la hermosa tierra de mis mayores, el Departamento del Huila: él ocupó la Presidencia de la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales de Bogotá, del 15 de julio de 1880 al 24 de agosto de 1881 y se constituyó, posteriormente, en el primer Presidente de la Academia Nacional de Medicina en su período del 25 de abril de 1891, fecha de la inauguración oficial de la Academia como tal, al 25 de abril de 1893.
El segundo de quienes ocuparon por más de un período esta Presidencia fue el Profesor Proto Gómez Bohórquez, boyacense de nacencia, oftalmólogo titulado en París, el primero que practicó formalmente dicha especialidad en nuestra Patria, quien presidió la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales entre el 24 de agosto de 1881 y el 25 de noviembre de 1882.
Posteriormente, entre el 22 de noviembre de 1895 y el 21 de julio de 1897, tuvo bajo su responsabilidad la Presidencia de la Academia: fue el primero de los oftalmólogos académicos en ocupar dicho cargo. Leoncio Barreto, natural de la localidad de Chocontá, Cundinamarca, ocupó la Presidencia de la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales de Bogotá, entre el 27 de marzo de 1886 y el 30 de marzo de 1887.
Barreto había sido uno de los siete gestores de la Academia: hizo parte de quienes asistieron a la casa del Doctor Abraham Aparicio Cruz, a la Junta Preparatoria de la Sociedad de Medicina de Bogotá, en la noche del 3 de enero de 1873. (Lea también: Eventos: XVII Reunión del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de las Academias Nacionales de Medicina, Alanam, España y Portugal.)
Al acercarse a su fin la primera década de existencia de la Academia, el doctor Barreto ocupó su Presidencia, del 21 de julio de 1897 al 19 de julio de 1899 y, un año después de concluir la guerra de los Mil Días, el 4 de agosto de 1904, presidió nuevamente la Academia, la cual dejó a su sucesor, el Profesor Juan Evangelista Manrique, el 19 de julio de 1906, convirtiéndose así en el Académico que más número de períodos rigió los destinos de nuestra Corporación: tres en total.
Debieron pasar casi treinta años hasta que el Profesor Rafael Ucrós Durán fuera electo para presidir la Academia para un primer período, cargo que ocupó del 1º de septiembre de 1932 al 26 de junio de 1934 y, reelegido, junto con la totalidad de su Junta Directiva, continuó en la Presidencia de la Academia de esta fecha hasta el 3 de septiembre de 1936.
Veinte años después, el Profesor Jorge E. Cavelier Jiménez, Bogotano de nacimiento, de prosapia gala y cartagenera, se hizo cargo de la Presidencia de la Academia, entre el 26 de octubre de 1956 y el 2 de abril de 1959 cuando, por reelección, continuó en el cargo hasta el 9 de marzo de 1961.
Unos pocos años después, el 11 de marzo de 1965, se posesionó el ilustre radiólogo bogotano, el Profesor Gonzalo Esguerra Gómez, en la Presidencia de la Academia. Reelegido en dicho cargo, lo ocupó del 16 de marzo de 1967 al 13 de marzo de 1969.
Había pasado un poco más de una década cuando, el 20 de marzo de 1980, el ilustre Profesor Doctor Hernando Groot Liévano, nuestro querido Secretario Perpetuo, ocupaba por primera vez la Presidencia de la Academia, para la cual fue reelecto y se posesionó, nuevamente, el 18 de febrero de 1982, cargo en el cual permaneció hasta el 9 de febrero de 1984.
Al Académico Groot lo reemplazó el Profesor Pablo Gómez Martínez, quien ejerció la Presidencia de la fecha mencionada al 6 de marzo de 1986 cuando, por reelección, se posesionó en dicho cargo para un nuevo período, el cual concluyó en la sesión solemne del 14 de abril de 1988.
En la sesión solemne del 21 de abril de 1994, tomó posesión de la Presidencia de la Academia el Profesor Gilberto Rueda Pérez, natural de la ciudad de Ibagué quien, por reelección, junto con la totalidad de su Junta Directiva, continuó en el cargo presidencial desde el 28 de marzo de 1996 hasta la sesión solemne del día 19 de marzo de 1998, cuando hizo entrega del cargo a su sucesor, el Profesor José Félix Patiño Restrepo, nacido en la ciudad de San Cristóbal, Estado del Táchira, Venezuela, pero colombiano de siempre, quien presidió la Academia desde esa fecha hasta el 23 de marzo de 2000 cuando, por reelección de la totalidad de la Junta Directiva, continuó en la Presidencia de la Corporación, hasta el 19 de marzo de 2002, fecha en la cual hizo entrega del cargo a su sucesor.
