Humedal de Santa María del Lago
Humedal de Santa María del Lago
Localidad de Engativa
Reseña Histórica
En 1911 el predio correspondiente al humedal, que era zona rural, fue adquirido mediante juicio de remate por el señor Ruperto Restrepo. Luego, en 1918, el terreno fue comprado por la sociedad conyugal Archila-Montejo. Años después, en 1936, la propiedad fue vendida por uno de los sucesores de la sociedad al ex presidente Alfonso López Pumarejo, quien pagó $500.000 pesos por un área de 43.04 hectáreas. En el certificado catastral emitido ese año por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi figuran como elementos permanentes del suelo, además de la tierra para uso urbano, el uso destinado como espejo de agua corriente, el cual cubría alrededor de 4.5 hectáreas.
La familia López Pumarejo vendió 8.40 hectáreas a la Asociación Provivienda, la cual vendió a su vez 3.4 hectáreas a la compañía urbanizadora Santa María del Lago.
En la fotografía aérea de 1938 se aprecia que el humedal, no sólo era mucho más extenso que ahora, sino que presentaba dos cuerpos de agua bien definidos, y su zona de influencia era usada para actividades agropecuarias. Aún no existía ningún tipo de infraestructura urbana en el sector, aparte de una carretera destapada en uno de los costados y algunas viviendas pertenecientes a las fincas aledañas. Los dos cuerpos de agua se hallaban libres de vegetación.
Para 1955 empezaron los cambios que afectarían al humedal: en el costado norte se abrió una vía y en el costado occidental se realizo el trazado urbano y el loteo correspondiente al barrio la Granja. En los costados restantes se mantenían las fincas agrícolas.
Los habitantes del sector cuentan como era el lago en aquella época:
“Me llamó mucho la atención este sitio. Tenía un lago precioso y una caída de agua por allí, más o menos por donde están las paredes. Veníamos los domingos con los hijos muy pequeños y contemplábamos a los niños que acudían desde distintos barrios para bañarse. Era muy frecuente ver a la gente almorzando los domingos. Se sentaban en los alrededores del lago a comer gallina, y bueno, lo que vendían en un restaurante cercano, Era espectacular “.4
En la década de los sesenta se construyó la Avenida 80, estimulando la construcción de urbanizaciones en el sector. El humedal por su parte se vio reducido por los rellenos que se efectuaron para acondicionar un lote que se usaba como patio-taller de los trolebuses del Municipio.
Por la misma época se inicio la apertura de la avenida Boyacá, que separó los dos cuerpos de agua originales, y en las áreas inmediatas al lago se consolidan los barrios la Granja y Tabora con la infraestructura urbana correspondiente.
Localización
Pertenece a la Localidad de Engativá y limita al norte con la calle 80, el Centro de Estudios del Niño y el conjunto residencial San Francisco; al oriente, con la Avenida Boyacá y el conjunto residenciasl Sago; al suroccidente, con los barrios Santa María del Lago y TAbora, y al noroccidente con el barrio LA Granja.
El humedal se abastecía de su propia microcuenca, almacenando y regulando algunos causes menores, y su caudal desembocaba en el río Juan Amarillo.
Actualmente cuenta con la capacidad de almacenar agua en forma permanente y recibe un aporte hídrico continuo de aguas freáticas y lluvias, y en menor medida, residuales. Estas características permiten que hoy día el humedal cumpla las funciones de nicho ecológico, además de actuar como filtro purificador de las aguas residuales proveniente de algunos barrios aledaños.
1938
En 1938 el humedal de Santa María del Lago presentaba dos cuerpos de agua.
Los primeros pobladores de estos barrios cuentan que en el lago se podía pescar trucha, ver los curie, patos y las aves migratorias y nativas. Así mismo, se realizaban actividades de recreación como la navegación en bote.
