Atención a los Lesionados Según su Clasificación en Desastres

Atención de Lesionados según Clasificación. El personal de salud debe estar preparado para afrontar los problemas de tipo sociológico que, se sabe, afectan tanto a los lesionados y afectados en general, como al personal de salud y socorro que presta auxilio.

La utilización de procedimientos sencillos y uniformes, económicos en recurso humano y material, puede dar como resultado la disminución de la mortalidad.

A continuación se plantea el tipo de lesionados que en teoría deben ser clasificados dentro de cada color y sus normas de manejo; sin embargo, la flexibilidad es la clave, puesto que es la magnitud del desastre, la ubicación y disponibilidad de recursos lo que determina la clasificación definitiva de los lesionados. (Lea también: Montaje del Módulo de Estabilización y Clasificación – MEC)

Los principios generales en la atención de los lesionados son:

1. Salvar vidas es la prioridad.

2. Aplazar actividades electivas o de mayor complejidad (aplazar cierre de heridas primarias, utilizar férulas en vez de yesos).

3. Simplificar al máximo los procedimientos.

4. Asignar funciones a todo el personal de salud y de socorro.

5. Llevar registros en forma adecuada.

6. Informar oportunamente al Puesto de Mando Unificado.

A. Atención a Lesionados Críticos Recuperables – Prioridad I – Roja

Los lesionados considerados en este grupo son los que presentan:

Problemas respiratorios en general:

  •  Heridas en tórax con dificultad respiratoria.
  •  Paro respiratorio o cardiorrespiratorio presenciado y reciente.
  •  Neumotórax a tensión.
  •  Asfixia traumática.
  •  Asfixia por gases inhalados.
  •  Heridas deformantes en cara o maxilofaciales.
  •  Múltiples heridas.

Shock o riesgo de shock por:

  •  Hemorragias severas.
  •  Síndrome de aplastamiento.
  •  Quemaduras eléctricas.
  •  Quemaduras de 2º grado y mayores de 20% en extensión.
  •  Quemaduras de 3º grado en cara, manos, pies mayores del 10%.
  •  Taponamiento cardíaco.
  •  Avulsiones extensas.
  •  Fracturas abiertas o múltiples heridas graves.

Otras:

  •  Histéricos o en estado de excitación máxima.
  •  Evisceración.
  •  Adbomen agudo.
  •  Lesión de columna con compromiso cervical incompleto.
  •  TEC grado III (Glasgow 4-8).
  •  Status convulsivo.
  •  Abdomen agudo.
  •  Lesión de columna con compromiso cervical incompleto.

Gineco . Obstétricas:

  •  Trabajo de parto activo.
  •  Sangrado vaginal abundante.

Personal de apoyo:

Auxiliadores con lesiones de alguna consideración, quienes puedan por esto desviar la atención del resto de los compañeros del grupo.

Se pueden plantear una serie de recomendaciones sobre el manejo de este tipo de lesionados, dependiendo del nivel de triage. Se debe tener en cuenta que los lesionados críticos recuperables se hacen irrecuperables a medida que transcurre el tiempo sin recibir atención.

Las principales medidas terapéuticas en este grupo son mantener permeable la vía aérea y reemplazar el volumen sanguíneo.

A nivel del triage primario y secundario, se debe revisar claramente el criterio de clasificación, debido a la tendencia de querer incluir a todos los lesionados críticos en esta prioridad, olvidando la posibilidad real de sobrevivencia.

