Riesgo Genético de Autismo
Heredar mutaciones anormales de dos genes comunes puede aumentar el riesgo de desarrollar autismo, según uno de dos estudios recientes que resaltan las complejas raíces genéticas del trastorno.
Ambos genes están localizados en la región del lóbulo frontal del cerebro, responsable de la conducta social compleja y el pensamiento abstracto y normalmente tienen que ver con el funcionamiento apropiado de las conexiones sanas entre las células del cerebro. Ambos también desempeñan un vital papel en la formación de tales conexiones, o sinapsis, que permiten a las células cerebrales comunicarse y hacen posible el aprendizaje, la cognición y la memoria.
El segundo estudio encontró que el riesgo de autismo podría aumentar en las poco comunes ocasiones en que variaciones normales del ADN trastornan los genes de una vía neural en particular, relacionada con un desarrollo sin problemas del sistema nervioso y a la función sináptica.
“Usando tecnología de punta y muestras grandes, descubrimos nuevos genes que parecen aumentar la susceptibilidad al autismo”, apuntó Geraldine Dawson, coautora de ambos estudios y directora científica de Autism Speaks, financiador internacional y defensor de la investigación biomédica sobre el autismo.
“El principal punto es que estos genes parecen actuar en conjunto con otros genes, algunos de los cuales están identificados, pero la mayoría no, para tener un impacto sobre la manera en que las sinapsis o conexiones entre células cerebrales se llevan a cabo”, explicó.
“Y el otro punto es que los genes que se encontraron están asociados con una vía específica en el cerebro”, dijo Dawson. “Esto es importante porque eventualmente podríamos comenzar a desarrollar tratamientos para dirigirnos a esa vía bioquímica en específico”.
Dawson trabajó en colaboración con el Dr. Hakon Hakonarson, director del Centro de genómica aplicada del Hospital Pediátrico de Filadelfia y líder del estudio; Gerard D. Schellenberg, profesor de patología y medicina de laboratorio de la Universidad de Pensilvania; y Kai Wong, también del Hospital Pediátrico.
Hakonarson, Schellenberg y Wong presentaron los hallazgos el martes durante una conferencia llevada a cabo en Londres. Aparecen en línea hoy en la revista Nature.
“Se trata de la primera grieta en la fachada de esta enfermedad”, según Schellenberg. Aseguró que los hallazgos representan “el siguiente paso en la comprensión de la biología molecular fundamental de lo que ocurre en el autismo”.
“Y esto realmente nos da un importante impulso, creemos, en cuanto a saber qué objetivos estudiar”, afirmó, en referencia al desarrollo de terapias para combatir tanto el riesgo como el inicio del autismo.
Para el primer estudio, los investigadores llevaron a cabo un análisis genético de más de 10,000 niños, de los cuales 4,500 tenían un trastorno del espectro autista, un conjunto de varios problemas de desarrollo neural que afecta las capacidades del lenguaje además de la interacción social y la conducta.
El esfuerzo permitió identificar dos culpables asociados al autismo, variantes de los genes CDH10 y CDH9, que los investigadores sugirieron podrían subyacer el riesgo de autismo en alrededor del quince por ciento de los casos.
Para el segundo estudio, los investigadores observaron específicamente el “mapa de carreteras” genético de niños que sufrían de un trastorno del espectro autista y aislaron dos genes en la llamada “vía de la ubiquitina” (los genes UBE3A y PARK2), que parecían vulnerables a variaciones de eliminación o replicación. Las variaciones parecían socavar la capacidad de los genes de asegurar una comunicación celular fluida entre las sinapsis del cerebro. En el estudio participaron 859 niños que sufrían un trastorno del espectro autista y más de 1,400 niños que no.
Colectivamente, estos hallazgos enfatizan la complejidad de las bases genéticas del autismo, dijeron los investigadores. Y enfatizaron que tener estas predisposiciones genéticas no significa necesariamente un mayor riesgo del trastorno ante la ausencia de otros factores críticos.
“Creemos que, en la mayoría de casos, el autismo es causado por una combinación de varios genes, y éstos podrían interactuar con factores ambientales que aún no hemos identificado”, apuntó Dawson. “Podría considerarse como el riesgo de ataque cardiaco. Si se tiene colesterol alto, y se va al médico, tal vez éste no se preocupe demasiado. Pero si se tienen varios factores de riesgo, como colesterol alto más presión arterial alta, el riesgo de tener la enfermedad es mucho mayor”.
“Entonces, este es un conjunto de genes asociados al riesgo de autismo”, apuntó. “Y si se hereda todo el conjunto, se estaría en un riesgo mucho mayor de desarrollar la enfermedad. Pero se pueden tener estos genes particulares sin u riesgo mayor de autismo”.
A pesar de eso, los hallazgos siguen siendo motivo de mucha emoción.
“Aunque parece que muchos genes tienen que ver con el autismo, lo que es muy interesante es que los genes que encontramos se agrupan alrededor de la misma función cerebral, o sea, las conexiones entre células cerebrales”, apuntó. “Es importante porque cuando aprendemos nuevas cosas o formamos memorias o aprendemos nuevas capacidades, lo hacemos creando conexiones entre células. Entonces, si hay un problema con hacer esto, afectará la capacidad de realizar conductas complejas y aprender nuevas habilidades. Y esto podría explicar por qué las personas que sufren autismo tienen un retraso cognitivo y tales dificultades para aprender cosas nuevas”.
“Estamos obteniendo un mejor panorama de qué contribuye al autismo”, señaló Dawson.
HealthDay
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