Disparidades Sexuales en el Tratamiento del Accidente Cerebrovascular
Las diferencias significativas en el sexo continúan con el accidente cerebrovascular, no solo en incidencia sino en prevención y tratamiento.
Entre otras cosas, es más probable que las mujeres que sufren un accidente cerebrovascular experimenten retrasos en la sala de emergencia y menos probable que se les traten agresivamente los factores de riesgo antes, según innumerables estudios que se publican en una edición especial de Stroke. Los hallazgos fueron publicados esta semana para que coincidieran con el día Go Red for Women.
“Me resulta sorprendente que siempre estemos hablando con las mujeres sobre tomar las riendas del asunto y encontrarnos con que, del otro lado, los médicos no le están ofreciendo a las mujeres la atención que necesitan”, señaló la Dra. Suzanne Steinbaum, directora de mujeres y enfermedad cardiaca del Hospital Lennox Hill de la ciudad de Nueva York. “Sabemos que las mujeres que tienen fibrilación auricular necesitan anticoagulantes. Solo el 64 por ciento de las mujeres que tenían fibrilación auricular tomaban anticoagulantes para prevenir el accidente cerebrovascular. Este es el estándar de cuidado que debería usarse”.
“Hay una brecha en el tratamiento y en la concienciación”, señaló la Dra. Lori Mosca, vocera de Go Red for Women de la American Heart Association y directora de cardiología preventiva del Hospital Presbiteriano de Nueva York en esa ciudad. “Las mujeres sufren más discapacidades por el accidente cerebrovascular, sus consecuencias son más considerables que en los hombres. Esta información es similar a lo que observamos en la enfermedad cardiaca. Las mujeres tienen menos probabilidades de recibir tratamiento con terapias que se ha comprobado que realmente las benefician”.
El accidente cerebrovascular es la tercera causa principal de muerte entre las mujeres. Además, se espera que la incidencia y por consiguiente la carga del accidente cerebrovascular entre las mujeres solo aumente con el tiempo y con el envejecimiento de la población.
Para 2050, según las proyecciones, la muerte por accidente cerebrovascular entre las mujeres superará a la de los hombres en treinta por ciento.
Un grupo de investigadores que escribió en esta edición de la revista halló que las mujeres que sufrían de accidente cerebrovascular isquémico (la obstrucción de la arteria que va al cerebro) tenían catorce por ciento menos probabilidades de recibir lo que los autores denominaron como atención “perfecta” o “sin defectos”.
En general, las diferencias absolutas entre los sexos fueron reducidas, pero existieron brechas más preocupantes y clínicamente relevantes en la cantidad de mujeres que fueron tratadas con APT (un anticoagulante) y en lo bien que se les estaba tratando por hipocolesterolemia.
Las mujeres también tenían 16 por ciento menos probabilidades de regresar a casa después de un accidente cerebrovascular, lo que significa que tenían más probabilidades de ser internadas en una institución que los hombres.
A continuación se mencionan los demás hallazgos.
Hubo diferencias significativas entre los sexos en 47 de los 126 aspectos estudiados. El análisis del Registro de accidentes cerebrovasculares de Colorado (Colorado Stroke Registry) halló que las mujeres eran de mayor edad y les iba peor después de un accidente cerebrovascular que a los hombres. Los factores de riesgo también fueron distintos y los hombres tenían más probabilidades de enfermedad de la arteria coronaria, hipocolesterolemia, diabetes, estrechamiento de los vasos sanguíneos y de ser fumadores, mientras que las mujeres tenían más probabilidades de fibrilación e hipertensión como factores contribuyentes. Las mujeres tendían a no recibir tratamientos tan agresivos como los de los hombres.
Un análisis de datos reciente del Estudio cardiaco de Framingham halló que las mujeres tendían a ser de más edad que los hombres (75.1 en comparación con 71.1) en el momento del primer accidente y que sufrían más accidentes después de los 85 que los hombres, a pesar de que eran menos en otros grupos de edad y había una mayor incidencia general. Las mujeres tendían a tener más problemas para vestirse, asearse y pasarse de una cama a una silla antes, durante y después de un accidente cerebrovascular. Eran más de tres veces propensas que los hombres a terminar en una institución después del accidente.
Las mujeres que tenían un accidente agudo pasaron más tiempo en las salas de emergencia esperando y tuvieron menos probabilidades de experimentar algunas de las señales de alerta de un accidente cerebrovascular. “Hemos avanzado mucho en concienciar a la gente sobre los síntomas de un ataque cardiaco. Necesitamos transmitir mensajes similares sobre el accidente cerebrovascular”, según Mosca. “Mucha gente no se da cuenta de que el entumecimiento o la pérdida de la función en un lado de la cara, o de un brazo o una pierna, así como un dolor de cabeza repentino son cosas que en realidad indican que está ocurriendo un accidente cerebrovascular y es indispensable llamar al 911. Las señales de alerta no están en el radar como las del ataque cardiaco”.
Las mujeres mostraron una preocupante falta de conocimiento en lo que tenía que ver con identificar factores de riesgo de accidente cerebrovascular o de saber qué comportamientos en realidad podrían prevenir esas eventualidades. Las mujeres del estudio, principalmente blancas, también tendían a subestimar el riesgo.
Finalmente, otros investigadores recomendaron un registro nacional para ayudar a determinar qué medicamento preventivo sería el más eficaz para las mujeres embarazadas que tienen antecedentes de accidente cerebrovascular.
“Las directrices para el tratamiento del accidente cerebrovascular, su prevención, su gestión necesitan ser estimuladas agresivamente para las pacientes porque estamos recibiendo estadísticas de que en realidad van a estar sufriendo más de estos accidentes que los hombres”, recalcó Steinbaum.
HealthDay
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