Me acojo hoy, como ya lo hiciera hace dos años, a la sombra tutelar de mis mayores, los Profesores Zoilo Cuéllar Durán, Rafael Ucrós Durán y Manuel Antonio Cuéllar Duran, los tres ilustres expresidentes de esta Academia.
A la memoria de mi padre, el doctor Zoilo Cuéllar Calderón y de toda esa estirpe de médicos que me precedieron con su ejemplo y sus ejecutorias, incluido el recientemente fallecido Académico Profesor Antonio Ucrós Cuéllar y, obvia y naturalmente, al nuevo Académico Cuéllar Sáenz, aquí presente, con cuya ayuda, como con la de todos Ustedes, Señores Académicos, cuento para completar mi tarea y plantar las bases de una presencia académica permanente en la actividad del sector salud, tanto en nuestra ciudad capital como a todo lo largo y ancho de nuestra querida Colombia.
Como Presidente de la Academia, en su nombre y en el de su Junta Directiva, celebro con beneplácito la muy justa condecoración concedida recientemente al Señor Académico, Exministro Antonio Ordóñez Plaja, uno de los pioneros del Instituto Nacional de Salud y promotor del Plan Nacional Hospitalario.
Distinguido investigador, quien ha asesorado en importantes estudios a la Organización Mundial de la Salud. Igualmente, es un motivo de regocijo para todos nosotros, sus pares, la distinción otorgada al Señor Académico Doctor Miguel Orticochea, eminente cirujano plástico, quien convirtió a nuestro país en su segunda patria y, con su generosidad característica, ha colaborado al enriquecimiento paleopatológico de nuestro museo.
La Comisión Permanente de Reglamento pasó a la Junta Directiva una revisión completa del Reglamento vigente, dentro de la cual incluyó modificaciones al Instituto de Investigación, con el fin de hacerlo operativo.
En relación a la labor de investigación, la Academia trabajará intensamente en la consecución del registro en COLCIENCIAS como grupo de investigación, al tiempo que inscribirá en el CVLAC al mayor número de académicos: recordemos que es de particular importancia para nuestra Corporación el área de la investigación conceptual y operativa, fundamental para el planteamiento estratégico permanente de la Academia hacia el cumplimiento de sus objetivos.
La subcomisión de la Comisión de Salud de la Academia seguirá trabajando en los lineamientos que motivaron la redacción del proyecto 033, cosa que ya inició con la reunión habida este lunes en nuestra sala de juntas y el comunicado sobre la Ley 100 de 1993 que se remitió a los medios de comunicación.
Quiero refrendar ante Ustedes, Señores Académicos, ese compromiso formal que hice en este Auditorio el día 18 de marzo de 2004, fecha de iniciación del período académico que hoy concluye, de dar de mí todo lo que mis capacidades me permitan para cumplir con mis deberes como Presidente de la Academia Nacional de Medicina.
En igual forma, como lo expresé esa noche, hoy les repito que cuento con la ayuda y colaboración de todos y cada uno de ustedes para lograr los objetivos de nuestra Academia: es mucho lo que en el ámbito de la salud pública, la educación de los profesionales del sector, la defensa del ejercicio de la medicina, como profesión y como ciencia, aún falta por hacer y corresponde a esta Academia conseguir y establecer, ojalá definitivamente, si queremos ser consecuentes con nuestros objetivos reglamentarios y con la impostergable responsabilidad histórica de nuestra Corporación.
Es urgente entonces trabajar por la redefinición del SGSSS como un servicio social y alejarlo de su consolidación como negocio y comercio. Esto sólo lo alcanzaremos si logramos conseguir la desaparición de la intermediación, de las ARS, del ánimo de lucro en las EPS y los maltratos y malos manejos de las IPS, y si conseguimos fortalecer el aseguramiento y ponerlo bajo el control de la Superintendencia Bancaria.
