Conmemoraciones: Ideas Fundamentales de Sigmund Freud

Académico Dr. Carlos Plata Mújica

Este tema es en sí mismo muy complejo dado que sugiere la necesidad de transmitir una síntesis de una obra que se desarrolló a través de muchos años y que si bien surgió de la experiencia personal del investigador inicial se continuó a través de todo el siglo pasado a través de sus discípulos y continuadores.

Es decir sus investigaciones abrieron un campo prácticamente inexplorado que aun hoy continua siendo enriquecido por sus continuadores.

Freud fue un médico humanista que inició sus investigaciones durante los tres últimos quinquenios de mil ochocientos, (1895), que le representaron el paso de ser un investigador de la neurofisiología a enfrentarse con un campo nuevo y que sólo había sido considerado por unos pocos profesores, centralmente franceses, como merecedor de investigaciones.

Estos lo pensaron primordialmente como un fenómeno exclusivo de la psicopatología y desde ese punto de vista inició su estudio que inicialmente culminó en el año 1900 con su libro La Interpretación de los Sueños, (1900) que inició la publicación sistemática de sus hallazgos, y de su interés en la vida mental y que inmediatamente complementó a través de otros diversos tópicos investigados simultáneamente con el nombre paradógico de Psicopatología de la vida cotidiana, (1901). (Lea también: Conmemoraciones: Psicoanálisis y Cultura)

Así mostró que diversos campos también desvalorizados en su significación e importancia por los anteriores investigadores, como los sueños, las equivocaciones, los olvidos, etc. hallaban una nueva vida como elementos de la psicología humana, tanto normal como patológica, y así se rescató su importancia para entender el funcionamiento de la mente como parte de unos mismos sistemas de conflictos que constituyen el psiquismo humano.

Con el deseo de poderles trasmitir su pensamiento debo de ser un tanto impreciso al mostrarles sus principales ideas de acuerdo a cómo las entiendo hoy luego de estudiar su evolución y las aportaciones de sus continuadores.

De lo original y complejo de sus ideas siempre tuvo Freud el conocimiento necesario para también postular una síntesis de sus conceptos que además pudieran expresar sus descubrimientos en un nivel teórico para lo cual creo el término de Metapsicología, (1915), con el ambicioso significado general de “más allá de la psicología clásica” y tendió en ese entonces a sintetizarla en tres, digámoslo así, tres vectores simultáneos, insuficientes y complementarios entre sí, denominados: punto de vista dinámico -o de los conflictos-, punto de vista tópico –o de su ubicación en el campo mental-, y punto de vista económico -o cuantitativo-.

Este concepto de metapsicología al que me estoy refiriendo ha sido mal entendido en años recientes y se le ha atribuido equivocadamente significados que van de una especies de psicología esotérica a un sistema de conceptualización de índole metafísica.

No obstante, los desarrollos en estas investigaciones y conceptualizaciones así mismo han conducido a plantear la sistematización de otros diversos puntos de vista que sintetizan campos de investigación, también en parte desarrollados por Freud, o por investigadores simultáneos o posteriores a 1939, año de su muerte.

En este período al que me estoy refiriendo, entre 1900 y 1915, centró sus investigaciones en temas que fueron centrales para el nacimiento y difusión del psicoanálisis no sólo entre quienes lo emplean sino también en el pensamiento filosófico y artístico y estético.

En primer lugar la postulación de lo inconsciente como una parte de la mente, con funcionamiento extraño a la lógica formal y a sus bases de percepción y origen de la capacidad de simbolización del ser humano, que fundamenta la creatividad tanto de la vida cotidiana como la creatividad del campo artístico.

A esta instancia o lugar de la mente profunda, lo acompañan lo consciente constituido por las funciones de percepción-consciencia y lo preconsciente donde rige la lógica formal y el lenguaje. Lo inconsciente planteó el conocimiento de zonas y funciones muy importantes de sí mismo, que fue tomado como una herida para el equivocado autoaprecio del ser humano que tenía la cultura en ese entonces.

Este enriquecimiento conceptual originó, a través de su difusión, su utilización por los desarrollos artísticos y culturales que tipificaron al siglo pasado. El haber postulado esa región penumbrosa y desconocida para el psiquismo consciente abrió un campo de comprensión de muchos aconteceres y fenómenos del psiquismo humano, principalmente sobre su creatividad.

En este mismo tiempo entre 1900 y 1915 también postuló el estudio de la sexualidad y su desarrollo en el ser humano, desde el principio de la vida, que conmovió especialmente el puritanismo hipócrita de las clases altas del principio del siglo.

Amplió el concepto de sexualidad para considerar la desde el principio de la vida estudiando la sexualidad infantil que se enfrentaba al concepto trivial de la inocencia y estudió su complejidad que abarca tanto las normalidad genital como las diversas clases de perversiones, cuyo origen demostró en las bases infantiles perturbadas en su buen desarrollo.

Postuló la maduración sexual infantil que da origen a procesos de relación conflictual y que está destinada a ser reprimida y superada hasta su nueva maduración en la adolescencia.

