Conmemoraciones: Bodas de Oro Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Sesión Solemne del Jueves 20 de Abril de 2006
Intervención del Presidente de la Academia Nacional de Medicina
Académico Dr. Zoilo Cuéllar Montoya
Los años pasan y los lustros se suceden uno a otro y, cuando menos pensamos, se llega al medio siglo de existencia, pleno de ejecutorias para la ciencia y para la historia en este caso, de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Máxilofacial y de la Mano.
Ya hace tanto de ese lejano 15 de mayo de 1956, Señor Académico Coiffman, pero a Usted, como fundador de la Sociedad, como uno de los doce quijotes a los que se refiere el artículo que publicara, en 1989, nuestro jamás olvidado y siempre cariñosamente recordado comprofesor, el Académico Hernando Castro Romero, al mirar, desde la cumbre de su experiencia el camino recorrido, le debe parecer un instante, pleno de recuerdos y de satisfacciones.
Pero, al fin y al cabo, medio siglo que se convirtió en un instante, sin que pueda decirnos como pasó por entre sus hábiles manos, o como fue Usted quien lo recorrió, en una secuencia meteórica que marchó, fúlgida, al lento paso de la vida.
Representa entonces, esta sesión solemne, un hecho de notable importancia para la medicina colombiana, para la historia de su cirugía, como es la celebración, el próximo 15 de mayo del presente, de los primeros cincuenta años de labores, de docencia, de logros aun que, muy seguramente también, de dificultades y de alguna que otra situación, hoy olvidada por el efecto benéfico del tiempo, de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Máxilofacial y de la Mano.
No soy yo quien tenga autoridad para referirme a ese hecho, el cual tratará, en primer lugar, el Señor Académico Salazar López; a continuación encontraremos referencias en la nota que tendré el honor de leer del Académico José Félix Patiño Restrepo, quien se excusa de asistir por hallarse fuera del país, en la intervención del Señor Profesor Doctor Alejandro Jaimes Soto, en representación de la Sociedad, como su Presidente que es y, finalmente, en la intervención del Señor Presidente de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina, el Académico Doctor Efraim Otero Ruiz.
Con mi inveterada costumbre de referirme a la historia y en ella imbricar a alguno de los galenos de mi familia, quiero mencionar, anecdóticamente, para las crónicas de la historia de la cirugía plástica en Colombia, que mi padre, el doctor Zoilo Manuel Antonio Cuéllar Calderón, dentro de su especialización en órganos de los sentidos, en la misma forma como veinticinco años atrás lo había hecho el Profesor Arcadio Forero, adicionó a su especialidad la de la cirugía plástica y más de una vez le ayudé, allá en la Calle quinta, en el vetusto e inamovible barrio de Santa Bárbara, varias cuadras al sur de la Catedral, en la Clínica Santa Lucía, a resecar una cicatriz queloide: había realizado dicha formación en la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York, en el año de 1937. (Ver también: Editorial, El Ejercicio Profesional en Colombia y el TLC)
Presentación del libro: “Historia de la Cirugía Plástica en Colombia” Académico Dr. Ricardo Salazar López
Al cumplir 50 años la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica se han reunido la Academia Nacional de Medicina, la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica y la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina para compartir esta efemérides.
El ponente y autor de la Obra es privilegiado por poder pertenecer a las tres instituciones las cuales conoce bien.
El libro será entregado en la ciudad de Medellín el 15 de mayo próximo. La Obra compila la historia de la cirugía plástica en Colombia, desde la creación de la primera escuela de esta especialidad en el Hospital de San Juan de Dios.
Muchas de las crónicas presentadas corresponden a aspectos médicos, algunos datos de los consignados en procedimientos quirúrgicos, desde diferentes enfoques y rememoró las importantes contribuciones de José Celestino Mutis, Antonio Vargas Reyes, Guillermo Nieto Cano (formado por Sir Harold Guillies en Inglaterra), Felipe Coiffman, Tito Tulio Roa, Cristóbal Sastoque, Guillermo Marín, etc., como las de importantes instituciones, desde el punto de vista docente y académico, como la de la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia, el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, el Hospital de San José, el Hospital de La Samaritana que fue el primer Servicio Asistencial de Cirugía Plástica del país fundado por el Dr. Nieto Cano.
En la Escuela de Medicina Juan N. Corpas fundó el Servicio de Cirugía Plástica como también la Universidad de Caldas, dirigido por el Dr. Luis Carlos Trujillo, en las Universidades del Valle, San Martín,
El Bosque y Javeriana. Dedico en el libro un capítulo especial a las médicas especialistas en cirugía plástica y a los que no sólo han querido servirle a la patria como cirujanos plásticos sino como militares, y llamo la atención sobre los valiosos aportes en cirugía plástica en Colombia y que los principales servicios están liderados por especialistas colombianos.
Comentario: Académico Dr. José Félix Patiño Restrepo
Magnífica obra nos regala Ricardo Salazar López. La Cirugía Plástica en Colombia es un libro ameno pero profundo, escrito con rigor de investigador y en buena prosa.
Ricardo Salazar López, cirujano plástico, académico y profesor universitario se demuestra ahora como elegante autor, y ha ce un notable aporte a la literatura médica de habla castellana.
En palabras de Santiago Díaz Piedrahita, presidente de la Academia Colombiana de Historia, “la Historia es el fundamento del conocimiento”.
Esta aseveración es particularmente cierta en el campo de la medicina, y de la cirugía en particular.