Para 1967 las acequias y manantiales que aportaban agua al lago presentaron una drástica reducción en sus caudales por la construcción de las nuevas vías. El sector oriental del lago presentaba un alto porcentaje de sedimentación siendo notoria la reducción del espejo de agua. Se aprecia en la foto de ese año, que uno de los dos antiguos cuerpos de agua, aunque mantenía su territorio sin urbanizar, perdió gran parte de su carácter de humedal.
En 1977 se redujo aún más el espejo de agua y aumentó la vegetación de plantas flotantes, del lago que sobrevive, mientras los manantiales continuaron siendo afectados por la construcción de viviendas y vías urbanas. Asimismo, se inició el proceso urbanístico del barrio Santa María del Lago, localizado entre la avenida Boyacá y el humedal. Para este año se aprecia que el sector del antiguo humedal que fue seccionado por la avenida Boyacá redujo su tamaño casi del todo, y aunque las urbanizaciones respetaban los terrenos que ocupaba, ya se vislumbraba su total desaparición.
Para 1981, las áreas aledañas al humedal ya estaban totalmente urbanizadas y alrededor del lago se podía observar una franja de vegetación y pastos, que era usada como botadero de escombros. Por esa fecha los sectores aledaños al humedal presentaban un uso netamente residencial, excepto por el costado norte que continuaba siendo utilizado como patio de vehículos de transporte urbano (trolebuses).
A finales de la década de los ochenta y comienzos de los noventa, se construyó un conjunto de nueve bloques de apartamentos en el lote donde funcionaba el patio taller de los trolebuses, alterando aún más la forma original del lago.
Obsérvese la reducción paulatina del segundo cuerpo de agua con que contaba el humedal (en la parte superior de las fotos).
La comunidad de los barrios aledaños al humedal, conciente de la importancia del lago y de las especies que lo habitan, conformó en 1988 el comité Pro-lago para defensa y preservación del área como zona de uso público. Esta organización gestionó un proceso ante la Alcaldía Local de Engativá con el fin de esclarecer la posesión del lago, ya que para esta época se tenía conocimiento de más o menos siete propietarios con escrituras públicas. En 1995 la Corte Constitucional ratificó el fallo de tutela que determinó al humedal de Santa María del Lago como un bien de uso público de propiedad del Distrito Capital.
En 1991 la forma del lago se mantenía con respecto a 1981, pero el área cubierta por el espejo de agua se redujo en un 30%, y aumentó en forma considerable la vegetación flotante, tanto en área como en densidad.
A partir de 1997 la ronda del humedal no volvió a sufrir ningún cambio, pues gracias a la acción conjunta de las Instituciones que favorecieron la conservación y preservación del ecosistema, protegiéndolo de la intervención humana (accesos incontrolados, caza de aves, vertimiento de escombros y adecuación de viviendas para indigentes, entre otros).
En 1998, se confirmó la Fundación La Tingua, integrada por estudiantes y vecinos del sector interesados en participar en proyectos y acciones para recuperar y proteger el humedal.
Actualmente el humedal almacena aguas residuales vertidas en forma directa con una rata anual de sedimentación aproximada del 5%, con respecto al área total del humedal, proceso muy notorio por el crecimiento continuo y acelerado de vegetación flotante, especialmente el buchón de agua, pese a que se cuenta con programas periódicos de limpieza y corte de ese tipo de vegetación invasora.
Las entidades competentes, entre ellas el DAMA, han desarrollado diferentes proyectos tendientes a la conservación y protección del lago, contribuyendo a la protección de las especies de plantas y aves nativas, siendo las antiguas de pico rojo las más sobresalientes. Asimismo, se ha fomentado y fortalecido la participación ciudadana y el grado de apropiación de los vecinos por el ecosistema.
Para 1998 el humedal formaba parte de los bienes de uso público del Distrito Capital.
Proyecto en el humedal de Santa María del Lago, en ejecución por parte del DAMA y la EAAB.
Hoy en día el ecosistema se está recuperando gracias a los trabajos de descontaminación de sus aguas ejecutados por parte de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, y al proyecto de recuperación del humedal que adelanta el DAMA.
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