Las Bebidas Azucaradas están engordando a los Preescolares
Las bebidas dulces durante los refrigerios y antes de acostarse están ensanchando las cinturas de los preescolares, muestra un estudio reciente.
Investigadores canadienses encontraron que los niños de 2 a 4 años que bebían regularmente bebidas endulzadas con azúcar, como las sodas y las bebidas con sabor a fruta, entre las comidas, tenían más del doble de probabilidades de tener sobrepeso para la edad de 4 años y medio, frente a los niños que no bebían tales bebidas.
“No han habido muchos estudios como este en niños preescolares, vemos más en adolescentes”, apuntó la autora del estudio Lise Dubois, catedrática de investigación canadiense en salud de la nutrición y poblacional, y profesora asociada del departamento de epidemiología y medicina comunitaria de la Universidad de Ottawa.
“Estos niños no tienen suficiente edad para comprar sus propias bebidas, así que en este caso, los productos están en el hogar, y son los padres quienes les proveen estas bebidas a sus hijos”.
El estudio fue publicado en la edición de junio del Journal of the American Dietetic Association.
Los investigadores examinaron el consumo de bebidas endulzadas con azúcar entre más de 1,900 niños que vivían en Québec, Canadá, que nacieron en 1998.
Los padres de los niños fueron entrevistados y llenaron un cuestionario relacionado con la dieta cuando sus hijos tenían 2 1/2, 3 1/2 y 4 1/2 años de edad para determinar con qué frecuencia consumían bebidas azucaradas.
Las bebidas endulzadas con azúcar incluían bebidas carbonatadas regulares o que no son de dieta y bebidas con sabor a frutas (como el ponche de frutas y las bebidas de naranja), pero excluían jugos puros de fruta. También se midió la estatura y el peso de los niños.
Los investigadores encontraron que casi el 7 por ciento de los niños que no bebían bebidas endulzadas con azúcar entre comidas tenían sobrepeso a los 4 1/2 años de edad, en comparación con poco más del 15 por ciento de los niños que los bebían regularmente (de cuatro a seis veces o más por semana).
Los factores socioeconómicos, como la educación y edad de la madre y el nivel de ingresos de la familia, jugaban un papel en el consumo de bebidas azucaradas. Por ejemplo, los niños de familias con un ingreso insuficiente que bebían estas bebidas regularmente eran más de tres veces más propensos a tener sobrepeso para los 4 1/2 años, en comparación con los niños que no bebían esas bebidas y provenían de hogares con suficientes ingresos.
Sin embargo, el consumo general del niño (lo que incluía entre las comidas y con las comidas) de bebidas azucaradas no se relacionaba con tener sobrepeso.
“Este estudio se añade a la evidencia científica de que las bebidas endulzadas con azúcar contribuyen a la obesidad infantil”, afirmó la Dra. Y. Claire Wang, investigadora asociada de la Facultad de salud pública de la Harvard.
A luz de esto, Wang recomienda que los niños beban sobre todo agua y otras bebidas sin endulzar, tal como té sin endulzar y agua con gas libre de sodio (con o sin sabores naturales de fruta), en lugar de bebidas azucaradas. Otras alternativas incluyen leche desnatada o semi desnatada y jugo 100 por ciento de fruta diluido con agua.
Sin embargo, exhortó a los padres a limitar el consumo de jugo de frutas al 100 por ciento a cuatro o seis onzas por día para los niños de menos de 6 años. Añadió que ahora mismo, del 8 al 10 por ciento de los niños de 2 a 5 años consumen el doble de la cantidad diaria recomendada de bebidas azucaradas.
La fruta o el yogurt son buenas elecciones para acompañar bebidas más sanas, apuntó Dubois. Aunque el estudio encontró que el consumo general de bebidas azucaradas no se asociaba a tener sobrepeso, Dubois no siguió recomendando esas bebidas durante las comidas, dado que están llenas de calorías y no tienen ningún valor nutricional.
Además del papel de los padres para crear la dieta de sus hijos, la política de salud pública también puede jugar una parte, señaló Wang.
“Los métodos públicos, tal como limitar la venta de bebidas endulzadas con azúcar en las escuelas, regular el tamaño de las porciones y las prácticas específicas de mercadeo serán clave para asegurar unas mejores elecciones de bebidas entre niños y adolescentes”, apuntó.
Añadió que reemplazar parte del tiempo que se pasa frente a la televisión por actividad física, animar a los niños a consumir menos comida rápida, y apoyar clases de educación física más largas y frecuentes puede también ayudar a controlar el peso de los niños.
“Los médicos ya están viendo adolescentes con diabetes adulta y lípidos altos en la sangre. Este es un fenómeno reciente y trágico”, afirmó Dubois. “Realmente hay que prevenir este aumento de peso muy temprano en la vida.
Los padres necesitan actuar en los primeros años cuando tienen más control sobre lo que comen sus hijos. Por lo menos, los niños podrán llegar a la adolescencia sin sobrepeso. Esperar hasta la adolescencia podría ser demasiado tarde”.
HealthDay
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