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Del motor diésel a la inteligencia energética: el nuevo camino del transporte empresarial

Farizon Del motor diésel a la inteligencia energética
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Una nueva era en el transporte corporativo

El transporte empresarial está atravesando una transformación que va mucho más allá del cambio de combustible. En la actualidad, migrar de motores diésel o gasolina a soluciones eléctricas no solo representa un avance ambiental, sino también una decisión estratégica que impacta la competitividad, la eficiencia y la reputación de las empresas.

Mientras algunas organizaciones aún se preguntan cuándo dar el paso, otras ya lideran con acciones. En Colombia, el entorno regulatorio, las oportunidades de inversión y los incentivos fiscales están sentando las bases para un cambio estructural que será irreversible.

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¿Tu empresa está preparada para liderar esta transición o se quedará rezagada?

¿Por qué dejar atrás el diésel?

1. Costo operativo en aumento

El precio del diésel en Colombia ha venido escalando como parte del proceso de nivelación fiscal y eliminación del subsidio, superando en muchos casos los $10.000 por galón. En contraste, el costo por kilómetro recorrido de un vehículo eléctrico puede ser hasta un 60% menor.

Además, la estabilidad de precios de la energía eléctrica frente a la volatilidad del petróleo ofrece una ventaja competitiva de largo plazo para las empresas que dependen del transporte.

Según la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), desde el 22 de marzo de 2025 el precio promedio del ACPM (diésel) en las 13 principales ciudades fue de $10.536 por galón, llegando a $10.842 en Bogotá y $10.983 en Cali (andemos.orgeltiempo.com) MinHacienda reportó que los precios se ubican hasta 35,8 % por debajo del promedio regional, pero aún así superan los $10.000 galón (minhacienda.gov.co).

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2. Presión ambiental y regulatoria

Las zonas de baja emisión ya son una realidad en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali. Estas zonas restringen progresivamente el ingreso de vehículos contaminantes y están impulsadas por los compromisos del país con la descarbonización.

Colombia ha suscrito acuerdos internacionales como el Acuerdo de París y ha definido una meta de reducir en un 51% sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. Las flotas empresariales deberán alinearse con estos compromisos si quieren seguir operando con libertad.

3. Obsolescencia tecnológica

El motor de combustión interna se encuentra en su fase final de innovación. Las principales marcas automotrices ya han anunciado que dejarán de producir motores diésel o a gasolina en los próximos años. Invertir en vehículos diésel hoy es comprometer capital en una tecnología sin futuro.

¿Qué tan sostenible es seguir renovando tu flota con tecnología que está quedando obsoleta?

¿Qué es la inteligencia energética en flotas corporativas?

Más allá del cambio de combustible, hablamos de una nueva manera de entender la movilidad empresarial. La inteligencia energética implica decisiones basadas en datos, sostenibilidad, ahorro y visión a futuro.

Energía inteligente es:

  • Monitorear el consumo energético de cada unidad y optimizar rutas en tiempo real.
  • Reducir el mantenimiento correctivo, gracias a motores más simples y duraderos.
  • Integrarse con fuentes de energía limpia, como paneles solares en los centros logísticos.
  • Planificar financieramente con precisión, al tener costos energéticos predecibles.

Un sistema de Fleet Management System (FMS), apoyado en IoT, permite monitorear consumo, ubicación, conducción y estado del vehículo en tiempo real. Así, se optimizan rutas, se anticipan fallas y se reducen costos operativos hasta un 30 % (Frost & Sullivan, 2024).

¿Tus rutas están optimizadas o tus datos se pierden en hojas de cálculo? 

Además, integrar fuentes como paneles solares en centros logísticos reduce aún más el costo energético y mejora la huella de carbono del proceso.

Farizon incorpora este enfoque desde el diseño de sus vehículos hasta la integración con plataformas inteligentes que permiten gestionar cada kilómetro recorrido como una inversión, no como un gasto.

¿Tus vehículos actuales están conectados con los datos de tu negocio o siguen operando “a ciegas”?

El poder del empresario en esta transicion 

Los líderes empresariales de hoy ya no pueden ser meros administradores de activos. Son agentes de cambio. Migrar a una flota eléctrica es un paso que proyecta:

  • Visión empresarial: porque se anticipan al cambio regulatorio.
  • Compromiso con el medio ambiente: porque se alinean con los ODS.
  • Responsabilidad financiera: porque maximizan la eficiencia operativa.

Las decisiones sostenibles hoy son también decisiones rentables. Farizon no solo ofrece vehículos, sino soluciones adaptadas a las realidades de cada sector: comercio, logística, distribución urbana, agroindustria y más.

¿Qué dice tu flota actual sobre los valores de tu empresa?

