Esperanza de encontrar una Vacuna contra el VIH

Infección por VPH y Cáncer de Cuello Uterino: Vacunas

Con la celebración del Día Mundial del Sida el 1 de diciembre, los científicos miran atrás para reflexionar respecto a qué pudo haber fallado en dos ensayos en humanos de alto perfil de vacunas candidatas para el VIH.

El consenso es que una vacuna viable sigue siendo posible, y con ello el potencial para erradicar el VIH/SIDA. Pero la ciencia detrás de cualquier nuevo candidato a vacuna debe ser mucho más contundente de lo que ha sido en el pasado antes de experimentar con humanos.

“Mejoraremos en el tratamiento y el análisis de los fundamentos de la respuesta inmunitaria al VIH, en determinar qué limitaciones hay, cómo podemos hacer ajustes o cambios, o desarrollar algo completamente nuevo”, afirmó Rowena Johnston, vicepresidenta de investigación de la Foundation for AIDS Research (amFAR) en la ciudad de Nueva York. “Y sólo entonces podremos idear un producto que pueda llevarse a los humanos”.

Apenas dos vacunas potenciales contra el VIH han llegado a ensayos clínicos: AIDSVAX de VaxGen, probada en Tailandia, hasta que el ensayo se suspendió en 2003; la vacuna contra el VIH de Merck & Co., que se probó en Sudamérica y Norteamérica, el Caribe y Australia, hasta que se demostró su ineficacia en 2007.

En el caso de Merck, los resultados del ensayo también se vieron ensombrecidos por las especulaciones de que la vacuna alteró de alguna manera el sistema inmunitario de los receptores al hacerlos ligeramentemás vulnerables a la infección por VIH.

Algunos expertos en este campo creen ahora que ambas vacunas pasaron demasiado pronto a los ensayos en humanos. Un gran fallo: En los ensayos con primates la vacuna concordaba con la cepa de VIH a la que los monos habían estado expuestos. Esto no ocurre con las infecciones humanas del “mundo real”, donde las personas se pueden enfrentar de manera aleatoria a cualquier cepa, señalaron los expertos.

“El objetivo es encontrar evidencia en primates de que se puede bloquear por completo o casi en su totalidad, uno, dos o tres desafíos al menos una vez con cepas heterogéneas del virus”, señaló el Dr. Robert Gallo, pionero del SIDA en EE. UU., quien junto al investigador francés Luc Montagnier comparte el crédito de haber identificado al VIH como la causa del SIDA a principios de los años 80.

Una vacuna ampliamente protectora se tendría que probar contra “cepas muy diferentes a las usadas para fabricar la vacuna”, explicó Gallo. “Nada de esto se había hecho antes de los ensayos clínicos que aparecieron en la prensa”.

Aún así, es una tarea ardua considerando que la variedad de cepas virales que circulan en un solo cuerpo humano infectado supera el número de cepas de la gripe que circula a nivel global cada año, de acuerdo con Wayne Koff, vicepresidente principal de investigación y desarrollo de la Iniciativa Internacional para la Vacuna contra el Sida (IAVI,por su sigla en inglés) , con sede en la ciudad de Nueva York.

De acuerdo con Koff, el campo de acción de una buena vacuna contra el VIH “debe ser lo suficiente amplio como para hacer frente a cualquier cepa de VIH al que individuo se exponga”.

Las vacunas actúan de dos maneras determinantes. Primero, preparan a las células del sistema inmunitario para que reconozcan las proteínas de la superficie del virus a fin de que puedan ser identificadas y destruidas. Este efecto de “anticuerpo neutralizante” elimina por lo general a todos los virus invasores, excepto por una fracción.

Pero un remanente del virus aún sobrevivirá e infectará a otras células humanas. Ahí es cuando entra en acción el segundo brazo de la vacunación conocido como respuesta “de mediación celular”. Esto implica la movilización de las células T que buscan y destruyen las células infectadas.

Cualquier vacuna viable debe eliminar el virus con rapidez y en su totalidad, explicó Koff, “así que necesitamos que estos dos brazos de vacunación estén preparados y listos para cuando una persona se exponga al VIH”.

Sin embargo, todavía hay un obstáculo más exclusivo del VIH. A diferencia de los virus estándar de la gripe o del resfriado, el VIH, un retrovirus más primitivo, introduce de hecho una parte de su ADN en el genoma de las células huésped humanas.

Esta “integración” comienza en un plazo de horas o días desde la infección, principalmente en los tejidos linfoides del intestino, y dura toda la vida. Al usar estas células como base, el VIH se puede amplificar y atacar en cualquier momento.

“Esto significa que debamos dirigirnos tanto los anticuerpos como a las células T activadas donde el virus se amplifica de manera precoz”, destacó Koff. “Si no llegamos a él, entonces plantará sus semillas en otros órganos linfoides del cuerpo, y desde el punto de vista de la vacuna, no hay nada que hacer”.

A continuación los componentes principales de cualquier vacuna viable: amplia inmunidad contra una variedad de cepas; doble ataque inmunitario que involucre a los anticuerpos y las células T; y actuar de forma temprana y contundente mediante el enfoque de un ataque temprano y contundente que impida que el VIH establezca su reducto en los intestinos.

Gallo subrayó que “cualquier respuesta inmunitaria debe perdurar en el tiempo, porque no podemos vacunar a los pacientes cada par de meses”.

La tarea por delante es tremenda, pero se están logrando progresos, señalaron los expertos.

De acuerdo con Gallo, su laboratorio en el Instituto de Virología Humana de la Universidad de Maryland tiene un candidato prometedor. En ensayos con primates, la vacuna ha cumplido con la mayoría de los criterios, salvo que la inmunidad parece desaparecer con el tiempo.

“Si pudiéramos resolver el problema de mantener la inmunidad a largo plazo, diría que es un candidato racional a vacuna”, apuntó Gallo.

En la Universidad de Wisconsin, Madison, un grupo dirigido por el patólogo David Watkins ha probado con éxito una vacuna que ha conferido protección a los monos hasta para 20 cepas diferentes al equivalente del VIH en los simios, usando sólo la inmunidad mediada por las células T.

Experimentos similares han dado buenos resultados en el laboratorio del patólogo Louis J. Picker, de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón, apuntó Koff.

Al mismo tiempo, sigue llegando dinero a la investigación de la vacuna contra el VIH, ya sea de la industria privada o de organizaciones sin fines de lucro como la Fundación de Bill y Melinda Gates, IAVI, y los Institutos Nacionales de la Salud de los EE. UU.

Los fracasos del pasado también han fortalecido a la ciencia, señalaron los expertos.

“En los últimos dos años, se ha abogado mucho por el retorno a las ciencias básicas, en lugar de probar vacunas candidatas [rápidamente] en humanos”, destacó Johnston. “Todo se reduce a la cuestión de hacer nuestro trabajo en la investigación básica, de forma que podamos dar con un buen candidato para una vacuna con el que nos sintamos mucho más optimistas”,
señaló Gallo.

“Hubo un número de personas en el pasado que creía ingenuamente que cualquier cosa que se hiciera iba a funcionar”, destacó. Desde luego, el VIH ha demostrado ser mucho más fuerte que eso. “Sin embargo, todavía creo que una vacuna es posible, o no estaría trabajando en ello”, declaró.

HealthDay

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