Flexibilización Masculina

John Wilson Osorio**

* Programa de Reproducción _ BIOGENESIS, subgrupo de Bioantropología, Universidad de Antioquia.

** Historiador de la Universidad Nacional de Colombia, Especialista en Educación, con estudios de Maestría en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, Argentina. Actualmente es profesor de tiempo completo en la Corporación Universitaria Lasallista de Medellín. Es miembro del Programa de Reproducción _ BIOGENESIS, Subgrupo de Bioantropología, de la Universidad de Antioquia.

Resumen

En los países desarrollados la expectativa de vida de los varones es de ocho años menos que la del sexo femenino y, en general, las estadísticas epidemiológicas dicen que el índice de suicidio masculino es el triple que el de las mujeres. Son también los varones los que ocupan, con mayor frecuencia, puestos en las cárceles, los hospitales, el ejército, los manicomios, los cementerios y los puestos de trabajo. A la silla eléctrica van en mayor cantidad, sufren mayor número de accidentes, chocan más veces los carros, padecen condenas judiciales más largas, son los que asisten, casi exclusivamente, a las guerras y sufren más episodios de todo tipo de violencia como víctimas o como protagonistas agresores. Adicionalmente, son los hombres los que padecen más dislexia y otros impedimentos en el aprendizaje verbal y son los niños varones los que aprenden a hablar más tarde.

Palabras claves: Expectativa de vida masculino.

Summary

Life-expectancy for males in developed countries is eight years shorter than for females. In general, epidemiological studies show that male suicide rates triple the ones for women. Males are also the ones who more frequently take a place in jails, hospitals, madhouses, cemeteries, jobs and in the army. Likewise, more men go to the electric chair, suffer more accidents, clash their cars more often, are liable to suffer longer judicial confinements, almost exclusively go to wars and suffer more violence episodes either as victims or as aggressors. Furthermore, men suffer dyslexia and other impediments in oral learning more frequently and male children learn later to talk.

Key words: Male Flexibilization men.

En los países desarrollados la expectativa de vida de los varones es de ocho años menos que la del sexo femenino y, en general, las estadísticas epidemiológicas dicen que el índice de suicidio masculino es el triple que el de las mujeres. Son también los varones los que ocupan, con mayor frecuencia, puestos en las cárceles, los hospitales, el ejército, los manicomios, los cementerios y los puestos de trabajo. A la silla eléctrica van en mayor cantidad, sufren mayor número de accidentes, chocan más veces los carros, padecen condenas judiciales más largas, son los que asisten, casi exclusivamente, a las guerras y sufren más episodios de todo tipo de violencia como víctimas o como protagonistas agresores. Adicionalmente, son los hombres los que padecen más dislexia y otros impedimentos en el aprendizaje verbal y son los niños varones los que aprenden a hablar más tarde.

En números redondos, y aunque se argumente a veces lo contrario, el mayor número de infectados con SIDA son varones. La edad de jubilación siempre ha sido más alta para los hombres. Para los varones hay menor cantidad de programas asistenciales, hay menor insistencia en campañas de educación para la salud y el autocuidado. Hay menor consideración, afecto, solidaridad y ternura. Y le sobran las exigencias por doquier.

El rol de héroes y de machos potentes que todo lo pueden, el guión agresivo e intrépido con el cual se asocia siempre el comportamiento masculino, los imperativos culturales que pesan sobre lo que debe ser la actuación del varón, han hecho que categorías epidemiológicas recientes conceptúen que pertenecer a este género es estar, de por sí, en un grupo constante de riesgo. La categoría varón pasa a ser vista entonces como productora de malestar.

Fue la década de los noventa la que vio nacer un movimiento internacional, con desarrollos desiguales por países, alrededor de la revisión de los estereotipos y roles asignados y desempeñados por los varones. En los Estados Unidos los men´s studies se dieron a la tarea de revisar el concepto de masculinidad y todas las implicaciones negativas que el comportamiento del macho típico acarrea en la vida cotidiana.

Empujados por la segunda generación del movimiento feminista (que indujo también a los hombres a interrogarse, por su parte, en el movimiento tendiente a luchar por la equidad de género), varios grupos de intelectuales empezaron a teorizar y a convocar a grupos de varones para iniciar una tarea de revisión de lo que se engloba y se quiere decir cuando se habla de los roles del varón y el comportamiento masculino. En algunos sectores del feminismo esta actitud no ha sido del todo bien comprendida y hay quienes han llegado hasta sugerir que el movimiento de hombres es una contra-respuesta a sus avances y logros.

