Directrices para la Estimulación Cerebral Profunda en el Parkinsonismo

Un grupo de más de 50 expertos en el tratamiento conocido como estimulación cerebral profunda (ECP) se han puesto de acuerdo sobre nuevas directrices respecto a cuáles pacientes de parkinsonismo deberían recibir ECP y cómo ésta debe aplicarse.

La intervención, que consiste en una técnica de estimulación eléctrica que se dirige a partes muy específicas del cerebro, se ha usado desde finales de los 90 para tratar a aquellos en quienes los métodos médicos no han surtido efecto para prevenir la pérdida de control del movimiento, el equilibrio y la coordinación que por lo general conlleva el debilitante trastorno neurológico.

El nuevo consenso se logró durante una reunión de abril de 2009 y está diseñado para abordar cualquier confusión respecto a la selección de pacientes y los puntos específicos sobre la colocación de electrodos y la cirugía complementaria.

“Sabemos que hay muy poca información disponible para ayudar al paciente de parkinsonismo a tomar una decisión informada sobre si sería un buen candidato para la estimulación cerebral profunda”, apuntó en un comunicado de prensa de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) Jeff Bronstein, profesor de neurología y director del Programa de Trastornos del Movimiento de la UCLA.

Bronstein y sus colegas publicaron un resumen del consenso en la edición en línea del 11 de octubre de la revista Archives of Neurology.

Los autores explicaron que la ECP es un tratamiento provisto por neurocirujanos, que usan escáneres por IRM para dirigirse al área del cerebro en que señales eléctricas anómalas han provocado los temblores característicos de la enfermedad. En cuanto se identifica el área, un neuroestimulador se implanta quirúrgicamente para proporcionar estimulación eléctrica y restaurar la señalización adecuada.

Entre las nuevas indicaciones, los expertos señalan que los candidatos ideales para ECP son pacientes por lo demás sanos que sufren de temblores y problemas motrices, y para quienes las opciones farmacológicas son intolerables.

El procedimiento debe ser realizado por un neurocirujano experimentado y un equipo con experiencia en microcirugía profunda con equipo de neuroimágenes de alta tecnología, aconsejaron los expertos.

En cuanto a cómo debe aplicarse, los autores señalaron que aunque las dos regiones cerebrales más comúnmente tratadas con ECP son objetivos adecuados para la intervención en el parkinsonismo, los médicos deben tener en cuenta que aplicar ECP a una de ellas (el llamado “núcleo subtalámico”) puede provocar depresión y otros efectos secundarios en algunos pacientes.

Por último, el nuevo consenso reconoce que la cirugía sigue teniendo un papel en el tratamiento del parkinsonismo, y que la extirpación de la parte afectada del cerebro es un tratamiento alternativo que debe considerarse en la mayoría de pacientes.

FUENTE: University of California, Los Angeles, news release, Oct. 13, 2010

HealthDay

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