La Terapia podría ayudar a Reducir la Incontinencia
Cerca de las dos terceras partes de los hombres que se someten a cirugía para el cáncer de próstata experimentan incontinencia urinaria posteriormente, aunque una investigación reciente sugiere que la terapia conductual puede ayudar a reducir los problemas con el control de la vejiga para una cantidad significativa de ellos.
Luego de ocho semanas de terapia conductual, que incluye gestión de fluidos, ejercicios pélvicos y técnicas de control de la vejiga, los investigadores hallaron una reducción de 55 por ciento en los episodios de incontinencia.
“La terapia conductual es una opción más para los hombres”, según la Dra. Patricia S. Goode, profesora de medicina geriátrica de la Universidad de Alabama en Birmingham. “No es un tratamiento perfecto y exige trabajo, pero también ofrece mejoras significativas a la calidad de vida”.
Los hallazgos aparecen en la edición del 12 de enero de la Journal of the American Medical Association.
Durante toda su vida, a cerca de uno de cada seis hombres se les diagnosticará cáncer de próstata. Según el Instituto Nacional del Cáncer, una opción de tratamiento, conocida como prostatectomía radical, consiste en extirpar la glándula prostática y el tejido circundante, lo mismo que las vesículas seminales. Además, según los investigadores, aunque se ha comprobado que la cirugía es eficaz para eliminar el cáncer, puede causar efectos secundarios graves, como incontinencia urinaria duradera en hasta el 65 por ciento de los hombres que se someten a cirugía.
Existe una intervención quirúrgica adicional para ayudar con la incontinencia urinaria, aunque señalan que muchos hombres que ya se han sometido a cirugía para el cáncer se muestran reacios a someterse a otra.
Otras opciones que podrían ayudar con la incontinencia incluyen la terapia conductual, la biorretroalimentación y la estimulación eléctrica del suelo pélvico. Para determinar cuál de estas alternativas podría ser útil, Goode y sus colegas reclutaron a un grupo de 208 hombres de entre 51 y 84 años de edad que experimentaban incontinencia urinaria un año o más después de la cirugía para el cáncer de próstata.
Se asignó aleatoriamente a los hombres a uno de tres grupos. Un grupo participó en ocho semanas de terapia conductual, otro se sometió a terapia conductual y a biorretroalimentación con estimulación eléctrica del suelo pélvico, mientras que un tercero no recibió tratamiento adicional y fue el grupo de control. Se pidió a los hombres que llevaran diarios de su vejiga durante el estudio.
La terapia conductual, que consistía de cuatro visitas en los hogares, alrededor de una cada dos semanas, consistió en instrucción sobre ejercicios para el suelo pélvico, contracción del músculo pélvico y ejercicio diarios, así como suspender deliberadamente el flujo de la orina. También practicaron control de la urgencia, lo que significó retrasar una visita al baño y utilizar contracciones del suelo pélvico para evitar un accidente. Se instruyó a los hombres de este grupo a beber 237 ml (8 onzas) de bebidas seis a ocho veces espaciadas durante todo el día. Se les recomendó evitar la cafeína.
El otro grupo recibió esta capacitación y, además, se les proporcionó capacitación en biorretroalimentación en el consultorio y estimulación eléctrica del suelo pélvico a diario en casa, según el estudio.
Luego de ocho semanas, los investigadores hallaron que la cantidad promedio de episodios de incontinencia se redujo de 28 a 13 a la semana, una reducción de 55 por ciento para los hombres del grupo de terapia conductual, y de 26 a 12 episodios a la semana, 51 por ciento menos, para los que tuvieron biorretroalimentación y estimulación eléctrica junto con terapia conductual. El grupo de control logró una reducción de 24 por ciento, en promedio, de los episodios de incontinencia.
Las reducciones en la incontinencia duraron al menos doce meses, según halló el estudio.
“Estuvimos muy complacidos”, según Goode. “Además, los hombres que redujeron sus accidentes a la mitad estuvieron encantados”.
No todos están convencidos, sin embargo, de que la terapia conductual sea la mejor opción.
“Para los pacientes de incontinencia, sobre todo de la peor, la terapia conductual podría no valer la pena”, señaló el Dr. David Penson, profesor de cirugía urológica y director de calidad de cirugía y resultados de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee.”No me parece que valga la pena”.
“Para los hombres que tienen un poquito de incontinencia luego de la prostatectomía, la terapia conductual no es mala opción si no desean someterse a otra cirugía”, aseguró Penson, autor de un editorial sobre el estudio en la misma edición de la revista. “La terapia conductual funciona, pero no espere demasiado”.
Para muchos hombres, agregó, una opción incluso mejor podría ser esperar por la cirugía y monitorizar este tipo de cáncer, que con frecuencia se desarrolla lentamente, por medio de la vigilancia del antígeno prostático específico (APE). La prueba de APE mide el nivel en la sangre de esta proteína, que se considera un marcador biológico del cáncer de próstata.
“¿No podríamos pensar en vigilar un tiempo a estos pacientes?”, se preguntó Penson. “Es mejor prevenir que curar”.
FUENTES: Patricia S. Goode, M.D., Gwen McWhorter endowed professor of geriatric medicine, University of Alabama at Birmingham, and associate director, clinical programs, VA Birmingham/Atlanta Geriatric Research, Education and Clinical Center; David Penson, M.D., M.P.H., professor, urological surgery, director, surgical quality and outcomes, department of urological surgery, Vanderbilt University, and staff physician, VA Tennessee Valley Geriatric Research, Education and Clinical Center, Nashville, Tenn.; Jan. 12, 2011, Journal of the American Medical Association
HealthDay
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