De los hechos negativos del SGSSS la Academia ha destacado, desde siempre, la inexistencia de un sistema de información: por lo tanto, es labor prioritaria de la Academia insistir en la creación de un excelente sistema de información de afiliados, que contenga una base de datos depurada y confiable.
Simultáneamente, debemos lograr la corrección de los defectos existentes en la afiliación al Régimen Subsidiado y conseguir que se garantice la prestación del servicio a la población desvinculada mediante un subsidio racional y controla do a la oferta de los hospitales públicos, hecho que sería salvador para éstos. Al ISS debemos considerarlo como el gran moderador del SGSSS y, por lo tanto, debemos propender por su rescate y fortalecimiento.
Pero un deber primordial de la Academia tiene que ver con el rescate y defensa, a ultranza, de los derechos de los pacientes -hoy usuarios o clientes-, tan vilipendiados por las entidades administradoras y prestadoras, hoy intermediarias.
Por esta razón, es indispensable conseguir la monitorización de la vigilancia y control de los intermediarios y propender por su conversión en verdaderos aseguradores; es fundamental una vigilancia y control de las IPS para corregir las fallas que tantas presentan.
Es indispensable lograr normatizar el contenido de los Registros Individuales de Atención (RIA) y revisar el artículo 23 del Decreto 047 del 19 de enero de 2000, el cual representa un gran obstáculo para la labor de control en el SGSSS.
Una de las funciones que nos marca la Ley 02 de 1979 es la de velar por la salud pública, de tal manera que debemos trabajar para impulsar, con vigor y como función estatal, dicha salud pública. Uno de los problemas más delicados en la implementación de la Ley 100 de 1993 fue la sobreabundancia de reglamentación, razón por la cual debemos trabajar con el Ministerio de la Protección Social y con el Consejo Superior de SSS para consolidar una normatización única, comprensiva y práctica de esa copiosa reglamentación.
Nuestra presión parlamentaria debe lograr, entre otras cosas, la destinación de recursos, en cuantía significativa, para la renovación de equipos y la actualización tecnológica de los hospitales públicos, sin los cuales no se podrá prestar la atención con una calidad actual, acorde con los avances científicos hoy aplicados a la salud.
Labor fundamental de nuestra Corporación es la de salvaguardar los principios de la medicina como profesión y como ciencia, fundamentalmente en su capital intelectual, por medio de la educación continua, para lo cual se debe crear un Fondo de Educación e Investigación Médicas, como una subcuenta del FOSYGA. Sólo dicha educación continua podrá responder a los requerimientos fundamentales indispensables para un servicio asistencial verdaderamente de calidad.
Debe establecerse, entonces, un soporte documental suficientemente rico para facilitar la toma oportuna y adecuada de decisiones, con base en una evidencia verdaderamente científica: es esencial, en consecuencia, el fortalecimiento de las bibliotecas, de la información virtual y de los centros de documentación bibliográfica. Debemos luchar porque se considere a la calidad de la atención como un objetivo prioritario e impostergable en el SGSSS.
De esta Academia, de sus trabajos en salud pública iniciados a partir de 1887, cuando aún era la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales, se originó la Junta Central de Higiene, de la cual nació un sistema de salud pública en Colombia que la llevó, en 1946, a la creación del Ministerio de Salud: es fundamental que nuestra Corporación luche, por todos los medios, para restablecerlo.
Igualmente, aunque ya se logró un interés positivo en el Gobierno central para dar apoyo económico al Instituto Nacional de Salud, es crucial su fortalecimiento al máximo, para hacer al país autosuficiente en biológicos, como ya lo fuera en alguna época y es fundamental contar con un ente que lidere la investigación en salud en nuestra Patria, como lo ha sido dicho Instituto en forma tradicional, desde sus inicios.
La Academia debe participar y colaborar con la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas y con la de Hospitales Públicos para reglamentar unas tarifas justas para la atención hospitalaria.
Lo propio debe trabajar la Academia, hasta obtener una remuneración justa para los profesionales de la salud, remuneración que debe incluir, necesariamente, una seguridad social acorde con una justicia laboral. En resumen, debemos continuar presionando a los Cuerpos Colegiados hasta lograr la realización de una ver dadera reforma estructural de la Ley 100 de 1993.
