Yoga Podría Combatir los Síntomas de la Fibromialgia

Yoga Podría Combatir los Síntomas de la Fibromialgia

El yoga que incluye estiramientos suaves y meditación podría ayudar a aliviar los síntomas de fibromialgia, encuentra un pequeño estudio.

25 mujeres diagnosticadas con fibromialgia, un síndrome de dolor crónico, se inscribieron en una clase de yoga de dos horas que se reunía una vez por semana, durante ocho semanas. Otro grupo de 28 mujeres diagnosticadas con la afección se asignó a una lista de espera, y se les pidió que continuaran con su rutina normal para gestionar la fibromialgia.

Tras ocho semanas, el grupo de yoga reportó mejoras en los aspectos tanto físicos como fisiológicos de la fibromialgia, lo que incluyó una reducción en el dolor, la fatiga, la sensibilidad y la ansiedad, así como un mejor sueño y estado de ánimo.

“Cuando comenzamos, las mujeres estaban un poco asustadas, pero una vez entraron en el ritmo lo encontraron muy útil”, aseguró el autor líder del estudio James Carson, psicólogo clínico y especialista en dolor de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón, en Portland. “Volvieron tras la primera semana y reportaron menos dolor, un mejor sueño y un sentimiento de ánimo por primera vez en años. Ese tipo de cambio continuó acumulándose durante el transcurso del programa”.

Al final del estudio, alrededor del 4.5 por ciento del grupo de yoga reportó estar “muchísimo mejor”, 9.1 por ciento dijo que estaba “mucho mejor”, 77 por ciento estaba “un poco mejor”, y 4.5 por ciento no reportó ningún cambio. En comparación, nadie del grupo de control reportó estar “muchísimo mejor” ni “mucho mejor”, 19.2 por ciento reportó estar “un poco mejor”, y 38.5 por ciento no reportó ningún cambio.

Las puntuaciones promedio de dolor se redujeron de cinco a cuatro en una escala de diez, aunque no hubo mejora en la puntuación general de “dolor por sensibilidad”.

El estudio fue limitado por la pequeñez de la muestra, la ausencia de seguimiento y una dependencia excesiva en datos reportados por las mismas participantes, anotaron los investigadores.

El estudio, que fue publicado en Internet el 14 de octubre, aparece en la edición impresa de noviembre de la revista Pain.

No existe cura para la fibromialgia, que se caracteriza por sensibilidad en puntos múltiples, fatiga, insomnio, ansiedad, depresión, y problemas con la memoria y la concentración. Entre once y quince millones de estadounidenses sufren de la debilitante afección, y entre 80 y 90 por ciento son mujeres, según la información de respaldo del artículo.

La fibromialgia puede ser muy difícil de tratar, y muchos pacientes informan sobre poco alivio con los medicamentos, señaló el Dr. Bruce Solitar, profesor clínico asociado de medicina en la división de reumatología del Centro Médico Langone de la NYU en la ciudad de Nueva York.

Solitar afirmó que probablemente valga la pena probar con el yoga. Pero anotó que las pacientes del estudio estaban en una clase de yoga especialmente personalizada para sus necesidades, y que tal vez las clases en un local de yoga serían demasiado intensas.

Las sesiones de yoga evaluadas en el estudio incluían 40 minutos de estiramientos suaves y posturas, 25 minutos de meditación, diez minutos de técnicas de respiración, una lección de 20 minutos sobre cómo aplicar los principios del yoga a la vida diaria y a la gestión de la fibromialgia, y 25 minutos de discusión en grupo. También se exhortó a las participantes a practicar en casa con un DVD la mayoría de días.

Aunque no se sabe qué tanto del efecto positivo mostrado en el estudio es un efecto “placebo” de hacer algo que da una sensación de empoderamiento en lugar de algo especial del yoga y la meditación en sí, si las personas se sienten mejor tal vez eso no tenga importancia, comentó Solitar.

“Muchos pacientes reportan que no hay muchas cosas que les ayuden, así que cualquier cosa positiva es algo bueno”, aseguró Solitar.

En el estudio, las mujeres practicaron yoga de la conciencia, un tipo de yoga desarrollado por Carson, profesor de yoga y meditación, y su esposa y coautora del estudio Kimberly Carson. Carson fue el profesor de la clase. (Carson no reportó consideraciones financieras que causaran un conflicto de interés).

El yoga de la conciencia se basa en la escuela de yoga Kripalu, dijo Carson, que enfatiza las “dimensiones internas” del yoga, tales como la aceptación del dolor y estar dispuesto a aprender del dolor y las circunstancias estresantes, estar mentalmente “presente en el momento”, y aprender a distinguir entre eventos reales y la tendencia de la mente a convertir el dolor en una “catástrofe”, o sea a pensar que es el peor dolor posible cuando en realidad se puede manejar, explicó.

Investigaciones anteriores mostraron que el yoga de la conciencia mejoraba el dolor, la fatiga, el sueño y el estado de ánimo en mujeres que tenían cáncer de mama, dijo Carson.

No se sabe qué aspectos del yoga de la conciencia son los más beneficiosos, pero Carson cree que el ejercicio, la meditación y los aspectos sociales contribuyen.

“La combinación tiene un efecto sinérgico”, aseguró Carson. “Nuestra mente y nuestro cuerpo están muy conectados, pero con frecuencia no lo sabemos. Las técnicas como el yoga realmente refuerzan esa conexión, y hacen que tengamos mucho más conciencia del hecho de que nuestros pensamientos y sentimientos afectan a nuestro cuerpo, y que nuestro cuerpo afecta la manera en que pensamos y sentimos”.

Si sufre de fibromialgia y busca una clase de Yoga, Carson recomendó buscar una clase que se anuncie como “suave” y asegurarse de que el profesor sepa que usted tiene dificultades físicas para que modifique las posturas.

Dado que muchas clases de yoga no incorporan meditación, Carson también recomienda buscar una clase de meditación, que enseña ejercicios de respiración para reducir el estrés y manejar el dolor.

Un estudio publicado en agosto en la New England Journal of Medicine encontró que el tai chi podría también ayudar a aliviar a los pacientes de fibromialgia. Al igual que el yoga, el tai chi es un ejercicio de cuerpo y mente que enfatiza movimientos lentos y suaves para desarrollar fuerza y flexibilidad, así como respiración profunda y relajación, para que el qi o energía vital fluya por el cuerpo.

FUENTES: James Carson, Ph.D., clinical psychologist, assistant professor, department of anesthesiology, Oregon Health & Science University, Portland, Or.; Bruce Solitar, M.D., clinical associate professor of medicine, division of rheumatology, NYU Langone Medical Center, New York, N.Y.; Pain, November 2010

HealthDay

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