Colombia acelera la transición a vehículos eléctricos

Según el RUNT y la ANDI, Colombia superó las 17.000 unidades de vehículos eléctricos matriculados en 2024, con un crecimiento interanual de más del 30%. No obstante, la mayoría son vehículos particulares, y el gran desafío es masificar la electrificación del transporte corporativo

Según Fenalco, entre enero y mayo de 2025 se matricularon 6.153 vehículos eléctricos nuevos, un aumento del 252 % sobre el mismo periodo del año anterior (fenalco.com.co). En mayo solo se registraron 1.421 unidades, creciendo un 262,5 % interanual (fenalco.com.co).

A pesar de que el parque automotor colombiano supera los 6,7 millones de vehículos, estas cifras muestran que la adopción de flotas eléctricas está acelerando.

Ligada a esto, existen incentivos atractivos: exenciones de IVA y aranceles, preferencia en licitaciones públicas sostenibles, y reducción de mantenimiento y tiempos muertos. Según la CREG, el ingreso al productor (Ecopetrol) para el diésel es de $5.452/galón más impuestos, lo que explica parte del impacto en la cuenta (dialogue.earth).

¿Estás aprovechando estos incentivos o tu competencia ya los está utilizando?

Costo Total de Propiedad (TCO): el verdadero análisis empresarial

Uno de los errores más frecuentes al evaluar la transición a vehículos eléctricos es centrarse únicamente en el precio de compra. Es cierto que un camión eléctrico o una van puede representar una inversión inicial mayor frente a su equivalente diésel. Sin embargo, el concepto clave que transforma esta visión es el TCO (Total Cost of Ownership), o Costo Total de Propiedad.

Este análisis contempla no solo la compra, sino todos los costos asociados durante la vida útil del vehículo, como combustible o energía, mantenimiento, impuestos, seguros, depreciación y tiempo fuera de operación.

Un estudio del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL, EE. UU.) encontró que los vehículos eléctricos livianos tienen un TCO un 20 % a 30 % menor que los de combustión interna, incluso antes de considerar los incentivos fiscales (NREL, 2022).

Comparativa estimada para Colombia (por unidad anual):

  • Costo de energía vs. combustible: un vehículo comercial promedio recorre unos 30.000 km/año. En diésel puede representar más de $20 millones anuales en combustible, mientras que en energía eléctrica ronda los $8 millones, dependiendo del uso y tarifas.
  • Mantenimiento: los motores eléctricos tienen menos partes móviles. No necesitan cambios de aceite, ni tienen sistemas de escape complejos. Esto reduce en hasta un 40 % los costos de mantenimiento según datos de Fleet Europe.
  • Depreciación: si bien el mercado de reventa de eléctricos aún es incipiente en Colombia, se espera que los vehículos con menores costos de operación y mayor vida útil conserven mejor su valor a medida que crece la demanda.
  • Tiempo fuera de operación: al necesitar menos mantenimiento correctivo, las flotas eléctricas tienen mayor disponibilidad operativa, clave para negocios como el reparto, el transporte de última milla o la logística regional.

¿Tu empresa ya calculó cuánto le cuesta tener un camión detenido por mantenimiento? ¿Incluyes ese tiempo en tu estrategia logística?

Guía práctica para migrar a una flota eléctrica 

La transición no ocurre de la noche a la mañana. Requiere una hoja de ruta clara y alineada con los objetivos del negocio. A continuación, se presenta una guía estructurada en cinco fases que puede servir de modelo para empresas en Colombia.

1. Diagnóstico inicial

El primer paso es evaluar el parque vehicular actual, incluyendo:

  • Edad y estado de los vehículos
  • Costos promedio por kilómetro
  • Rutinas de uso (urbano, intermunicipal, rural)
  • Requerimientos de carga útil y autonomía

Esta etapa permite definir qué unidades podrían ser sustituidas en el corto plazo y cuáles requieren adaptaciones especiales.

2. Evaluación de infraestructura

La carga de vehículos es uno de los grandes retos para Colombia, especialmente fuera de las grandes ciudades. Es necesario considerar:

  • Instalación de cargadores propios (AC o DC) en patios o centros logísticos
  • Capacidad eléctrica instalada y disponibilidad en la red
  • Costos de adecuación
  • Acceso a cargadores p\u00fablicos en rutas

Para empresas con rutas fijas, es posible instalar cargadores en puntos estratégicos, reduciendo costos logísticos y tiempos de carga.

3. Capacitación y cultura organizacional

El conductor de una van eléctrica no necesita licencia distinta, pero sí capacitación específica:

  • Regeneración de energía
  • Modos de manejo eficiente
  • Gestión del rango y carga

Además, las empresas deben alinear a sus equipos de mantenimiento y logística con las nuevas tecnologías, fomentando una cultura de innovación y sostenibilidad.