En el ámbito del proyecto de Ley 024 Senado y 404 Cámara, de recurso o talento humano, en este momento en conciliación de textos entre Senado y Cámara, la Academia debe estar atenta y participar activamente, al lado de los Ministerios de Educación y Protección Social, en la reglamentación, con el fin de neutralizar los logros de las fuerzas gremiales que marginaron a las Universidades y a la misma Academia en el ámbito de la recertificación de los profesionales de la salud y en el de la educación continua y, por el bien de una óptima calidad, participar activamente en dichos procesos.
Considero un deber de esta Academia darle el mayor impulso a la educación continua, fundamentalmente virtual. Si que ha sido importante la labor de nuestra Comisión Permanente de Educación en este ámbito: esta Junta propiciará el crecimiento y desarrollo constante de esta Comisión y su presencia en el ámbito nacional, vista su importancia en el sabio y eficiente manejo de la recertificación y de la educación continua sin la cual no puede, ni debe existir la primera.
La Academia, después de hacer llegar al alto Gobierno las conclusiones y recomendaciones que sobre Educación Médica emanaron de la XVII Reunión del Consejo Directivo de la ALANAM, impulsará la publicación del Tomo XVII de Temas Médicos, que contendrá la totalidad de los documentos que se presentaron en dicha Reunión.
Continuaremos con nuestra labor de acreditación por pares académicos, tanto en el tema de los convenios docencia-servicio como en los de acreditación de Facultades de Medicina y en la convalidación de títulos médicos y de algunas otras profesiones con el Ministerio de Educación.
En respuesta a solicitud del Viceministro Técnico de la Protección Social, doctor Ramiro Guerrero, de una solución a la epidemia de tutelas por deficientes comportamientos de los comités técnico-científicos de medicamentos que asesoran a las EPS, que hace peligrar los recursos del SGSSS, la Academia propone la creación del “Instituto Nacional de Excelencia Clínica”, cuya finalidad sería la evaluación de las diferentes tecnología empleadas en la práctica médica, con el fin de que los recursos disponibles alcancen para todos a la búsqueda, simultáneamente, de los más altos estándares de calidad en todo el país.
La inexistencia de normas claras que definan qué tecnologías son las más adecuadas y económicamente viables hace que el actual SGSSS se halle seriamente amenazado. Un Instituto del más alto nivel académico, con participación de todos los actores del Sistema, buscará un consenso que conjugue, de una manera equilibrada y sustentada, las mejores opiniones.
Al plantear la creación de dicho Instituto, la Academia propone ser ella quien lo organice, lo albergue y lo dirija, mediante la delegación de las funciones públicas del caso por parte del Ministerio de la Protección Social. En esta forma, la Academia y el Instituto actuarían en nombre del Estado y a favor del sistema de salud y de los colombianos.
El Instituto aplicaría a la realidad colombiana las normas y procedimientos de organizaciones modelos, tales como el National Institute of Clinical Excellence de Gran Bretaña; promovería la excelencia clínica y el uso eficiente de los recursos disponibles del sistema de salud del país, a través del desarrollo y distribución de guías para el manejo de ciertas enfermedades y condiciones, otras sobre el uso apropiado de intervenciones diagnósticas o terapéuticas, auditando las tecnologías y respondiendo a las consultas de los prestadores de servicios, las del público, las de los aseguradores y las del Fondo Nacional de Seguridad y Garantías (FOSYGA): se trata de una propuesta formal que se presentará al Gobierno Nacional por conducto del Viceministro Guerrero.
Del grupo de salud mental que creara la Academia a mediados del 2004, y que seguirá impulsando en todas sus áreas de trabajo, incluida la de prevención del suicidio, surgió la inquietud de redactar un proyecto de ley de salud mental, absolutamente necesario e indispensable en nuestro país.
La Academia, que ya nombró un grupo que inició trabajos al respecto, debe trabajar a fondo en dicha redacción y, una vez se tenga el texto, lograr su radicación en la Comisión Séptima del Senado de la República e impulsarla en dicha Comisión y en la de la Cámara, cuando llegue el momento. Sería excelente que nuestra Corporación consiguiera la iniciativa gubernamental, fundamental para convertirla en ley estatutaria.
