La Medicina, la Política y la Salud
La medicina, directamente relacionada con la salud, está presente en todos los actos del hombre. Esto se pone de más manifiesto a medida que aumenta el conocimiento y la tecnología.
Los gobernantes en todas las etapas conocidas de la humanidad han tenido brujos, chamanes y médicos de cabecera, con la seguridad de que su salud sea preservada y a veces mejorada para bien de ellos mismos y de sus gobernados. Esta es una de las situaciones donde la salud es vital para la humanidad. Qué peligroso ha sido para el mundo cuando un gobernante –ha habido muchos– no es sano, pues esto repercute en sus metas, conceptos, capacidad de convivencia, obsesiones y frustraciones, sin hablar de la capacidad física para lograr sus objetivos de gobernante.
La elección de un gobernante se decide por temas como su historia, su trayectoria política, sus actuaciones anteriores, sus realizaciones, sus promesas, su carisma, su habilidad de convencimiento, su maquinaria política, su solvencia económica, y últimamente se está hablando de su salud. Pero este ultimo aspecto es parcial puesto que se puede saber si tiene una enfermedad activa, sus antecedentes patológicos y quirúrgicos, su historia familiar –muy importante–, pero ¿qué del futuro próximo?
La elección de Barack Obama en los EE. UU. ha dado mucho para hablar y ha mostrado mucho de lo que puede cambiar. Comenzando por el cambio de mentalidad del pueblo basado, talvez, principalmente, en el cambio generacional y la urgencia de no tener más de lo mismo. Y Obama anda al día en la tecnología: usa su inseparable blackberry, utiliza el internet como arma política y de contacto con sus seguidores, es un usuario de youtube y facebook, usa el ipod y, en fin, toda la tecnología.
Como todos los presidentes, debe mostrar su declaración de renta y sus posibles conflictos de interés. También mostró parcialmente su historia clínica médica. Pero, aun más, debería mostrar su genoma.
Y aquí ha comenzado el debate. La ciencia está en capacidad de decir ahora, por la carga genética, cuáles son los genes normales, los genes mutantes, los portadores de enfermedades físicas o mentales; es decir, el perfil de salud del individuo y casi decir de qué nos vamos a morir. Y eso se ha considerado como una violación de la privacidad del individuo y además podría ser aprovechado por los adversarios políticos para desalojarlo del cargo tan bien trabajado y arduamente ganado, si le logran demostrar la existencia de genes inconvenientes en su genoma.
La historia familiar fue usada por McCain en la campaña, destacando la energía y capacidad intelectual de su madre de 95 años de edad para contrarrestar los ataques de los adversarios por su edad. Sin embargo no dijo mucho de la muerte de su padre y su abuelo por infarto del miocardio a los 70 y 61 años respectivamente. Obama tampoco, a pesar de que puso en internet parte de su historia médica, permaneció callado ante la muerte de su abuelo por cáncer de próstata, que lo hace –a Obama– tener más riesgo que el promedio de sufrirlo.
En las próximas campañas políticas se podría publicar partes del genoma de los candidatos para destacar factores favorables relacionados con la etnia o para descartar la posibilidad de cáncer futuro aun con antecedentes familiares, dicen Green y Annas en su artículo The genetic privacy of presidencial candidates1. Actualmente se consigue el genoma por 5 000 US pero muy pronto valdrá 1000 dólares. En un microensayo comercial se puede determinar cientos de miles de polimorfismos simples de nucleótidos, algunas de cuyas variantes, se sabe, están asociadas con enfermedades clínicas y se han descubierto y se han reportado un gran número de marcadores nuevos. Pero ojo, todavía hay evidencia controvertida en muchos de ellos.
Algunos genes se han relacionado con una asociación casi inequívoca con ciertas enfermedades. Por ejemplo para enfermedad cardiaca coronaria está asociado con un locus en la región 21 del brazo corto del cromosoma 9 (9p21). El cáncer de próstata con la región 21 del brazo corto del cromosoma 8 (8p21). Sin embargo, todavía no se ha definido si son regiones que encodan la producción de proteínas relacionadas con la enfermedad o son secuencias reguladoras que intervienen en la expresión de los genes, lo que sería equívoco para determinar el riesgo en una persona determinada.
Tomar una muestra para determinar la secuencia de nucleótidos de ADN es muy fácil. Se puede tomar una muestra de la saliva (cigarrillo, una taza de café), de un pelo, de un pedazo de uña. Si llega la paranoia a un hombre o mujer importante, tendría que evitar dejar el más mínimo rastro de sus desechos vitales. Porque podrían ser utilizados en su contra por sus adversarios políticos, financieros y de cualquier tipo, puesto que podrían exponer públicamente detalles de la información genética, y más en unos que en otros, con resultados no muy favorables para detentar una salud formidable en el presente y en el futuro próximo o lejano.
Por tal razón el presidente Bush firmó la ley de Genetic Information Nondiscrimination Act (GINA), basado en muchos casos de discriminación genética, como, por ejemplo, negarle trabajo a muchos afroamericanos que portan el gen de la anemia de células falciformes2.
¿Qué tal que esa práctica se volviera común y se aplicara en nuestro país? Me imagino los ataques entre Uribe y Cano y Petro y Vargas Lleras. Lo que sí podría ser útil es el futuro descubrimiento del gen de la corrupción que, sin ser muy severos, si se presenta homocigoto y dominante –puesto que el recesivo parece que está en la mayoría de nuestra población política– en un candidato, éste debería ser descalificado automáticamente.
Gustavo Gómez Tabares
Editor Jefe
Referencias
1. Green R, Annas, G J.D., M.P.H. The genetic privacy of presidential candidates NEJM. 2008;
359: 2192-2193.
2. Minkel J, Stein L. GINA becomes genuine. Scientific American 2008; 299: 19
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