Transporte Urbano en Colombia
Panorama general
En el pasado, hubo dificultades con el transporte urbano en Colombia, lo que afectó notablemente la calidad de vida de los habitantes de las ciudades.
Desde fines de los años noventa, el Programa Nacional de Transporte Urbano ayudó a transformar este sector. Las metodologías de tal iniciativa se consideran ahora las mejores prácticas internacionales; y las reprodujeron en urbes de todo el mundo para resolver sus propios problemas de transporte.
Desafío
Tradicionalmente, el transporte urbano de Colombia era considerado ineficiente, inseguro y contaminante. Las calles de las ciudades colombianas estaban pobladas de buses obsoletos que funcionaban sin tener en cuenta la seguridad pública y de manera caótica, sin paradas organizadas.
Además, las empresas de buses del país sudamericano eran muy informales y operaban con pago al contado; no pagaban impuestos ni ofrecían beneficios de seguridad social a sus empleados.
Estrategia
En 1996, el Gobierno decidió crear el Programa Nacional de Transporte Urbano respaldado por el financiamiento del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF).
El proyecto centró su estrategia en el desarrollo de buses para transporte público rápido, que facilitan la movilidad urbana a un costo mucho menor que el de los sistemas de ferrocarril. El sistema de buses para transporte público rápido más reconocido es el Transmilenio de Bogotá, concebido en el año 1998.
Transmilenio sirvió de modelo para ampliar el sistema de buses de transporte público rápido en todas las grandes ciudades de Colombia, en seis de las cuales fueron desarrollados con la ayuda del BIRF, incluidas Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga, Cartagena, Medellín y Pereira.
Resultados
Casi 1,4 millones de pasajeros, aproximadamente el 27% de la demanda de transporte público de la ciudad, se benefician cada día del Transmilenio en Bogotá. Según datos de 2009, viajar en el Transmilenio permite ahorrar un 32% de tiempo promedio por viaje (20 minutos); en relación al sistema de buses tradicional, lo que representa más de 10 horas por mes para un pasajero promedio.
El Transmilenio logró suprimir 0,25 toneladas métricas de emisiones de CO2 por año; además de reducirse la tasa de accidentes en un 90% en los corredores donde funciona el sistema. El programa también desechó más de 2.100 buses viejos y redujo los niveles de ruido en 3 a 10 decibeles.
Los pasajeros de los otros dos sistemas completos de buses para transporte público rápido, Megabus-Pereira y Mio-Cali; vieron notablemente mejorada su calidad de vida al beneficiarse de un sistema de transporte público organizado, regulado, moderno y confiable que utiliza una flota moderna y combustibles menos contaminantes: todo esto sin perturbar la circulación existente.
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