No se trata de esto, ha sido el mismo movimiento de mujeres el que ha visibilizado también la opresión masculina, la contraparte de dolor y sufrimiento que acarrea el patriarcado. Porque muy poco nos habíamos dado cuenta los hombres de que también éramos y somos víctimas del cerrado y ciego sistema cultural de asignación de roles rígidos para cada género.

El movimiento conocido entonces como masculinidades o nueva masculinidad, intenta reflexionar críticamente sobre esos roles asignados al varón, con la perspectiva, no de retaliar los logros de los movimientos de mujeres, sino de contribuir a una verdadera equidad de géneros. Pues cultural y políticamente hablando, las diferenciaciones y la distribución exitosa de tareas de los homínidos, y las de los humanos anteriores a la revolución agrícola, no tendrían después de esas épocas, y menos ahora, una suficiente razón de ser.

Indudablemente, el movimiento de las nuevas masculinidades hay que inscribirlo teóricamente dentro de los principios más rancios de la posmodernidad: levedad, relatividad, subjetividad, flexibilidad, complejidad, integralidad, azar, caos e incertidumbre. Y políticamente responde también a las proclamas y derroteros de las últimas cumbres de población mundial _El Cairo, Beijing_, y a sus sugerencias y recomendaciones en materia de salud sexual y reproductiva. Tema en el cual organismos multilaterales, gobiernos, ONGs y grupos de mujeres han insistido enfáticamente para involucrar a los varones como protagonistas.

Algunos de los principios de la liberación masculina, y por los cuales se trabaja en la agenda de los grupos de reflexión de varones que se empiezan a organizar en algunas ciudades, son estos particularmente:

• Hay que aprender a liberarse del peso del poder.
• Decir “no sé” o “no soy capaz” es un acto liberador.
• No tenemos que hacernos cargo de todo en la calle y en la casa.
• No tenemos que dar protección y seguridad todas las veces.
• Hay que defender el derecho a ser inútiles, débiles y cobardes.
• La ternura y el cariño no riñen con la hombría.
• Hay que aprender otras formas de ser padre, hijo, esposo, compañero y amante.
• Hay que descargarse del rol total de proveedor.
• Hay que aprender a admitir los miedos.
• No tenemos porqué convivir con el síndrome de héroes.
• Hay que incorporarle a nuestros comportamientos cierta dosis de las características que se han estereotipado como “femeninas”.
• Se puede pasar mucho tiempo en la casa y realizando asuntos propios de lo que se considera trabajo doméstico.
• Es posible tocarse más el cuerpo entre hombres y luchar contra el fantasma de la homofobia.
• No hay porqué estar dando pruebas de hombría constantemente.
• El “siempre listos” de los Scouts no tiene porque ser la divisa rotunda de los encuentros y escarceos con las mujeres.
• En las emergencias y desastres también se deben socorrer a los hombres junto con las mujeres, los ancianos y los niños.

Por supuesto que se trata de programas, metas y alcances mucho más amplios y de largo aliento, con un tratamiento de estas temáticas que se abordan siempre desde los estudios de género. No se trata en absoluto de cofradías, ni de grupúsculos encerrados para conspirar contra los grupos de mujeres, como tal vez podría pensarse con una mirada ligera. De lo que se trata es de repensar, y tal vez de construir, una cultura patriarcal que haga sufrir también a los “machos”.

Conferencia presentada en el Club de revistas transdiciplinario, del Grupo Biogénesis, enero del año 2000.

Referencias

• Agacinski, S.Política de sexos. Madrid. Taurus. 1998; 171 págs.
• Badinter, E. XY, la identidad masculina. Santa Fe de Bogotá. Norma. 1993; 346 págs.

• Hay que incorporarle a nuestros comportamientos cierta dosis de las características que se han estereotipado como “femeninas”.
• Se puede pasar mucho tiempo en la casa y realizando asuntos propios de lo que se considera trabajo doméstico.
• Es posible tocarse más el cuerpo entre hombres y luchar contra el fantasma de la homofobia.
• No hay porqué estar dando pruebas de hombría constantemente.
• El “siempre listos” de los Scouts no tiene porque ser la divisa rotunda de los encuentros y escarceos con las mujeres.
• En las emergencias y desastres también se deben socorrer a los hombres junto con las mujeres, los ancianos y los niños.

