El Cateterismo Cardíaco: Resultados

Cuando el corazón se enferma, las fantasías alrededor de ese órgano único y centralizador de funciones no disminuyen, por más de que los procedimientos técnicos para su diagnóstico y tratamiento se hayan perfeccionado.

“Estar enfermo, es una cosa para lo cual la gente no está preparada, mucho menos cuando se trata del corazón. Uno queda como perdido, como con miedo, quien no tiene miedo, manipular con el corazón de la gente es meterse con todo, no es chiste no…” (Pedro)

“Cuando el médico me dijo que era problema del corazón, yo pensé que me iba a morir y dije llegó el fin de mis días, por Dios ayúdame a enfrentar esto…” (María)

De esta manera la indicación del cateterismo cardíaco, representa una experiencia desagradable y preocupante para quien la está viviendo y evidenciamos, que la inseguridad de lo que puede suceder en el procedimiento, unido al desconocimiento del mismo y a lo extraño del lugar, son factores que desencadenan temores, miedos, angustias y mayor inseguridad en los pacientes.

“USTEDES NO ENTIENDEN EL SENTIMIENTO DE LAS PERSONAS”

En este sentido, consideramos que el contacto con el equipo de salud, enfermeras y médicos, se constituye en un momento decisivo para la comprensión y aceptación del problema y del procedimiento, permitiendo a los pacientes colaborar durante el mismo y estar menos tensos y ansiosos.

Sin embargo, la mayoría de las veces, este encuentro es despersonalizado y confuso para el paciente, pues no se da un intercambio de conocimientos lo suficientemente claro y sencillo, que facilite la comprensión de la enfermedad y la necesidad del procedimiento.

Verificamos, que hay una diferencia en los códigos sociales de la comunicación. El conocimiento científico de los profesionales, se encuentra distante del sentido común de los pacientes, una vez que la comunicación se basa en un lenguaje técnico y rutinairo, incomprensible para el conocimiento popular, dejando a los pacientes más confusos y con más temores frente al procedimiento y lo que pueda suceder de ahí en adelante.

“Por lo que yo entendí, es una cirugía, porque tienen que cortar e invadir mi cuerpo para manipular mi corazón y resolver el problema (…) yo ya le dije a mi mujer, me estoy sintiendo como una vaca cuando va para el matadero, estoy con mucho miedo, me siento sin fuerzas para aguantar esto… (Isaias).

Percibimos que cuando los pacientes manifiestan estos sentimientos, muchas veces el equipo de salud, dentro de ellos el profesional de enfermería no los valoriza, demostrando actitudes indiferentes e incomprensibles, lo que genera en el paciente sentimientos de inconformidad, conforme lo demuestran las siguientes declaraciones:

“Estoy con miedo por lo que dice la gente, es bobería, pero para qué contarle, para que usted me diga, no, to-do va a salir muy bien, esté tranquila, como ustedes siempre le hablan a todo el mundo, entonces prefiero quedarme callada y pensar que son bobadas de la gente…” (Bertha)

“A veces ustedes no entienden el miedo nuestro, pero somos nosotros los que estamos sintiendo, los que estamos sufriendo por causa de eso, entonces por eso estoy triste, molesta…” (Rebeca)

“De nada sirve que las personas digan que me controle, que me quede tranquila, yo creo que es una cosa del ser humano y ustedes deben entender y respetar…” (María)

Estas declaraciones nos muestran que existe una brecha significativa entre el mundo objetivo de los profesionales y el mundo subjetivo de los pacientes. Mientras que para el paciente la realización del cateterismo es una experiencia difícil de enfrentar y de vivir, para los profesionales es una situación que hace parte de la rutina de su trabajo y por eso están tan familiarizados y preparados para lo que pueda suceder, dejando de percibir las necesidades del paciente, asumiendo actitudes y comportamientos indiferentes, tales como: falta de apoyo, de atención a los sentimientos y preocupaciones del paciente, las cuales influyen negativamente aumentándole el sufrimiento y desfavoreciendo la confianza que el paciente necesita depositar en el equipo de salud.

Atribuimos tal hecho, a que los profesionales, por vivir cotidianamente esos procedimientos están tan familiarizados con los mismos a la sobrecarga y rutina del trabajo, no reconocen la necesidad de esa atención especial y algunas veces creen exagerada la manifestación de esos sentimientos.