En el triage terciario se debe tener en cuenta:

Hacer una estricta reclasificación al ingreso al hospital y dentro del área roja.
Revisar y disponer de inmediato del mayor recurso posible de quirófanos, sangre, instrumental y personal.
Considerar inicialmente los procedimientos quirúrgicos cortos.
Dar prioridad a los lesionados con diagnóstico claro, hemoclasificados y con maniobras de estabilización que les permita soportar el acto anestésico.
Si es posible, utilizar cirujanos hábiles y rápidos en los procedimientos iníciales y relevarlos luego con el resto del personal.
No olvidar, mantener los cuidados de asepsia y antisepsia, lo cual permite reducir las complicaciones posteriores.
Utilizar los equipos de Rayos X y los exámenes de laboratorio solamente si el criterio clínico, por sí mismo, es insuficiente para establecer el diagnóstico.
Los exámenes de laboratorio esenciales para situaciones de desastre son: hemoglobina, hematocrito, recuento de glóbulos blancos, glicemia, hemoclasificación y pruebas cruzadas, citoquímico de orina, nitrógeno uréico, ionograma y gases arteriales.
Manejar los lesionados admitidos para hospitalización con historia clínica completa; la tarjeta sólo es útil como medio de remisión.
La fase crítica de la emergencia se debe manejar con los recursos propios; cualquier ayuda externa tarda en llegar y es de difícil adaptación al medio.

B. Atención a Lesionados de Cuidados Intermedios o Diferibles Prioridad II – Amarilla

Los lesionados considerados en este grupo son los que presentan:

Dolor torácico y arritmias sin compromiso hemodinámico:

  •  Angor pectoris.
  •  Infarto agudo de miocardio.
  •  Arritmias.

Crisis convulsivas:

  •  Trauma encéfalocraneano.
  •  Hipoxia.
  •  Pérdida de la conciencia sin dificultad respiratoria.
  •  TEC grado II (Glasgow 9-14).
  •  Trauma torácico sin disnea.

Fracturas mayores sin signos de shock:

  •  Pelvis.
  •  Fémur.
  •  Quemaduras de 10-20% en extensión y 2º grado en profundidad.
  •  Quemaduras menores del 10% en extensión y de 3º grado.
  •  Ingestión de tóxicos sin compromiso hemodinámico o dificultad respiratoria.

Las recomendaciones aplicables a este segundo grupo son en principio las mismas que para la prioridad roja. El equipo de triage asignado al área amarilla debe estar igualmente preparado para recibir lesionados provenientes del área roja que se hayan estabilizado o remitir aquellos amarillos que se compliquen al área roja.

C. Atención a Lesionados de Cuidados Mínimos o Moribundos – Prioridad III – Negra

Los lesionados considerados en este grupo son los que presentan:

  •  Paro cardiorrespiratorio no presenciado o prolongado.
  •  Aquellos cuyas lesiones impiden las medidas de reanimación.
  •  Paro cardiorrespiratorio en desastres con gran número de lesionados.
  •  Quemaduras de más del 60% en extensión y de 2º o 3º grado.
  •  Quemaduras de más del 50% en extensión corporal, asociadas a lesiones mayores (TEC, trauma de tórax y abdomen, fracturas múltiples).
  •  Lesiones craneales con salida de masa encefálica.
  •  TEC con estupor profundo o coma (Glasgow menor de 4).
  •  Lesiones de columna cervical con signos de shock medular o con deterioro de los signos vitales y sección medular completa.

En este tipo de lesionados es necesario tener en cuenta factores como la edad, el tipo de lesión, estado de conciencia, posibilidad de reanimación, presencia de sangrado profuso, anemia y calidad de la respiración.

Es obligatorio evitar o aliviar el dolor, además de mantener la hidratación. Un médico clasificador debe valorar regularmente los lesionados de este grupo, ya que cuadros clínicos que parecen desesperados en el momento de la admisión pueden, en una segunda valoración, ser transferidos al área roja cuando la fase de emergencia ha pasado.

Un principio ético fundamental es que nunca se debe abandonar un lesionado en forma categórica y definitiva, no importa cuál sea su estado crítico. Si el lesionado está consciente, debe enfrentarse al dolor o a la muerte inminente como consecuencia de su estado de salud.

El dolor tiene un componente emocional y uno físico y está condicionado por la situación misma del desastre, la pérdida de seres queridos y bienes materiales, la desintegración del núcleo familiar y comunitario y la cercanía de otros que sufren.