Los sueños, o sea la capacidad de soñar, mostró su origen en traumas psicológicos infantiles, como lo son los inevitables deseos no satisfechos. Este concepto de impulso sexual se enfrentaba a unos impulsos egoístas que él llamó en ese entonces del Yo. Como anotación deseo decir que estos impulsos fueron mal traducidos denominándolos como instintos, concepto que empleó muy poco Freud en sus investigaciones.

Alrededor de estos anteriores conceptos estudió lo que hoy acostumbramos llamar “relaciones de objeto” que lo llevó a señalar la experiencia necesaria para un buen desarrollo psíquico. Mostró a personajes centrales de la familia, padre, madre e hijo como una constelación típica de alta complejidad que ya había sido planteada en dos de los grandes dramas de la historia humana, representados a través de teatro de Sófocles en el Edipo Rey y en el Hamlet de Shakespeare. Este drama culminaría en el primer florecimiento de la sexualidad infantil que se produce alrededor de los cinco años de vida.

En una metáfora feliz descubrió al niño que aún existe en el adulto ante todo el niño insatisfecho en sus apetencias y pudo iniciar la teoría del desarrollo psicológico, que hoy se denomina punto de vista genético.

De 1915 a 1925 primero inició una síntesis conceptual de lo hasta ahora postulado que fue lo que denominó metapsicolgía y también por vez primera intentó planteamientos teóricos de la técnica psicoanalítica.

Con anterioridad se puede decir que la enseñanza de la técnica psicoanalítica se lograba principalmente en la experiencia del propio análisis del futuro psicoanalista y a través de los historiales clínicos de Freud que paulatinamente había ido publicando, que tienen otros nombres, pero que en nuestro lenguaje común más conocemos como el Caso Dora, el caso del Hombre de las ratas y el caso del Hombre de los lobos y uno de análisis aplicado que es el estudio de la autobiografía de una perturbación mental grave que denominamos como Caso Schreber y el tratamiento, por Freud, del niño Juanito a través de su padre psicoanalista.

Los ensayos de puntualización de la Técnica Psicoanalítica tuvieron una parecida importancia que la difusión de los ensayos sobre Metapsicología.

Esta síntesis lograda abrió la posibilidad de continuar ampliando y progresando en la evolución del psicoanálisis y al sintetizar las transformaciones que en su evolución había logrado la teoría y técnica psicoanalíticas permitió enriquecer aspectos centrales como la teoría del complejo de Edipo, que como él lo veía es el conflicto de la sexualidad infantil en relación al amor, al temor y al odio que vinculan al niño con sus padres, y también permitió postular la segunda teoría sobre los impulsos, que se conoce como la teoría del Narcisismo, o amor u odio de sí mismo, que abrió la posibilidad de la tercera teoría que manteniendo el concepto de dualidad instintiva, anteriormente entre impulsos sexuales e impulsos del yo, que ahora entraron a formar parte de los impulsos róticos enfrentados a los impulsos de muerte.

Erosversus Tánatos (palabra esta última que no empleó Freud), cuyas vicisitudes de mezcla o fusión y defusión, aceptados por muchos sólo como Eros versus agresión, aún permanecen siendo conceptos centrales.

El centro de su teoría de la técnica lo podemos entender en el fenómeno Transferencial-Contratransferencial inconscientes, repetitivos de la propia historia, que expresa en lo transferencial el vínculo del analizado con su analista y en lo contratransferencial la problemática de la respuesta del analista, posible de ser perturbada, pero también forma de comprender los conflictos tanto del paciente como del terapeuta.

La teoría topográfi ca o tópica con su modelo implícito de espacio mental dio origen a una nueva teoría estructural de la mente constituida por el Yo, el Superyo y el Ello, cada una de estas estructuras representan funciones agrupadas como sus contenidos.

El Yo como las funciones de relación con el mundo externo y con el mundo interno y consigo mismo. El Superyo como la consciencia moral del individuo que tanto prohíbe como impulsa y que para Freud era el heredero del complejo de Edipo, reprimido luego de la primera maduración sexual.

Concepto este que hoy en día tiende a estudiarse como originado desde el principio de la vida y aúna funciones que originalmente fueron postuladas sólo como tardías.

Y el Ello como la expresión de los impulsos básicos y de los imperativos de la herencia biológica. Simultáneamente se amplió el concepto de inconsciente al señalar que esta forma de funcionamiento mental se da siempre en el Ello y en zonas tanto del Yo como del Superyo.

De 1925 a 1936 las publicaciones de Freud tendieron a centrarse en el estudio de análisis aplicado a la cultura, a la historia, a la religión, en especial de Moisés y destacaré su segunda teoría sobre la angustia que pasó de ser el producto del fracaso de la represión de los impulsos a ser una vicisitud específica de la vida emocional del ser humano.

Creo que me he excedido en el tiempo señalado, pero he intentado darles un pequeño compendio de la riqueza de su pensamiento y evolución, que tan importante ha sido para las transformaciones culturales que especialmente se reflejaron en el siglo pasado y son centrales para nuestro futuro personal y cultural.

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