Poner la Mente a Punto puede Ayudar a manejar el Dolor Físico
Las personas que sufren de dolor crónico en la parte baja de la espalda podrían encontrar alivio en la terapia cognitivo conductual, un tratamiento a corto plazo que busca desafiar y replantear las creencias negativas.
El dolor crónico en la parte baja de la espalda es una de las tres afecciones que causan más discapacidad en el mundo desarrollado, informan investigadores británicos. Además, su tratamiento puede ser costoso.
“El dolor en la espalda es un problema de salud físico, no psicológico”, enfatizó la coautora del estudio Zara Hansen, fisioterapeuta y terapeuta cognitivo conductual de la Universidad de Warwick en Coventry, Inglaterra. “La intervención utiliza un modelo psicológico para comprender cómo podemos manejar mejor el dolor de espalda, pero no es una psicoterapia”.
En el estudio, la terapia cognitivo conductual ayudó a la gente a cambiar su forma de pensar sobre el dolor de espalda y les enseñó a cómo manejarlo, señaló Hansen.
“Éste es un enfoque relativamente nuevo para ayudar a la gente a manejar los problemas de salud a largo plazo. Las personas que tienen dolor de espalda persistente están en riesgo de desarrollar ansiedad y depresión, pero el objetivo de esta intervención no era tratar estas dolencias”, apuntó.
Para el estudio, que aparece en la edición en línea del 26 de febrero de The Lancet, el equipo de Hansen asignó de forma aleatoria a 701 pacientes con dolor en la parte baja de la espalda a la terapia más tratamiento estándar o sólo a tratamiento estándar. El tratamiento estándar consistía en orientación sobre cómo mantenerse activo y cómo usar mejor los medicamentos para el dolor. Los otros asistieron a seis sesiones de terapia de grupo. A todos los pacientes se les midió la intensidad del dolor de espalda al comienzo del estudio y luego al año después.
Al año, los que habían recibido la terapia cognitivo conductual experimentaron una mejora de 2.4 puntos en una prueba de discapacidad y de 13.8 por ciento en la otra. Los que no recibieron terapia lograron una mejora de 1.1 puntos en una puntuación y de 5.4 por ciento en la otra, hallaron los investigadores.
La terapia cognitivo conductual para tratar problemas de salud se basa en un modelo psicológico, destacó Hansen.
“El modelo explica que la forma en la que concebimos nuestros problemas de salud determina el modo en que nos comportamos. Dicho de otra forma, cómo los manejamos”, señaló Hansen.
“Si tenemos un modo de pensar poco útil sobre el dolor de espalda, entonces lo manejaremos de forma inadecuada. Una intervención cognitivo conductual se dirige directamente a los pensamientos o comportamientos”.
“Por ejemplo, si tengo dolor de espalda persistente y pienso que debo evitar cualquier actividad que desencadene el dolor en caso de que me esté haciendo daño, entonces me volveré poco a poco menos activo y estaré en peor forma. Luego la rigidez y la debilidad que resultan del poco uso de la espalda harán que mi problema de espalda empeore”, explicó Hansen.
La terapia, a nivel individual o en grupo, ayuda a los pacientes a identificar este círculo vicioso. El objetivo es comprender que el dolor no significa en general un daño continuo y que al incrementar la actividad de forma gradual se puede aliviar la rigidez y la debilidad, dijo Hansen. “El objetivo principal de la intervención es ayudar a la gente a volver a realizar actividades agradables y gratificantes que dejaron de hacer o que evitaban por el dolor de espalda”, destacó.
El dolor de espalda es cada vez más común, dijo el Dr. Laxmaiah Manchikanti, director médico del Centro de Gestión del Dolor de Paducah, Kentucky. “Sin embargo, se puede manejar de forma eficaz para una proporción significativa de pacientes en un entorno de atención primaria con (terapia) si está disponible”.
El costo de la terapia es casi la mitad que el de otros tratamientos, como la acupuntura, apuntaron los investigadores. No obstante, al igual que el tratamiento para el dolor de espalda, no suele tener cobertura de salud en Estados Unidos.
Manchikanti señaló que en Gran Bretaña esta terapia está disponible a un bajo precio mediante un seguro. “Otros países aparte de Estados Unidos deberían aplicar la terapia cognitivo conductual antes de referir al paciente a especialistas para que se sometan a otras intervenciones o a cirugía”, destacó. “En Estados Unidos, deberíamos considerar el desarrollo de tales sistemas”.
Otros expertos creen también que la terapia debería tener cobertura. “El estudio respalda el papel de la terapia bioconductual como una opción de tratamiento y subraya que no expone a los pacientes a un riesgo adicional como muchos otros tratamientos”, afirmó Brook Martin, investigador científico del Centro de Investigación Comparativa de Resultados, Costos y Efectividad de la Universidad de Washington.
“A pesar de algunas limitaciones, espero que este estudio aumente, como mínimo, el nivel de conciencia sobre la rentabilidad y el papel potencial que la terapia bioconductual podría desempeñar en la práctica clínica”, destacó.
FUENTES: Zara Hansen, physiotherapist and cognitive behavioral therapist, University of Warwick, Coventry, England; Laxmaiah Manchikanti, M.D., medical director, Pain Management Center of Paducah, Ky., and associate clinical professor, anesthesiology and perioperative medicine, University of Louisville; Brook Martin, Ph.C., M.P.H., research scientist, Comparative Effectiveness, Cost and Outcomes Research Center, and doctoral candidate, health services, University of Washington, Seattle; Feb. 26, 2010, The Lancet, online
HealthDay
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