La Academia ha logrado ser oída en los Cuerpos Colegiados y en el Alto Gobierno: continuaremos impulsando esta labor. Por ejemplo, debemos intentar convertir en realidad el ofrecimiento del Presidente Uribe de visitarnos, como candidato, para escuchar planteamientos en el ámbito de la salud de los colombianos, visita para la cual debemos prepararnos, con el fin de hacerle planteamientos de la más alta importancia para la salud de los colombianos e insistirle en que los lleve adelante en su gobierno. Igual conducta deberíamos seguir con varios de los más importantes candidatos a la Presidencia de la República.
Colombia ya cerró la totalidad de las mesas en el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y, al parecer, la Academia logró inclinar la balanza a favor del pueblo colombiano, en lo que a propiedad intelectual y a exportación importación de servicios profesionales se refiere.
Sin embargo, debemos continuar atentos y en contacto permanente con los actores principales del tratado, fundamentalmente el Congreso de la República y el Señor Presidente y sus ministros, con el fin de evitar situaciones lesivas a la salud pública en nuestra Patria.
La Academia ya ha realizado un foro sobre promoción y prevención frente al problema del cáncer en Colombia, en este auditorio y un segundo foro sobre el mismo tema en la ciudad de Cali: es indispensable continuar en esta línea, vista la difícil problemática de salud pública que representa esta enfermedad y su incremento año a año en nuestra Patria.
Se propuso, en el primero de los foros, la creación de un comité mixto, con participación del Instituto Nacional de Cancerología, la Academia de Medicina, representaciones del Ministerio de la Protección Social y de los Cuerpos Colegiados y presencia de la Asociación Colombiana de Hemato-oncología, con el fin de plantear políticas nacionales al respecto: la Academia impulsará la puesta en marcha de dicho comité para tenerlo organizado con anterioridad al próximo foro de Medellín, el 19 de abril.
Igualmente, existe un compromiso formal entre la Academia y la Liga Antituberculosa Colombiana (LAC) para realizar un trabajo serio, con presencia gubernamental y parlamentaria, en el ámbito de la promoción y prevención de la TBC en Colombia, otro problema de inmensa repercusión en la salud del pueblo colombiano.
Continuaremos impulsando el grupo de trabajo sobre la clínica del mercurio y colaborando con la Red Internacional del tema: está próximo a salir el Tomo XVII de Temas Médicos, el cual contendrá un extenso capítulo sobre la contaminación mercurial en nuestra Patria y las medidas que para combatirla se están implementando, con el fin de conseguir recursos suficientes para la investigación y para la aplicación de soluciones prácticas, que respeten y mejoren la labor de los sacrificados colombianos que laboran, en condiciones infrahumanas, en las minas de aluvión.
La Junta Directiva debe continuar la labor administrativa de nuestra Corporación con una visión claramente empresarial, lo que hace absolutamente necesario un calendario de reuniones mensuales de todas y cada una de las comisiones de la Academia, con un análisis de resultados y nuevos objetivos que deben realizarse en forma trimestral.
La Academia necesita garantizarse unos ingresos estables, permanentes y suficientes para cumplir con sus múltiples obligaciones, razón por la cual encomiendo a la Comisión de Finanzas un trabajo activo y permanente en esa dirección. Continuaremos nuestra labor de fortalecimiento de todos los Capítulos de nuestra Academia y de las mismas Academias Regionales.
Estamos en la obligación, en virtud de la calidad de Miembros Correspondientes de nuestra Academia Nacional de Medicina de las Academias regionales y, por lo tanto, de sus miembros, de asegurarnos que todos y cada uno de ellos tengan en su poder el diploma que los acredita como tales.
Es indispensable, Señoras y Señores Académicos, hacer presencia en Capítulos y Academias, hasta alcanzar un frente unido que nos permita obtener los logros que deseamos en todos y cada uno de los temas enunciados en estas líneas.
Elemento indispensable para dicha relación es una permanente, adecuada y oportuna comunicación de nuestras actividades, asegurándonos que estas comunicaciones si lleguen a su destino. Dicha información incluye las citaciones, las actas, las publicaciones y los comunicados emitidos por nuestra Corporación.
En el período anterior tuvimos la oportunidad de contar con la presencia de uno o dos representantes de cada Capítulo y Academia con ocasión de la XVII Reunión de la ALANAM: fue ésta ocasión propicia para intercambiar opiniones y relacionarnos en el conocimiento personal de quienes hacen cuerpo con nuestra Corporación.