Por supuesto que se trata de programas, metas y alcances mucho más amplios y de largo aliento, con un tratamiento de estas temáticas que se abordan siempre desde los estudios de género. No se trata en absoluto de cofradías, ni de grupúsculos encerrados para conspirar contra los grupos de mujeres, como tal vez podría pensarse con una mirada ligera. De lo que se trata es de repensar, y tal vez de construir, una cultura patriarcal que haga sufrir también a los “machos”.

Conferencia presentada en el Club de revistas transdiciplinario, del Grupo Biogénesis, enero del año 2000.

Referencias

• Agacinski, S. Política de sexos. Madrid. Taurus. 1998; 171 págs.
• Badinter, E. XY, la identidad masculina. Santa Fe de Bogotá. Norma. 1993; 346 págs.
• Bly, R. Hombres de hierro. El libro de la nueva masculinidad. Buenos Aires. Planeta. 1992; 361 págs.
• Clay, J. El hombre más allá de los 40: sus esperanzas, sus emociones, sus ilusiones, sus proyectos. Buenos Aires. 1993; 243 págs.
• Giddens, A. La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas. Madrid. Cátedra. 1992; 289 págs.
• Gindin, L. La nueva sexualidad del varón. Buenos Aires. Paidós. 1987; 279 págs.
• Gindin, L. El rugido: potencia masculina, mitos, realidades, problemas y soluciones. Buenos Aires. Paidós. 1985; 213 págs.
• Hite, S. El informe Hite sobre la sexualidad masculina. Barcelona. Plaza y Janés. 1981; 1050 págs.
• Hutchison, M. Anatomía del sexo y el poder. Una demostración de la relación entre sexo y poder. Barcelona. Ediciones B. 1992; 420 págs.
• Jelin, E. Pan y afectos. La transformación de las familias. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 1998; 140 págs.
• Kipnis, AR. Los príncipes que no son azules… o los caballeros sin armadura. Buenos Aires. Vergara. 1993; 413 págs.
• Kreimer, JC. El varón sagrado. El surgimiento de la nueva masculinidad. Buenos Aires. Planeta. 1993; 253 págs.
• Kreimer, JC. Rehacerse hombres. Cómo dar nuevos sentidos a la masculinidad. Buenos Aires. Planeta. 1994; 344 págs.
• Riso, W. Intimidades masculinas. Santa Fe de Bogotá. Norma. 1998; 180 págs.
• Sinay, S. Hombres en la dulce espera. Hacia una paternidad creativa. Buenos Aires. Planeta. 1995; 182 págs.
• Sinay, S. Esta noche no, querida. Buenos Aires. Beas. 1992; 161 págs.
• Sunshine, L. A la conquista del supermacho. Montevideo. Ediciones de La Urraca. 1994; 162 págs.
• Valdés, T y Olavarría J. (Editores). Masculinidad/es. Santiago de Chile. Ediciones de las mujeres. 1997; 171 págs.
• Williams, W. De Ud. depende. (Sólo para hombres). Buenos Aires. Lidiun. 1987; 172 págs.
• Kipnis, AR. Los príncipes que no son azules… o los caballeros sin armadura. Buenos Aires. Vergara. 1993; 413 págs.
• Kreimer, JC. El varón sagrado. El surgimiento de la nueva masculinidad. Buenos Aires. Planeta. 1993; 253 págs.
• Kreimer, JC. Rehacerse hombres. Cómo dar nuevos sentidos a la masculinidad. Buenos Aires. Planeta. 1994; 344 págs.
• Riso, W. Intimidades masculinas. Santa Fe de Bogotá. Norma. 1998; 180 págs.
• Sinay, S. Hombres en la dulce espera. Hacia una paternidad creativa. Buenos Aires. Planeta. 1995; 182 págs.
• Sinay, S. Esta noche no, querida. Buenos Aires. Beas. 1992; 161 págs.
• Sunshine, L. A la conquista del supermacho. Montevideo. Ediciones de La Urraca. 1994; 162 págs.
• Valdés, T y Olavarría J. (Editores). Masculinidad/es. Santiago de Chile. Ediciones de las mujeres. 1997; 171 págs.
• Williams, W. De Ud. depende. (Sólo para hombres). Buenos Aires. Lidiun. 1987; 172 págs.

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