El lesionado y su familia deben elaborar el duelo, entendido como la reacción natural a la pérdida de algo querido. Las fases de este proceso se conocen como:

. «Shock emocional» o confusión por el impacto; dura unas horas o pocas semanas.
. Añoranza o búsqueda del objeto perdido; suele durar meses o años.
. Desorganización y desesperanza; tiempo variable.
. Reorganización o renovación.

Existen además factores que afectan la elaboración del proceso de duelo, haciendo que èste se resuelva de una manera patológica. El conocimiento de estos factores ayudará al personal de salud a manejar de una forma adecuada a los lesionados de este grupo, sin olvidar que también este mismo personal puede ser afectado por estos mismos procesos.

En lo referente a la farmacoterapia recomendada para estos casos, es necesario contar con una dotación mínima en cuanto a:

. Analgésicos de uso parenteral (Dipirona, Morfina).
. Sedantes (Diazepam).
. Tranquilizantes (Clorpromazina).
. Neurolépticos (Haloperidol).
. Analgésicos orales – AINES (Ibuprofen, Piroxicam).

Un lesionado moribundo debe manejarse siempre en forma individual, brindarle bienestar y comodidad, respetar su ideología y creencias religiosas, y darle explicación adecuada sobre sus lesiones e inquietudes.

Desde el punto de vista médico se recomienda:

. Mejorar la disnea a través del uso adecuado de cánulas, intubación, oxígeno y morfina.
. Pasar sonda vesical en caso de retención urinaria.
. Inmovilizar eficazmente todas las fracturas.
. Detener las hemorragias con vendajes compresivos.
. Aliviar la sed.
. Efectuar cambios frecuentes de posición.
. Controlar el vómito con el uso de antieméticos parenterales.

D. Atención a Lesionados de Cuidados Menores o Leves – Prioridad IV – Verde

Los lesionados considerados en este grupo son los que presentan:

  •  Heridas de piel y tejidos blandos que no presenten signos de shock o pérdida de pulso distal.
  •  Fracturas cerradas sin signos de hemorragia interna.
  •  Quemaduras de 1º grado en profundidad, sin importar su extensión.
  •  Quemaduras de 2º grado menores del 15% en extensión.
  •  Quemaduras de 3º grado menores del 2% en extensión.
  •  Lesión en columna a nivel dorsolumbar. . Shock psíquico sin agitación.
  •  Afectados.

Es probable que en la mayoría de desastres éste sea el grupo más numeroso de lesionados; por tanto, su atención debe hacerse en forma ágil, pero adecuada.

Es preferible aplazar un poco su atención que hacerlo en forma precipitada; se recomienda por tanto:

Realizar examen físico completo y un manejo cuidadoso de las lesiones.
Lavar todas las heridas, cubrirlas con material estéril y NO SUTURARLAS si no hay condiciones para hacerlo, o hasta que se levante la fase de alarma para el sector salud.
Inmovilizar todas las fracturas y controlar siempre el dolor.
Prestar atención individual a los lesionados con shock síquico.
Llevar un registro adecuado de todos los casos atendidos.

E. Manejo de Cadáveres – Prioridad V – Blanca

La última prioridad, por supuesto, se asigna a las personas que fallecen como consecuencia de la emergencia. Tanto las entidades de socorro como del sector salud deben tener presente los aspectos de medicina legal aplicables a situaciones de emergencia y desastre, basados en el código vigente; en esta reglamentación se incluyen aspectos relacionados con:

. Levantamiento de cadáveres.
. Necropsia médico-legal.
. Certificado de defunción.
. Traslado de cadáveres.
. Identificación.

Al igual que en los anteriores, también en este grupo se debe llevar un registro adecuado de las víctimas, con el fin de completar la información de los efectos de la situación de emergencia o desastre, de acuerdo con las recomendaciones sobre registro de la información.

VISITE: GUÍA DE ATENCIÓN MÉDICA PREHOSPITALARIA POR TEMAS

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