La Real Academia Española define Historia como la narración y exposición verdadera de los acontecimientos pasados y cosas memorables.
En sentido absoluto se toma por la relación de los sucesos públicos y políticos de los pueblos; pero también se da este nombre a la de sucesos hechos o manifestaciones de la actividad humana de cualquier otra clase.
Manifestaciones humanas como marco del devenir de la medicina y de la cirugía plástica colombianas es lo que aparece en este libro y lo que lo hace especial mente valioso.
También la Historia ha sido definida como el estudio de los acontecimientos del pasado relativos al hombre y a las sociedades y, por extensión, al propio desarrollo de estos acontecimientos. Así mismo, como el relato de sucesos pretéritos, especialmente cuando se trata de una narración ordenada cronológicamente y verificada con los métodos del análisis y la crítica científica.
Es pertinente citar a Pedro Laín Entralgo, quien afirma que la Historia es el curso temporal y tridente -sujeto a tradición- de las acciones del género humano; curso en el cual los hombres van creando u olvidando posibilidades -intelectuales, técnicas, políticas, económicas, artísticas, etc. , para hacer su vida, y por tanto incrementando o empobreciendo su capacidad para vivir como tales hombres.
La medicina ha estado íntimamente vinculada a la historia natural, que es el estudio descriptivo de los seres vivos y de su medio, es decir de la naturaleza y del mundo físico. Así lo comprendieron hace más de 2500 años los filósofos naturalistas jónicos, y tal fue el fundamento de la escuela hipocrática.
Fueron los filósofos presocráticos quienes analizaron en forma racional el proceso de la vida, para convertirse en los inventores de la ciencia natural. Con ellos murieron los mitos como explicación de los fenómenos físicos y naturales, y con ellos nació la teoría científica de la influencia de la naturaleza y del ambiente sobre el hombre, para poder entender así la enfermedad en términos de causa y efecto.
El historiador médico analiza la historia natural al tiempo que recopila y ordena el registro de las actividades humanas a fin de lograr una comprensión más profunda de ellas, relacionándolas con la evolución de la medicina como profesión y como ciencia.
Entonces, la historia de la medicina es la historia del pensamiento racional y de la ciencia natural. Y la historia de la ciencia natural no es sólo el recuento de las conquistas del talento humano, sino el análisis de los instrumentos -materiales e intelectuales- creados por la inteligencia del hombre y, principalmente, la historia de la experiencia del hombre sobre la tierra y, realmente, sobre el universo físico.
Es así como el estudio de la ciencia natural es un capítulo principal de la cultura, tanto por ser una disciplina bien definida en al ámbito profesional, como por el interés que representa para el público general.
Sir Arthur Eddington ha denominado Epistemología científica al terreno limítrofe entre la física y la filosofía; la llama epistemología científica a la rama de la filosofía que estudia la naturaleza del conocimiento, calificándola como científica porque una parte importante del conocimiento ha sido adquirido mediante los métodos de la ciencia física.
“Esa parte del conocimiento ha tomado la forma de una descripción detallada de un mundo -el así llamado universo físico”.
El universo físico lo definía Eddington como el objeto de un conjunto determinado del conocimiento físico. “El conocimiento físico tiene la forma de descripción de un mundo y definimos como universo físico el mundo así descrito”.
En medicina, la epistemología científica también se refiere al conjunto de conocimientos que describen la naturaleza de la vida humana y su relación con el universo físico. En la ciencia, la creación del conocimiento, a diferencia de la creación de la belleza por las artes, es fundamentalmente una actividad progresiva de acumulación de experiencias de generación en generación.
Pero, como lo afirma Mosterín, el aumento del conocimiento no es simplemente la acumulación de verdades que conocemos. “La noción de verdad es relativa a la de enunciado, y ésta a la de concepto.
Qué verdades haya depende de qué conceptos empleemos. Y muchas veces el progreso de la ciencia consiste no en un aumento del número de verdades expresadas con un sistema conceptual determinado, sino en el cambio del sistema conceptual, en su ampliación o extensión o en su sustitución por otro”.
La obra de Salazar López es expresión de la historia en términos de cambios y extensiones conceptuales como marco de la epistemología científica médica. El progreso de la humanidad obedece a dos factores principales: la herencia biológica y el legado cultural. La herencia biológica no ha cambiado a través del tiempo, pero el legado cultural, que en gran parte es un sistema conceptual, se modifica en forma constante.
Salazar López presenta bien el legado cultural y su transferencia y modificación a través de las épocas, y explora en forma detallada las raíces autóctonas. En medicina el sistema conceptual determina en forma preponderante el avance del conocimiento, el cual obedece a la observación e interpretación de hechos experimentalmente comprobables.
En 15 capítulos Salazar nos lleva en un viaje que cubre el devenir histórico de la medicina colombiana, desde la época prehispánica hasta nuestros días. Muy juiciosa es la parte correspondiente a los inicios de la medicina con la llegada de los conquistadores, y luego al comienzo de los estudios médicos en la Nueva Granada, destacando el papel preponderante del médico y naturalista José Celestino Mutis y de Miguel de Isla.
Los historiadores de la Universidad Nacional de Colombia y del fallecido Hospital de San Juan de Dios encontrarán en la obra de Ricardo Salazar una rica fuente de bien documentada información.
Para mí es muy grato y honroso escribir estas líneas a manera de Prefacio de un libro por un distinguido académico, Ricardo Salazar López, quien lleva en su sangre un linaje médico ilustre, como heredero de un gran cirujano colombiano, Augusto Salazar Sánchez.
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