Pruebas para los Ataques Cardiacos
Según cardiólogos, los nuevos informes europeos deberían ayudar a los médicos a decidir qué pruebas deberían elegir para diagnosticar un posible ataque cardiaco en los pacientes de las salas de emergencia.
Ambos estudios, que aparecen en la edición del 27 de agosto de la New England Journal of Medicine, examinaron pruebas de troponina, una proteína liberada por células cardiacas dañadas. Actualmente, la práctica estándar en la mayoría de los hospitales exige una prueba de troponina cuando se sospecha un ataque cardiaco u otro problema coronario de consideración. Hay varias pruebas que se consiguen en el comercio para dos formas de la proteína, la troponina I y la troponina T.
Uno de los estudios, realizado principalmente en Suiza, compara la precisión de tres pruebas nuevas con una usada ampliamente que es más antigua. El otro, dirigido por médicos alemanes, compara las pruebas realizadas para las formas I y T de troponina.
“Ambos estudios muestran que las pruebas nuevas que se pueden conseguir ahora tienen mucha más sensibilidad y detectan incluso cantidades más pequeñas de daño”, señaló el Dr. Magnus Ohman, director del programa de enfermedad coronaria avanzada de la Universidad de Duke. Ohman, experto en diagnóstico coronario, no participó en ninguno de los dos estudios.
Pero debido a lo novedoso de las pruebas, “la mayoría de los médicos no tienen certeza de cómo se deben usar”, explicó Ohman. Agregó que las pruebas nuevas serán motivo de intensas discusiones con representantes de la American Heart Association, AHA, el Colegio estadounidense de cardiología (American College of Cardiology) y la Sociedad europea de cardiología en una reunión en Barcelona la semana entrante.
El estudio alemán comparó las pruebas más nuevas de las dos formas de la proteína con pruebas más antiguas usadas ahora ampliamente en los ataques cardiacos sospechados. El estudio de 1,818 casos halló que la prueba más nueva para la troponina I era más sensible para detectar el daño cardiaco y era más específica para determinar que el daño se debía a un ataque cardiaco, según informó un grupo dirigido por el Dr. Stefan Blankenberg del Centro médico universitario de Maguncia.
El estudio halló que la prueba de troponina I fue más de noventa por ciento sensible para detectar el daño cardiaco y noventa por ciento específica para determinar si se debía a un ataque cardiaco.
Otro estudio dirigido por cardiólogos suizos informó sobre el uso de pruebas más recientes tanto para troponina I como para troponina T en 718 personas que acudieron a las salas de emergencias con síntomas que indicaban un posible ataque cardiaco.
“El desempeño en el diagnóstico de las pruebas sensibles de troponina cardiaca es excelente. Estas pruebas pueden mejorar sustancialmente el diagnóstico precoz del infarto agudo del miocardio (ataque cardiaco), sobre todo entre los pacientes en los que acaba de aparecer el dolor en el pecho”, escribieron los investigadores.
La decisión sobre cuál prueba usar de todos modos podría no ser sencilla”, advirtió Ohman. Por ejemplo, prefiere una prueba de troponina T. Esa opción es minoritaria en los EE. UU., en donde cerca del sesenta por ciento de los médicos hacen pruebas de troponina I, aseguró Ohman.
Probablemente se necesitan más estudios para ayudar a los médicos a tomar la decisión, apuntó. “Necesitamos evaluar la sensibilidad de las pruebas en un rango más amplio de pacientes”, dijo al referirse de los estudios europeos. “Sospecho que había muchos más pacientes y de alguna manera se seleccionó a los pacientes cardiacos más probables. Necesitamos hacer muchos más estudios en pacientes que tienen menos probabilidades de enfermedad cardiaca”.
La mayor sensibilidad de las pruebas más nuevas podría ser un problema en algunos casos, aseguró Ohman. “En cuanto se logran detectar infartos [áreas dañadas del corazón] cada vez más pequeños, se puede detectar daño que podría no ser un ataque cardiaco clínico”, dijo, lo que complicaría la opción de tratamiento.
Los mayores niveles de troponina pueden deberse a “una gran cantidad de afecciones”, además del ataque cardiaco, como la inflamación de la miocarditis y hasta recarga al corazón por coágulos en el pulmón, señaló Ohman.
La mayor sensibilidad de las pruebas más nuevas podrían suscitar algunos problemas, pero los dos estudios “deben proporcionar un nivel mayor de confianza para los médicos de que estamos moviéndonos en la dirección correcta”, aseguró el Dr. David A. Morrow, profesor asociado de medicina de la facultad de medicina de la Harvard y director de la unidad cardiaca Levine del Hospital Brigham y de mujeres, quienes escribieron un editorial acompañante.
Las pruebas descritas en los estudios “sí logran mejores resultados que otras pruebas. Son más sensibles y se dejan de detectar menos ataques cardiacos en la sala de emergencias”, aseguró Morrow.
Su unidad ya ha adoptado una de las pruebas más recientes, que evalúan niveles de troponina I, dijo. Pero a un médico le irá bien con cualquiera de las pruebas nuevas, aseguró Morrow. “Conocer la prueba y cómo se desempeña es más importante de si evalúa la I o T”, anotó.
FUENTES: E. Magnus Ohman, M.D., professor, medicine, and director, program for advanced coronary disease, Duke University, Durham, N.C.; David A. Morrow, M.D., associate professor, medicine, Harvard Medical School, and director, Levine Cardiac Unit, Brigham and Women’s Hospital, Boston; Aug. 27, 2009, New England Journal of Medicine
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