Sin embargo, debemos alcanzar la meta de una reunión anual de Academias la cual, muy probablemente, sea más práctico realizar en nuestra sede. Igualmente, nuestra Comisión de Finanzas debe trabajar en proyectos viables para la financiación de Capítulos y Academias regionales, sin los cuales es muy poca la labor que estos y aquellas pueden realizar.
Me preocupa el hecho de que nuestros Capítulos compartan nuestra Personería Jurídica, puesto que esto los limita y, simultáneamente, implica un control estricto de la Academia Nacional. Probablemente, como es al Presidente o al Vicepresidente de nuestra Academia a quienes les corresponde la firma de convenios y contratos, pueden presentarse, en un momento dado, incompatibilidades e inhabilidades con nuestros propios convenios gubernamentales, tema muy delicado en el cual se debe tener el mayor cuidado. Compete a la Comisión de Reglamento una revisión de este tema para incluir una modificación en el articulado relacionado con los Capítulos.
En cuanto a la historia de la Academia, he venido trabajando en forma constante, aunque lenta, debido a las interrupciones originadas en mis deberes presidenciales, en la redacción de una continuación del Itinerario Histórico de la Academia, con base en las ejecutorias de cada Junta Directiva, en cabeza de su Presidente, siguiendo el lineamiento de lo escrito por el Señor Humberto Cáceres hace ya años.
Ya está concluido, en su totalidad, lo relacionado con la actividad académica durante el bienio presidido por el Profesor Juan Jacobo Muñoz Delgado y muy avanzado el cuatrienio del Señor Académico, doctor Gilberto Rueda Pérez, documento al cual solamente le falta poner en limpio, y en forma ordenada, las múltiples citas bibliográficas que constituyen su soporte histórico documental.
Ya están escritos, en su totalidad, los períodos del Académico José Félix Patiño Restrepo, el del Académico Juan Mendoza Vega y el primer año de trabajos de la Junta que hoy termina labores, documentos a los cuales solo falta incorporar la bibliografía correspondiente.
La Academia debe continuar haciendo presencia real, en la medida de lo posible, en todas las circunstancias de la vida Nacional que tengan que ver con sus objetivos: para cumplir con este propósito es indispensable la participación de todos.
Se continuará trabajando, activamente, en su participación en las diferentes instituciones en las cuales tiene representación e, inclusive, en el Instituto Nacional de Salud, en cuya Junta Directiva tiene un puesto el Académico Jorge E. Maldonado A., quien llevará a su participación el apoyo de nuestra Academia.
Como ustedes habrán podido ver, mi presentación de hoy no ha hecho otra cosa que seguir los lineamientos del programa de gobierno planteado por mi en la sesión solemne del 18 de marzo de 2004, al iniciar la labor presidencial que hoy culmina, lo que quiere decir que se debe establecer una línea de trabajo que, con las modificaciones, adiciones y cambios que se hagan necesarios, debe seguir la Aca demia para cumplir con su misión en el curso de los años.
En aquella ocasión, alguien me dijo que todo ese programa representaba una campaña, desde ese primer día, para la reelección, pues en dos años no se alcanzaría a cumplirlo. Nunca pensé entonces en acceder al honor con el cual Ustedes tuvieron a bien distinguirme y que hoy comienzo a ejercer: simplemente quise proyectarme hacia el futuro para otorgar a las diferentes Juntas Directivas que seguirán a las de estos dos períodos unas bases que les permita otorgar a la Academia una continuidad en su accionar, modificada solamente por las variantes circunstanciales de las diferentes épocas en las cuales le corresponda actuar. Quiero repetir aquí las palabras con las cuales cerré mi discurso de entonces:
“la unidad de todos los Señores Académicos alrededor de su Junta Directiva, en un esfuerzo común, llevará a nuestra Corporación por caminos de excelencia y participación que nos permita, en el hoy de las angustias y dificultades del sector, y en el curso de nuestro devenir histórico liderar, efectivamente, todo lo relacionado con la salud pública, la educación en salud y un ejercicio profesional gratificante y de altísima calidad”, reflejo de un respeto absoluto por nuestra medicina, como profesión y como ciencia y un cumplimiento fiel de nuestra misión hipocrática, factores de preeminencia en nuestra cuota de participación en el progreso de nuestra Nación
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