La manifestación de estos sentimientos y otros ya mencionados, hizo posible pensar en el papel que desempeña el profesional de enfermería en ese momento. A pesar de que somos enfermeros y sabemos que la formación está orientada al cuidado de las personas en su integridad, las acciones de enfermería orientadas al apoyo emocional del paciente están cada vez más distantes y al margen del trabajo de este profesional.

Según Boehs & Patricio,(5) cuidar es diferente de curar: el cuidar es más amplio, hace parte del curar, pero es realizado también, independientemente de actos curativos y no se limita apenas a actos de cuidados mecánicos. El cuidar cubre un conjunto de conocimientos teóricos y prácticos, fundamentados en una base científica y humanística.

Creemos que en esos momentos, el profesional de enfermería necesita desarrollar el cuidado que trascienda los aspectos meramente biológicos y técnicos del cuidado.

Esto no significa abandonar las técnicas necesarias para el cuidado del ser humano, pués el conocimiento y el dominio de los mismos es de extrema importancia, se trata de integrar la dimensión de la relación humana y la dimensión de la técnica, para hacer posible el verdadero cuidar de enfermería.(6)

De esta manera, entendemos que la relación enfermera-paciente, debe permitir un espacio en donde el paciente pueda expresar sus sentimientos y sentirse escuchado, para que sus pensamientos y necesidades sean tenidos en cuenta durante el proceso de intervención diagnóstica y la confianza sea recuperada, así como también las reacciones negativas sean disminuidas, con el fin de favorecerle al paciente el recorrer una trayectoria más confortable y segura.

“Pensaba que iba a morir, que me iba a desmayar, quedé muy nerviosa, menos mal que había hablado con usted y que usted se quedó a mi lado, porque yo no miré al médico, sólo la miraba a usted como pidiéndole ayuda, pidiéndole una fuerza para aguantar, no es fácil estar allí sabe?…” (Martha)

“Nosotros necesitamos alguien que nos acompañe, porque usted entra allá, no conoce a nadie y mucho menos qué es lo que ellos van a hacer, entonces, eso es para que uno se preocupe mucho, porque es con el corazón propio, es la vida mía con la que están fregando…” (Juan)

Estas declaraciones ponen en evidencia cuan importante es que el paciente sienta durante el procedimiento la presencia y la preocupación del equipo, dentro de ellos la del profesional de enfermería, para que se le transmita confianza y seguridad.

La verdadera presencia de la enfermera contribuye con la transmisión de apoyo a la persona, para que se sienta valorada y respetada y no como un objeto más que hace parte del trabajo.(7)

En general, los profesionales del área de la salud y dentro de ellos, el de enfermería, muchas veces utilizan frases tales como: “quédese tranquila”, “no se preocupe”, “es una cosa rápida”. Como estrategias para intentar minimizar las reacciones de los pacientes y que a su vez, hacen parte del discurso rutinario del trabajo, olvidando y no teniendo en cuenta que para los pacientes estas frases, a veces, no solamente son difíciles de entender sino que también son interpretadas como engañosas, perdiendo la confianza y la seguridad en el equipo que los atiende, conforme lo demuestra la siguiente declaración:

“Fue horrible, todo el mundo me hablaba que era una cosa simple, hasta en la sala la enfermera me dijo que era simple y rápido y nada de eso fue, no es así…” (Raquel)

“Sabe?, yo pase muy mal, por eso me pregunto, será que todos los que hablan que es simple, que no es para preocuparse, ya pasaron por esto?…” (Bertha)

“Yo le voy a decir, no es tan fácil como ustedes hablan, porque todo lo que interfiere en el corazón propio da mucho miedo, es uno mismo el que está sintiendo, entonces, a veces, me da rabia porque, será que realmente es para estar tranquilo?, para no preocuparse cuando es mi corazón el que tiene problemas?…” (Jacobo)

Muchas veces, los conocimientos científicos ni las palabras de tranquilidad son suficientes para calmar los pacientes, por el contrario muchas veces son interpretados como falsos apoyos que les genera más angustia y por qué no decir rabia frente a la impotencia.

Evidenciamos la necesidad que tienen los profesionales de volver atrás para comprender un poco más esos sentimientos y emociones tan enfatizados en los pacientes. Quién sabe si informaciones y palabras más precisas, sin subterfugios que favorezcan en el paciente un mejor enfrentamiento de la situación y con esto, convertir la experiencia del procedimiento lo más amena posible.

