Sensor Implantable mide los Niveles de Glucemia
Un nuevo sensor de glucemia podría algún día eliminar la necesidad de la cantidad diaria de pinchazos que los pacientes de diabetes tienen que soportar en sus dedos para medir sus niveles de glucemia.
El nuevo dispositivo fue evaluado durante más de un año en cerdos y monitorizó su glucemia con eficacia, sin necesidad de una recalibración diaria.
“Este dispositivo podría implantarse para largo plazo. Se implanta mediante cirugía, como un marcapasos”, explicó el autor del estudio David Gough, profesor del departamento de bioingeniería de la Universidad de California en San Diego.
Gough es también fundador de Glysens, una compañía que fabrica el nuevo monitor de glucosa.
Los hallazgos aparecen en la edición del 28 de julio de la revista Science Translational Medicine.
El grupo de Gough no es el único que trabaja en el desarrollo de tecnología implantable para medir la glucosa. Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) trabajan en un dispositivo similar que utiliza una tecnología distinta a la del sensor de Gough.
Los pacientes de diabetes, ya sea tipo 1 o 2, deben revisar su glucemia con frecuencia. La American Diabetes Association recomienda que las personas revisen sus niveles de glucemia al menos cuatro veces al día, pero las personas que toman insulina con frecuencia revisan su glucemia con mucho mayor frecuencia, hasta una docena de veces al día. Para revisar los niveles de glucemia, un diabético tiene primero que sacarse una gota de sangre utilizando una lanceta para perforar el dedo.
También hay sistemas continuos de monitorización de glucosa disponibles, que deben usarse en la parte externa de la piel, con un pequeño catéter que entra en la piel para monitorizar los niveles de glucosa. Actualmente, dichos dispositivos sólo pueden usarse entre tres y siete días, y además deben ser recalibrados a diario usando un medidor de glucosa y una lanceta estándares. Los dispositivos aún no se consideran como sustitutos de los medidores de glucosa, sino que ayudan a las personas diabéticas a saber si sus niveles de glucosa tienden a subir o a bajar, para que puedan hacer ajustes en sus niveles de insulina o ingesta alimentaria.
Estos dispositivos deben ser recalibrados a diario porque ocurre un cambio en la señal transmitida a medida que se comienza a formar tejido de cicatriz en el lugar en que se inserta el sensor, explicó Gough.
“Todos los dispositivos implantados provocan una respuesta de cicatrización. Pero con el diseño adecuado, se puede evitar la influencia del tejido de cicatriz”, apuntó, y añadió que su dispositivo resuelve el problema al utilizar una tecnología de medición distinta. El nuevo dispositivo usa una enzima que detecta la glucosa y el oxígeno, y que también mide los niveles de oxígeno por separado. Gough señaló que la diferencia entre esas dos medidas provee los niveles de glucemia.
El dispositivo, que tiene alrededor de 1.5 pulgadas de diámetro y 5/8 de pulgada de grosor, se podría implantar en varios lugares, aseguró. Se podría colocar debajo de la clavícula, donde se implantan los marcapasos. O en el abdomen, justo encima de la cintura, planteó.
Dijo que los investigadores aún no han diseñado el receptor que se podría usar en el modelo para el consumidor, pero que imagina un dispositivo pequeño, como un reloj de pulsera, o una aplicación que se pueda usar con un teléfono celular.
En el ensayo actual, el dispositivo se implantó en dos cerdos que al principio no tenían diabetes. Tras casi un año en el primer cerdo, y tras varias semanas en el segundo, los cerdos recibieron fármacos que causan la destrucción de las células que producen insulina en sus organismos, en esencia imitando la diabetes tipo 1. Los cerdos usaron los sensores por 520 y 222 días, respectivamente.
Gough dijo que los dispositivos raras veces necesitaron ser recalibrados, y que un sensor duró 160 días sin necesidad de recalibración. Aún no sabe cuál sería el periodo de recalibración en las personas, pero apuntó que ahora los investigadores preparan una aplicación para iniciar estudios con humanos.
Además de reemplazar las medidas manuales de glucemia, un dispositivo como este podría también resultar útil como parte de un sistema pancreático artificial.
Pero un experto señaló que el sistema aún no es perfecto.
“Es un paso en la dirección correcta, pero todavía sólo nos da información sobre patrones, y hay una brecha de diez a veinte minutos entre la lectura y el momento en que se envía al sensor”, anotó el Dr. Joel Zonszein, director del centro clínico de diabetes del Centro Médico Montefiore en la ciudad de Nueva York. “Lo bueno es que se implantó durante un año o más sin mucha descomposición. Y una vez calibrado, no hubo mucha necesidad de volverlo a hacer con el tiempo”.
FUENTES: David A. Gough, Ph.D., professor, department of bioengineering, University of California, San Diego, and founder, Glysens, San Diego; Joel Zonszein, M.D., professor, clinical medicine, and director, clinical diabetes center, Montefiore Medical Center and Albert Einstein College of Medicine, New York City; July 28, 2010, Science Translational Medicine
HealthDay
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