Guerra de los Sexos

Bogotá. Un principio universal –sedimentado a través de la historia- describe sin mayor dificultad la conducta característica del hombre. Sin embargo, en los últimos siglos se ha producido un resquebrajamiento de esa simplicidad para dar una interpretación peculiar a las conductas y tendencias del sexo masculino. El estereotipo del hombre macho tiene las siguientes connotaciones: más fuerte, más inteligente, más valiente, más responsable, más creador, más impaciente, más enérgico, más apasionado, más variable, más polígamo, más racional, más intrépido, más agresivo y activo y –por consiguiente- más poderoso. Por efecto de la transición cultural y de la sociedad industrial, estas características típicas han sido consideradas como un opuesto por el movimiento feminista de las décadas recientes. La guerra entre los sexos llevó a la elaboración de un modelo unisexo -utópico y abstracto- en donde confluyen las diferencias entre los dos géneros. Según Gilles Lipovetsky, este feminismo de los años sesenta desestabilizó las oposiciones reglamentadas y confundió las diferentes estables. Se trata de un concepto más occidental y proviene de la defensa racional a la mujer.

Pero –según Elizabeth Badinter en su obra XY, la identidad masculina- el hecho de que tal cuestionamiento provenga esencialmente de los países angloamericanos se debe probablemente a que esta es una civilización que siempre ha estado obsesionada por la virilidad como lo prueba su historia, su arte y su cultura. La reivindicación de la mujer en estos países construye una imagen de mujer castradora y así provoca la necesidad de mostrar la virilidad de los actos- sea como sea- para defenderse de la castración… de allí la historia de las sociedades patriarcales –o las matriarcales- que tienen como referentes a los dos sujetos, el hombre o la mujer… la sociedad igualitaria que se pregona hoy no se basa en que la mujer sea más masculina o el hombre más femenino, sino en un equilibrio entre derechos y deberes de los dos sexos.

Sánchez Medina G. Identidad sexual, una visión biopsico-social. 2005.

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *