Dos endoprótesis recubiertas ofrecen el mismo resultado
En un gran estudio que comparó la eficacia real de dos endoprótesis distintas recubiertas de fármacos, investigadores daneses no encontraron ninguna diferencia en términos generales entre las dos, pero sí una tasa de complicaciones inferior a la esperada.
Los científicos analizaron más de 2,000 individuos a los que se habían implantado estos tubos flexibles con el fin de ayudar a mantener sus arterias abiertas, y además la tasa de eventos adversos importantes como muerte, ataque cardiaco o bloqueo de la arteria tratada fue prácticamente la misma para la endoprótesis recubierta con el fármaco paclitaxel, comercializado por Boston Scientific, que para la recubierta con sirolimus, comercializada por Cordis. El informe, financiado por ambos fabricantes de endoprótesis, aparece en la edición del 30 de enero de la Journal of the American Medical Association.
En el estudio participaron individuos que se habían sometido al procedimiento de apertura arterial conocido como angioplastia, seguido del implante de endoprótesis a causa de varias afecciones. En su mayor parte, los pacientes seleccionados para el estudio habían tenido ataques cardiacos, pero también se incluyó a algunos que padecían de un dolor de pecho debilitante llamado angina. Los estudios realizados en el pasado eran pequeños e incluían una base de pacientes mucho más limitada.
“Éste es el primer estudio a gran escala que aborda el problema de este modo”, aseguró el Dr. Kirk Garratt, director clínico de investigación cardiovascular intervencionista del Hospital Lenox Hill de la ciudad de Nueva York. “Casi no dejó fuera a nadie. Además, en la práctica clínica donde se trata a un amplio espectro de pacientes, no parece importar demasiado si los pacientes reciben la endoprótesis liberadora de sirolimus o paclitaxel”.
El estudio sí establece un ligero margen, aunque no estadísticamente significativo, para la endoprótesis liberadora de sirolimus. La incidencia de eventos adversos de consideración fue de 9.3 por ciento para los que recibieron esta endoprótesis, en comparación con 11.2 por ciento para los que recibieron la endoprótesis liberadora de paclitaxel. Las tasas de trombosis tras el implante de una endoprótesis fue de 2.5 por ciento para la endoprótesis liberadora de sirolimus y de 2.9 por ciento para la de paclitaxel.
Pero hay una buena noticia, ya que el número de eventos adversos reportados en el estudio fue mucho menor al esperado, dijo Garratt. Ese pequeño número de complicaciones hace que sea más difícil detectar diferencias entre las dos endoprótesis, apuntó, “pero aprecio ver una tasa de eventos tan baja para ambas endoprótesis, sobre todo en vista de las preocupaciones de seguridad que se han puesto de manifiesto en los últimos años”.
“En números absolutos, las endoprótesis liberadoras de fármacos son mejores que las de solo metal”, dijo el Dr. Debabrata Mukherjee, profesor de cardiología intervencionista de la Universidad de Kentucky y coautor de un editorial acompañante. “Pienso que es reconfortante saber que estos dispositivos son seguros y eficaces”.
Elegir entre estas dos endoprótesis podría marcar la diferencia en algunos casos, agregó Mukherjee. Por ejemplo, para los pacientes de alto riesgo, los diabéticos o los que que han recibido el implante previo de una endoprótesis, los resultados de estudios anteriores hacen que la endoprótesis liberadora de sirolimus sea un poco más preferible.
Por otro lado, la endoprótesis liberadora de paclitaxel es más fácil de implantar en muchos casos, anotó.
La elección de una endoprótesis recubierta será más complicada en el futuro próximo, debido a que se prevé la introducción de dos nuevos productos este año, apuntó Mukherjee.
“Lo que nos gustaría ver es que la industria dé un paso adelante y lleve a cabo ensayos para determinar qué endoprótesis es apropiada en las diferentes situaciones”, exhortó.
HealthDay
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