Grasas más Sanas Reemplazan a las “Trans”
Los temores de que eliminar las grasas “trans” abriría las puertas para que fabricantes y restaurantes añadieran otras grasas perjudiciales a la comida parecen no tener fundamento, según encuentra un estudio reciente.
Un equipo de la Facultad de salud pública de la Universidad de Harvard analizó 83 productos reformulados de supermercados y restaurantes, y encontró poca causa de alarma.
“Encontramos que en más del 80 por ciento de los productos nacionales importantes y de marca, la gran mayoría eliminó la grasa “trans” y no la reemplazó con grasa saturada, lo que sugiere que están usando grasas más sanas para reemplazar las ‘trans'”, afirmó el líder de la investigación, el Dr. Dariush Mozaffarian, profesor asistente de epidemiología.
Las grasas “trans”, creadas al añadir hidrógeno al aceite vegetal para que sea más sólido, son baratas de producir y tienen una larga duración, lo que las hace ideales para la comida frita. También añaden un sabor que gusta a los consumidores. Pero se sabe que reducen el colesterol “bueno” HDL y aumentan el “malo” LDL, lo que incrementa el riesgo de ataque cardiaco, accidente cerebrovascular y diabetes, según la American Heart Association.
El informe, que aparece en la edición del 27 de mayo de la revista New England Journal of Medicine, no encontró un mayor uso de grasas saturadas en la comida reformulada que se vende en supermercados y restaurantes, señaló Mozaffarian.
Los productos horneados fueron la única excepción. Mozaffarian apuntó que la grasa “trans” se reemplazo con grasa saturada en algunos productos horneados, pero constituían la minoría de los productos estudiados. Estudios de investigación han asociado las grasas saturadas con un mayor riesgo de aterosclerosis, diabetes e inflamación de las arterias.
Mozaffarian apuntó que el gran costo para el sector es la reformulación del producto. “Cuando el sector y los restaurantes hacen tal esfuerzo, reconocen que deben hacer comida más sana y en la gran mayoría de casos pueden hacerlo”, comentó. “Por eso que creo que se presta más atención a la salud que nunca antes, y el sector y los restaurantes intentan hacer lo correcto”.
Samantha Heller, dietista, nutrióloga y fisióloga del ejercicio con sede en Fairfield, Connecticut, dijo que las reformulaciones que reducen la grasa “trans” en los alimentos son una buena noticia para los consumidores.
Sin embargo, los consumidores aún necesitan leer las etiquetas, porque muchos alimentos del mercado aún se están sometiendo a reformulación, apuntó, y muchos otros siguen conteniendo grasas “trans”, también conocidas como aceites parcialmente hidrogenados.
“Algo preocupante es el uso continuo y tal vez en aumento de aceites tropicales, como aceites de palma, nuez de palma y coco, como reemplazo de las grasas “trans””, planteó Heller. Por ejemplo, es difícil encontrar una margarina libre de grasas “trans” y aceite vegetal que se pueda utilizar para hornear y cocinar, apuntó.
La mayoría de las personas sabe que debe reducir su consumo de grasas saturadas, como la mantequilla y el queso, pero muchos tal vez ignoren que los aceites tropicales de muchos alimentos procesados también son saturados, advirtió Heller.
Heller sugiere consumir grasas saludables, como los aceites de oliva y nuez, y alimentos no procesados que no contengan aceites tropicales.
El Dr. David L. Katz, director del Centro de Investigación sobre la Prevención de la Facultad de medicina de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, apuntó que eliminar la grasa “trans” “de los alimentos es una prioridad de salud pública bien justificada”.
Aseguró que esta revisión es esperanzadora. “En general, se está eliminando grasa “trans” de la comida, y no se está añadiendo grasa saturada. Incluso cuando sí se añada, es probable que haya un beneficio neto de salud”, especuló. Es probable que algunas grasas saturadas sean más bien inocuas, “pero se trata de una sutileza que las directrices de salud aún no abordan”, apuntó Katz.
Sin intención, esta revisión plantea un problema de importancia del campo de la nutrición de salud pública, añadió Katz.
“Con frecuencia, nos enfocamos en un nutriente a la vez, y arriesgamos la mejora de una característica nutricional al mismo tiempo que descuidamos otras”, lamentó Katz. Hasta que una medida confiable de la calidad nutricional general sea la práctica común para medir los méritos de la reformulación, “se requerirán revisiones como ésta para verificar que un avance nutricional aparente como la eliminación de la grasa “trans” no se vea limitado por retrasos concomitantes”, señaló.
FUENTES: Dariush Mozaffarian, M.D., Dr. P.H., assistant professor, epidemiology, Harvard School of Public Health, Boston; David L. Katz, M.D., M.P.H., F.A.C.P.M., F.A.C.P., director, Prevention Research Center, Yale University School of Medicine, New Haven, Conn.; Samantha Heller, M.S., R.D., dietitian, nutritionist, exercise physiologist, Fairfield, Conn.; May 27, 2010, New England Journal of Medicine
HealthDay
CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO