El Frío Incrementa el Riesgo de Ataque Cardiaco
Una investigación británica reciente indica que apenas una ligera reducción en la temperatura al aire libre puede implicar mayor riesgo de ataque cardiaco durante el mes siguiente.
A partir de nuestro análisis de los registros de temperatura de más de 84,000 admisiones hospitalarias por ataque cardiaco que tuvieron lugar durante un período de tres años entre 2003 y 2006 en Inglaterra y Gales, el estudio reveló que una reducción de apenas 1 grado Celsius (1.9 grados Fahrenheit) en un día hace surgir un aumento acumulado de 2 por ciento en la cantidad de ataques cardiacos durante las semanas siguientes.
“Un dos por ciento podría parecer muy poco”, anotó Krishnan Bhaskaran, autor del estudio, estudiante de posgrado en investigación y uno de los profesores de epidemiología y salud de la población de la Escuela de Medicina Tropical e Higiene de Londres. “Sin embargo, cualquiera está expuesto a cambios en el estado del tiempo y los ataques cardiacos son de por sí comunes. Entonces, este dos por ciento implicaría cantidades sustanciales de ataques cardiacos adicionales, cerca de 200 por cada reducción de un grado en el Reino Unido, donde se realizó el estudio”.
“Los ancianos y los que ya tenían problemas cardiacos parecieron particularmente vulnerables a los efectos de las reducciones en la temperatura”, agregó Bhaskaran.
Bhaskaran y sus colegas informan sobre sus hallazgos en la edición en línea del 10 de agosto de la British Medical Journal.
Luego de tener en cuenta la contaminación del aire, los antecedentes de influenza y las tendencias a largo plazo en el estado del tiempo, los autores hallaron que otro 2 por ciento del riesgo de ataque cardiaco luego de una reducción de un grado Celsius duró unos 28 días. El mayor aumento en el riesgo tiene lugar durante las primeras dos semanas luego de la reducción en la temperatura.
Bhaskaran señaló que las investigaciones anteriores han sugerido que, a medida que la temperatura se reduce, la presión arterial aumenta, lo que hace que la sangre sea más espesa e incrementa el esfuerzo del corazón, una secuencia de eventos que podría explicar el aumento en el riesgo.
Al recalcar que la relación entre el aumento en las tasas de mortalidad y un tiempo más frío es un fenómeno global, sugirió una serie de pasos que las personas, no importa el lugar, pueden dar para minimizar ese riesgo cardiovascular.“No podemos controlar el tiempo, pero sí nuestra respuesta a él”, dijo. “Hay algunas medidas de sentido común simples que la gente podría tomar para reducir su propio riesgo personal en tiempo frío. Pueden ponerse ropa más abrigada, calentar la casa adecuadamente si es posible y limitar la cantidad de tiempo que pasan al aire libre, sobre todo si el tiempo es muy frío”.
“Por supuesto, la gente a la que se han recetado medicamentos regulares como aspirina para controlar su riesgo de problemas cardiacos, también debe recordar tomarlos”, recomendó Bhaskaran.
El Dr. Gregg C. Fonarow, profesor de cardiología de la Universidad de California, en Los Ángeles, anotó que los hallazgos se deben poner en contexto.
Este estudio complementa hallazgos anteriores que relacionan la reducción en la temperatura con el aumento en la mortalidad “cuantificando la magnitud del riesgo con cada cambio de un grado en la temperatura exterior promedio y el exceso en el riesgo de [ataques cardiacos]”, dijo, y agregó que examina qué individuos parecen ser los más susceptibles.
Sin embargo”, agregó Fonarow, “es importante mantener en perspectiva que el riesgo de ataque cardiaco relacionado con la temperatura exterior es relativamente pequeño”. Las consecuencias para la salud pública e individual son muy reducidas en comparación con los riesgos relacionados con el tabaquismo, la obesidad, la inactividad física, la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial y otros factores de riesgo bien establecidos”.
FUENTE: Krishnan Bhaskaran, research degree student, faculty of epidemiology and population health, London School of Hygiene & Tropical Medicine, London; Gregg C. Fonarow, M.D., professor, cardiology, University of California, Los Angeles; Aug. 9, 2010, British Medical Journal, online
HealthDay
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