Colecistectomía Laparoscópica, Materiales y Métodos

Se practicó el procedimiento en pacientes seleccionados que presentaban sintomatología crónica o aguda originada por patología biliar, confirmada por ecografía, colecistografía oral y escanografía.

Los criterios de inclusión fueron: pacientes de cualquier edad y sexo, con evidencia clínica y paraclínica de enfermedad de la vesícula biliar, sin dilatación de la vía biliar intra o extrahepática; con bilirrubinas, transaminasas, fosfatasa alcalina, amilasas, pt y ptt normales y sin antecedentes de ictericia, ni evidencia paráclínica de coledocolitiasis (7).

Se excluyeron pacientes cirróticos, con peritonitis, pancreatitis aguda,’ embarazo y coagulopatías severas. Se incluyeron pacientes con cirugía del abdomen inferior y superior. Todos los pacientes aceptaron voluntariamente’ someterse a este procedimiento y fueron advertidos de los riesgos y eventuales complicaciones, y de la posibilidad de terminar en una cirugía abierta.

Una vez incluidos en el programa y elaborado el protocolo adoptado (Fig. 1), los pacientes asisten a consulta preanestésica y se hospitalizan el día del procedimiento, dentro del esquema de cirugía de corta estancia.

Efectos de una anestesia general

La intervención se realiza en un quirófano convencional, bajo los efectos de una anestesia general y monitoría con oxímetro y capnógrafo, previa profllaxis antibiótica con cefalosporinas de primera generación. Se colocó sonda nasogástrica durante el transoperatorio y se aseguró la evacuación vesical preoperatoria.

Los equipos utilizados, específicos para colecistectomía laparoscópica, fueron de las casas Storz y Wolf, con insuflador electrónico de alto flujo (9 L/min), fuente de luz de xenón, cámara de alta resolución conectada a un laparoscopio recto de OQy electrocauterio monopolar o láser de C02. Se utilizaron trócares, tanto desechables como no desechables.

Sitios de punción abdominal

Para la ligadura de la arteria y conducto císticós usamos grapas (clips) de titanio con la pistola automática, desecha ble “Endoclip”. La colocación de drenes de sistema cerrado (Hemovak) fue dejada libremente al criterio del cirujano.

Una vez determinada la ubicación del equipo quirúrgico y preparado el campo operatorio, se fijan los sitios de punción abdominal (Fig.2).

La insuflación de la cavidad abdominal se realizó, puncionando con una aguja de Veress, y confinando su posición intraabdominal mediante la prueba de Palmero Esta consiste en agregar una gota de solución salina en la aguja y ver que entre libremente a la cavidad (Fig. 3).

Cavidad peritoneal

Posteriormente se mide la presión de la cavidad peritoneal la cual no debe exceder de 5 mmHg. Se inicia la insuflación a una  velocidad de 1 L/min hasta lograr una presión de 12 mm Hg, usualmente con un volumen de 3 a 5 L de COz; esta presión se mantiene uniforme a través de toda la cirugía.

A continuación se pasa el trócar infraumbilical y.el laparoscopio conectado a la cámara y se revisa la cavidad (Fig. 4).

Prueba de Palmer

Panorámica hepática con la vesícula

Una vez establecida la viabilidad técnica del procedimiento, se colocan los otros tres trócares bajo visión directa, y se procede a la tracción de la vesícula y disección del conducto y arteria císticos (Fig. 5).

Ya identificados claramente, al igual que el colédoco, se colocan las grapas en aquellos y se seccionan (Fig. 6); se desprende la vesícula del lecho hepático, ya sea con láser o electrocauterio monopolar (Fig. 7), para finalmente extraerla a través de uno de los orificios de punción de la línea media (Fig. 8). Los especímenes quirúrgicos se envían a estudio anatomopatológico rutinario. Colecistectomía Laparoscópica, Resultados

Arteria y conducto císticos

Sección del conducto cístico

Vesícula liberada del lecho hepático

Vesícula con los cálculos en su interior

En el posoperatorio inmediato se suspenden los líquidos intravenosos, se administran analgésicos convencionales y se permite la deambulación e ingesta de alimentos, tan pronto desaparezcan los efectos anestésicos. Se da de alta al paciente una vez se confirme un buen estado general y una adecuada tolerancia a los alimentos, con un mínimo de observación clínica de 12 horas.


Doctores: Carlos Cuéllar Cubides, Ernesto Moreno Mcalister, Camilo Casas Ortiz, Juan de Francisco Zambrano, Hernando Ordóñez González y Rafael Riveros Dueñas, Instituto de Cirugía No Invasora, Dpto. de Cirugía, Clínica del Country, Bogotá, Colombia.

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *