Vacunas para el Cáncer de Mama son Promisorias

Vacunas para el Cáncer de Mama son Promisorias

Una investigación reciente señala que las mujeres que tenían cáncer metastásico y desarrollaron una respuesta inmunitaria a una vacuna en investigación vivieron el doble de tiempo que las que no tuvieron esa respuesta.

“Si usted tuviera respuestas inmunitarias, tendría el doble de probabilidades de supervivencia que una persona que no”, aseguró la Dra. Susan Domchek, autora del estudio y profesora asociada de medicina de la Universdiad de Pensilvania.

Su informe es uno de varios que se enfocan en vacunas para el cáncer de mama que se espera sean el tema de la reunión de investigación sobre el cáncer de mama Era of Hope del Departamento de Defensa.

“El cáncer de mama metastásico es tratable, pero no curable”, aseguró Domchek. Aunque la última esperanza es curar el cáncer, las vacunas para el cáncer de mama son una manera posible de controlar la propagación de la enfermedad.

Aunque la mayoría de las personas piensan en las vacunas como inyecciones que se administran a las personas sanas para prevenir enfermedades infecciosas, como el sarampión y la gripe, varias vacunas contra el cáncer que se han estudiado durante décadas utilizan células del cáncer, partes de células o sustancias llamadas antígenos para desencadenar la respuesta inmunitaria contra células de cáncer que ya están en el organismo.

En su estudio, Domchek utilizó partes de un péptido de una proteína llamada telomerasa transcriptasa inversa humana (hTERT) para vacunar a 19 mujeres que tenían cáncer de mama que se había propagado. El péptido se expresa prácticamente de manera universal en los cánceres humanos y se reconoce por ciertas células T en el sistema inmunitario humano.

Al comienzo del estudio, las mujeres no tenían una respuesta mensurable de células T al hTERT. Luego de hasta ocho vacunas con el péptido hTERT, sin embargo, 13 de las 19 mujeres produjeron células T que reaccionaron al péptido.

“Le hicimos una biopsia al cáncer de mama de los pacientes y vimos estas células T en los tumores mismos”, dijo. “Además, en algunos casos, pudimos ver evidencia de la muerte celular del tumor”.

“Las que respondieron vivieron significativamente más tiempo”, aseguró. “Las personas que respondieron vivieron en promedio 32 meses, en comparación con una media de 17 [para las que no respondieron]. Tres de las mujeres que respondieron ya llevan más de tres años vivas”.

Entre las cuestiones que quedan por dilucidar, según Domchek, sigue quedando lo siguiente. “¿Les iba a ir bien a esas mujeres de todos modos independientemente de lo que hiciéramos? ¿Es la respuesta inmunitaria apenas un marcador para un paciente más sano?”.

Entre otras investigaciones sobre vacunas para el cáncer de mama que se esperaba que se presentaran en la reunión se encuentran:

  • Un estudio que se enfocó en pacientes de cáncer de mama que tenían tumores HER-2 positivos (para quienes la reincidencia es común luego del tratamiento) tratados con una combinación de vacuna y un medicamento contra el cáncer. La Dra. Lupe Salazar, profesora asistente de medicina de la Universidad de Washington en Seattle, y su equipo secuenciaron la proteína HER-2 y pusieron algunas partes en una vacuna. Se la administraron a los pacientes, junto con Herceptin, un medicamento contra el cáncer. La combinación ayudó a generar niveles significativos de inmunidad con células T específicos a las células HER-2, aseguró. Hasta ahora, “las ocho [mujeres] lo han hecho”, dijo. En el estudio con el tiempo participarán 52 mujeres.
  • Un estudio que utilizó péptidos inmunoestimulantes como una vacuna examinó la mejor manera de administrarlos. La Dra. Davorka Messmer, científico asistente de proyecto del Centro oncológico Moores de la Universidad de California en San Diego y su equipo examinaron una vacuna usando nanopartículas cargadas con el péptido de HER-2 que llevan un péptido que estimula el sistema inmunitario llamado Hp91, bien fuera por dentro o por fuera. “Hallamos que era más potente si el péptido inmunoestimulante se ponía en la superficie de la nanopartícula”, aseguró. El estudio se realizó con animales.

Aunque se han estudiado las vacunas para el cáncer de mama durante al menos treinta años, todavía no han hecho mayor diferencia en las vidas de los pacientes, aseguró el Dr. Len Lichtenfeld, subdirector médico general de la American Cancer Society. Eso no significa que no vaya a ser así algún día, agregó.

“Cuando se mira la teoría, tiene sentido”, aseguró. “El punto es que estamos llegando pero no hemos llegado”.

Quedan muchas preguntas por responder, como “por qué algunos pacientes presentan respuestas inmunitarias y otros no”. Es probable, dijo, que algunas de las vacunas sean específicas para algún tipo de cáncer y que otras puedan funcionar en más de un tipo de cáncer.

HealthDay

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