Vital(8) resalta que, expresiones supuestamente tranquilizadoras como: “esto no es nada”, no hay riesgo alguno”, “no va a sentir nada”, dentro de otras, son frecuentemente utilizadas por el equipo y en vez de animar al paciente, pueden producir sentimientos aún más contradictorios, tales como la rabia y la desconfianza en el equipo de salud.

Creemos que el equipo de enfermería debe tener un papel más actuante en la preparación del paciente para la realización de este procedimiento, ofreciendo información más cercana a la realidad que va a enfrentar, es decir, referirle al paciente la existencia de posibles molestias fisiológicas, así como también lo incómodo del examen, para que el paciente tenga una imagen más real de lo que va a vivir y de esa manera, disminuir la inseguridad, el miedo y la angustia, consiguiendo que la experiencia sea más agradable y menos estresante.

Consideraciones Finales

Consideramos que la atención de enfermería debe ser integral, porque no basta solamente tener un equipo capacitado y entrenado en el manejo tecnológico, pues la atención como un todo, necesita también tener conocimientos de las vivencias de los pacientes durante ese proceso, y sobre todo, desarrollar habilidades para posibilitar a los pacientes recorrer este camino de manera más tranquila y segura.

En este sentido, el cuidado de enfermería durante la experiencia del cateterismo cardíaco, debe preocuparse un poco más por crear espacios de diálogo con el paciente, resolver dudas, ofrecer apoyo, así como también dar información lo más real posible y hacerle sentir que cuenta con su presencia, para enfrentar mejor la realidad del procedimiento. El profesional de enfermería debe convertirse en un puente de comunicación entre el paciente y el resto del equipo de salud, en la búsqueda de un cuidado más integrado que persiga una mejor atención y cumplimiento de las necesidades de los pacientes.

Muchas veces los conocimientos científicos no son suficientes, mientras que actitudes tan simples como: permitir al paciente hablar, escucharlo, mirar a sus ojos, apretar su brazo y estar a su lado, pueden transmitirle seguridad, disminuirle la ansiedad, hacerlo sentir más tranquilo y seguro, en momentos en que la angustia y la inseguridad conllevan muchas dificultades en el paciente.

Por esto, para ayudar al paciente en estos momentos, el enfermero debe actuar de acuerdo con la individualidad de éste, sin realizar acciones de forma indiscriminada, casual y arbitraria y sí de forma específica.

Consideramos necesario que enfermería rescate la subjetividad de su relación con el paciente y no deje que el progreso científico y tecnológico la aleje de los valores humanos considerados parte de la virtud y del arte de cuidar.

Creemos que la relación interpersonal enfermera-paciente, es un verdadero instrumento del cuidado y de la atención, ya que ayuda al paciente a transcurrir por el proceso diagnóstico con mayor confianza y seguridad, pues además de la convivencia social y de las experiencias, es el aquí y el ahora una experiencia nueva.

Referencias Bibliográficas

1. Lotufo P. Epidemiología das doenças isquêmicas do coração no Brasil. In: Lessa I. O adulto brasileiro e as doenças da modernidade. São Paulo, Hucitec Abrasco, 1998.
2. Dantas RAS. Reabilitação de pacientes pós cirurgia de revasculacização do miocardio. Tese de Doutorado. Escola de enfermagem de Ribeirão Preto, Universidade de São Paulo, 1999.
3. Silva A. Percepção dos enfermeiros a respeito do apoio emocional oferecido aos pacientes cirúrgicos. In: Jornada de Enfermagem em centro cirúrgico do Estado de São Paulo, 3. Anais. Ribeirão Preto, 1998.
4. Minayo MCS. O desafío do conhecimento: pesquisa qualitativa em saúde. 3. Ed. São Paulo Hucitec – Abrasco, 1994.
5. Boehs AE, Patricio AMO. O que é este cuidar/cuidando – uma abordagem inicial. Rev. Esc. Enferm. USP. São Paulo, 24 (1), 1990
6. Armelin MV. Apoio emocional às pessoas hospitalizadas. Dissertação de mestrado. Escola de Enfermagem de Ribeirão Preto. Universidade de São Paulo. Ribeirão Preto, 2000.
7. Waldow VR. Maneira de cuidar, maneira de ensinar: a enfermagem entre a escola e a prática profesional. Porto Alegre, Artes Médicas, 1995.
8. Vital ML. Estudo sobre orientação a um grupo de pacientes em preparo para exame hemodinâmico. Dissertação de Mestrado. Escola de Enfermagem de Ribeirão Preto, Universidade de São Paulo. São Paulo, 1984.

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