4. Adopción gradual y pruebas piloto

Lo ideal es comenzar con pruebas en rutas específicas, donde se pueda monitorear desempeño, costos y aprendizajes antes de escalar. Se pueden usar KPIs como:

  • Costo por km
  • Autonomía real vs. estimada
  • Tiempo de carga
  • Satisfacción del equipo de conducción

5. Monitoreo, evaluación y mejora continua

El uso de telemetría y plataformas de gestión de flotas permite tener control detallado sobre cada unidad, facilitando la toma de decisiones con base en datos.

¿Tu empresa ya tiene un plan piloto? ¿Quién será el responsable de liderarlo internamente?

Aplicaciones por sectores empresariales 

Los beneficios de las flotas eléctricas varían según el tipo de operación, pero su potencial es transversal.

Logística y última milla

Empresas de e-commerce y retail utilizan vans eléctricas para entregas urbanas. Se adaptan bien a las zonas con restricciones ambientales y reducen el impacto por ruido, lo que habilita entregas nocturnas sin generar molestias.

Caso real: En Bogotá, empresas como Coordinadora y Envia han realizado pruebas piloto de vans eléctricas, logrando ahorros significativos en rutas urbanas de alta densidad (RCN Radio, 2024).

Agroindustria y distribución rural

Algunos modelos eléctricos 4×4 están siendo adaptados para operar en zonas rurales. En sectores como café o frutas frescas, se combinan con paneles solares o generadores híbridos en fincas para recarga sostenible.

Empresas de servicios y mantenimiento

Compañías de telecomunicaciones, servicios p\u00fablicos o vigilancia pueden electrificar sus flotas para recorridos programados, donde la autonom\u00eda est\u00e1 controlada y hay puntos fijos para cargar.

El rol del liderazgo empresarial: visión que trasciende 

La electrificación no es una decisión operativa aislada. Es una decisión que impacta la marca, la estrategia y la capacidad de anticiparse al futuro.

Los empresarios que lideran esta transición están proyectando a su organización como:

  • Actores responsables con el medioambiente
  • Organizaciones con ventaja competitiva en licitaciones
  • Empleadores innovadores que atraen talento
  • Empresas con visión a largo plazo

La sostenibilidad ya no es una tendencia. Es un criterio de selección para inversionistas, proveedores y clientes.

¿Está tu empresa en el radar de los compradores corporativos sostenibles o quedará fuera por no tener una estrategia clara?

Farizon: más que movilidad, evolución empresarial

Farizon no es solo una marca de vehículos eléctricos. Es un aliado estratégico para las empresas que desean avanzar hacia una movilidad más limpia, más inteligente y más rentable.

  • Vehículos diseñados específicamente para trabajo pesado y transporte urbano.
  • Soluciones integradas con software de monitoreo.

Farizon, la apuesta visionaria de Geely, está marcando un nuevo rumbo en Latinoamérica con soluciones eléctricas diseñadas para transformar las flotas comerciales y acelerar el camino hacia una movilidad empresarial más limpia, eficiente y sostenible. En Colombia ha comenzado a introducir vans y camiones de carga con autonomía de hasta 400 km, capacidad de carga útil superior a 1 tonelada, y sistemas inteligentes de monitoreo.

Su propuesta no es solo vehicular: incluye soporte posventa, infraestructura de carga y capacitación para conductores, lo que representa una solución integral para empresas que desean electrificar sin improvisar.

Aunque existen otras marcas en el mercado, Farizon se posiciona como una alternativa pensada específicamente para el transporte empresarial, no solo para uso particular.

Conclusión: ¿estás listo para dar el salto?

El transporte empresarial está viviendo una transformación profunda. Ya no se trata solo de mover productos del punto A al punto B, sino de hacerlo con inteligencia, eficiencia y responsabilidad ambiental. En Colombia, la electrificación de las flotas no es una utopía lejana: es una oportunidad real que muchas empresas ya están explorando y que pronto será una exigencia del mercado y de la regulación.

Hablar de “inteligencia energética” es hablar de decisiones empresariales estratégicas: optimizar recursos, reducir costos operativos, anticiparse a normativas futuras y proyectar una imagen corporativa alineada con la sostenibilidad. Migrar del diésel a la energía eléctrica no es simplemente cambiar de vehículo, es adoptar una visión de futuro, modernizar la logística y preparar el negocio para competir en un entorno cada vez más exigente.

Las cifras respaldan esta transición: el ahorro en combustible, el menor mantenimiento, la mejora en la disponibilidad operativa y las ventajas reputacionales son claras. Y aunque el cambio exige inversión, planificación y liderazgo, los beneficios son medibles y sostenibles.

Así como el diésel fue símbolo de productividad en el siglo XX, la movilidad eléctrica será emblema de competitividad en el siglo XXI. Hoy, el verdadero liderazgo empresarial se demuestra anticipando el cambio, no reaccionando tarde.

¿Estás listo para liderar esta transición? ¿Va tu empresa a tomar el volante del cambio o esperará a que lo haga la competencia?

Porque el futuro del transporte ya está en marcha. Y no va a esperarnos.

 

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