Editorial, Gustavo Gómez Tabares, MD
La Asociación Colombiana de Menopausia se gestó hace 23 años en Barranquilla y se creó jurídicamente hace 20 años en Bogotá. El 28 de septiembre se celebraron, en el sitio donde se gestó, estos veinte años de creada.
La junta directiva actual, liderada por la Dra. Beatriz Sierra, organizó un acto solemne que resultó elegante, brillante y nostálgico. Elegante porque nos sentamos a manteles en una comida bien servida y escogida, acompañada por una agradable selección de vino tinto y blanco, y con nuestras damas elegantemente vestidas. Brillante porque los doctores Isarel Díaz y William Onatra; el primero, gestor reconocido de la creación de la Asociación, hizo una alegoría con su agradable prosa intacta, un recuento literario de la menopausia en su formación académica universitaria y profesional y de los albores de la asociación con la autoridad de haber sido parte activa de su creación y sus primeros años en Barranquilla en compañía de su amigo, que ya no está con nosotros, el Dr. Edgard Mesa. El segundo, también gestor, más que reconocido e intenso en su tema de la menopausia, hizo un recordatorio prosico visual de parte de la historia de la Asociación con bastantes fotografías que nos mostraban a unos más que a otros con veinte años menos. Eso ocasionó respuestas del auditorio con emociones encontradas de nostalgia, risas y, por qué no, depresiones al ver las diferencias del hoy con el ayer; y en lo personal ha sido nostálgico porque se recorren situaciones eufóricas, eventos científicos de altísima calidad, situaciones lúdicas de mucha calidez y recuerdos de las dificultades por las que hay que pasar cuando uno se embarca en actividades de este tipo.
En esos tres años de intervalo entre gestación y vida externa funcionó el grupo de menopausia del Atlántico con reuniones y eventos en Barranquilla y en Medellín y Cali. Posteriormente han sido innumerables las actividades científicas en todo el ámbito nacional, en todos los departamentos, y las actividades con pacientes en múltiples sitios. De igual manera se ha realizado el Congreso Nacional de Menopausia sin falta, cada dos años, y ha desfilado por él lo más granado de los profesores mundiales y nacionales, y el próximo se tendrá de nuevo en una de nuestras ciudades de mostrar: Cartagena.
Quienes hemos vivido desde el inicio esta tarea de sostener activa y productiva una institución con objetivos tan claros de interesar y dar información científica actualizada a los médicos en un campo que, siendo muy amplio, ha tenido inmensas dificultades conceptuales acerca del servicio al objetivo primario y final que es dar soluciones médicas adecuadas, eficaces y seguras a nuestras mujeres climatéricas, aumentando y sosteniendo su calidad de vida, nos hemos dado cuenta de la inmensa labor realizada por los presidentes y las juntas directivas que han dirigido los destinos de la asociación.
La tarea ha girado alrededor de la terapia hormonal, exaltar los buenos hábitos alimenticios y lograr introducir y dejar el ejercicio como pilar de la prevención de muchas patologías propias del envejecimiento. Y no ha sido una tarea nada fácil.
Los cambios en los buenos hábitos alimenticios y el ejercicio han sido una tarea compartida con todas las disciplinas en medicina y el trabajo individual de cada una ha dado la sumatoria de que ya se ve corrientemente el cambio en nuestra población no solo de mujeres, y en climaterio, sino en todas las edades y además en ambos géneros. Es agradable ver permanentemente en las calles gente haciendo ejercicio y en las conversiones, preocupación por los hábitos alimenticios sanos.
Con la terapia hormonal ha sido más complicado. Todo venía muy bien cuando los estudios observacionales mostraban los beneficios no solo inmediatos sino preventivos a largo plazo de la terapia hormonal. Las pacientes, nosotros los médicos y las casas farmacéuticas del ramo nos movíamos como peces en el agua con una bonanza de salud y beneficios al paciente, con financiación generosa para los eventos científicos y, me imagino, una buena bolsa para la industria.
Pero, como todos sabemos, los estudios prospectivos randomizados doble ciego –el HERS y las dos ramas del WHI– le cambiaron la historia a la terapia. Claro, esto unido a la competencia de otra macroindustria: los bioidénticos. Así, estos factores, unidos, echaron por tierra la terapia, y comenzó el calvario de los pacientes sin medicación, los médicos sin saber qué hacer, y la industria sin tener que vender.
Pero como todo cambia para seguir igual, decía uno de mis profesores, los nuevos análisis de esos estudios y la comprobación de que los bioidénticos no reemplazaban la terapia hormonal han llevado a lo que se ha llamado la terapia de oportunidad, para darle a nuestros pacientes lo que es, a quien es y como es, y así tenemos lo que siempre pasa en medicina: decantada la terapia.
Ahora nos queda en la Asociación educar a nuestros médicos y nuestras pacientes en este aspecto, puesto que todavía ninguno de los dos se ha recuperado de los años turbulentos de terapia para nadie. ¡Vaya labor que nos queda!
Gustavo Gómez Tabares
Editor jefe
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Imagen: us national institute of allergy and infectious disease.
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